jueves, 9 de abril de 2009

EL SISTEMA JUDICIAL, UN SUEÑO GUAJIRO. ----PAQUITA----

Las diferencias entre el sistema judicial mexicano y los de otros países. En México, es posible que el ex Secretario de Gobernación sea indultado por un operativo encaminado a la matanza sistemática de estudiantes como una forma de “antiterrorismo” mal entendido; en Perú en cambio, se confirma la condena de Fujimori, el expresidente bajo cuya administración también se asesinaron estudiantes, con el mismo pretexto. Y el sistema judicial mexicano es tan tremendamente negligente que se vertieron argumentos como: “no, pos es que los testigos están muertos”, o “él ni se enteró”. En México, esto ya ni es un escándalo nacional; este carcamán ha evadido lo suficiente a la justicia como para alcanzar a disfrutar los placeres de lo que le restaba de vida, de milagro no lo condenaron en la tumba.

En México, el sistema judicial dicta que los policías que participaron en el operativo de Atenco, un verdadero marranero y afrenta a la dignidad humana, no son dirigidos por nadie; hacen lo que quieren cuando se les ocurre. Diosito nos libre de pensar que esta fue una acción de estado coordinada y cuidadosamente ejecutada por otras autoridades. En cambio, en el tribunal internacional para Rwanda, se acaba de condenar a un ex capellán de las fuerzas armadas de Rwanda por alentar, estar presente y ordenar la matanza de civiles tutsis.

En México, también persiste el feminicidio como un hecho conocido por todos, vox populi. Los cómplices están ahí a todas luces presentes y la (in)justicia mexicana parece estar más interesada en cubrir los crímenes en favor de personajes poderosos que en trabajar para quienes les pagan sus salarios.

Oh sí, la justicia mexicana es como el mundo al revés, y son profundamente insultantes los argumentos que sirven de sustancia a la persistencia de la impunidad. En esta mágica tierra cada quien se rasca con sus propias uñas y se salva como puede, ya que el Estado, no sólo en cuestión de actividades económicas, sino también de justicia y protección a las garantías individuales, ha renunciado al cargo por el que aún le pagamos. Completamente corporativista y cooperativista y copulista (aunque se oiga gacho), el sistema judicial sirve para salvaguardar la impunidad como uno de los ejes rectores de la haraganería mental y de acción en que se han enconchado aquellos que se adjudican el derecho único de participar en cuestiones políticas; la rimbombante y sucia burocracia.

Espectros, pongamos a volar la imaginación. Traigamos espejotes curvos y pongámoslos frente a la suprema corte de (in)justicia de la nación –así con minúsculas-. Que entre esa deformación óptica podamos ver el sistema judicial que merecemos, que vuele nuestra imaginación y creamos por un momento nuestro sistema judicial es, ya de menos, tan avanzado como el de algún país civilizado y rico… como el de Perú (¿?).

En fin, que jalen muchos pies esta noche.

No hay comentarios: