Señor director:
¡Qué pena!, ¡qué pena, señor Rodríguez Castañeda, que haya dado usted contestación a López Obrador en
forma tan injusta y descortés como lo hizo! Me refiero a la carta que, publicada en Proceso 1698, dirigió al
tabasqueño cuando él respondió a una nota relacionada con los dichos de Carlos Ahumada sobre sus
encuentros y/o reuniones de “negocios” con AMLO.
¿Por qué considero injusta la respuesta de usted a la carta del excandidato a la Presidencia? Simplemente
porque usted pretende exhibir ante los lectores de Proceso (que somos muchísimos) y ante los seguidores
de López Obrador (que somos muchos más) como a un mentiroso o un cobarde.
Señor director: Si AMLO afirma algo, es porque es la verdad, máxime si se trata de defenderse de una falsa
relación con un individuo de tan baja calidad moral como el citado señor Ahumada. AMLO, en cambio, es
una persona de una integridad a toda prueba y, como político, el mejor y más humano de todos los políticos
de México de ayer y hoy. Un hombre admirable y valiente que ha hecho mucho bien a nuestro país y a su
gente, sobre todo a los más pobres y vulnerables ante las injusticias, los malos tratos y la marginación
impuestos por gobernantes corruptos y deshumanizados.
¿Por qué califico yo su contrarréplica, señor director, como injusta, descortés y un tanto arrogante? Pues
porque una persona como López Obrador no merece ser tratada en la forma que usted lo hizo.
Así mismo, permítame preguntarle: ¿Por qué recrimina y se ofende tanto por el hecho de que AMLO
califique de “duendes” a algunos redactores de Proceso? Recuerde: “duendecillos” los hay en todas partes
(existen “en las mejores familias”); además, no es tan malo ser duende, ya que, según la literatura
fantástica, son pequeños seres inofensivos. (Claro que hay algunos muy malos y otros solamente traviesos.)
En suma, está por demás tanto enojo por algo que es tan obvio para el propio AMLO y para todos los
lectores de Proceso. A saber, que ésta es una de las mejores revistas de México, por su alta calidad de
forma y contenido; que cuenta con excelentes redactores, de la talla de don Julio Scherer y de los señores
Granados Chapa, Carlos Monsiváis y Enrique Semo, así como con los mejores caricaturistas de México,
como Helguera, Hernández y Naranjo. La lista completa sería interminable.
Atentamente
Profesora Laura Rivera Castillo (y familia)
Distrito Federal
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