miércoles, 13 de enero de 2010

Primero arrestan y luego averiguan -- Editorial EL UNIVERSAL ((Conclusion: Calderon recontra autoritario!!))

La principal diferencia entre los países autoritarios y los democráticos es que los primeros usan el garrote y luego justifican su acción bajo el discurso de la legalidad, mientras que los segundos utilizan la fuerza únicamente para defender la ley quebrantada. México puede caer en la tentación del autoritarismo si, con el pretexto de acabar con el crimen, usa la fuerza primero, para después averiguar si la justicia se ajustó al golpe.

El gobierno federal tomó la determinación de combatir a la delincuencia organizada con el Ejército porque no había autoridad civil capaz de hacer frente al hampa, sólo así pudieron recuperarse, o disputarse, territorios enteros que habían sido conquistados por el narcotráfico. Sin embargo, a más de tres años de esa estrategia, siguen sin funcionar las instituciones civiles cuya debilidad propició el uso militar.

Cada día que pasa se recaban más testimonios, más hechos que prueban el menosprecio con el que se ha tratado al estado de derecho. No existen policías de investigación a juzgar por la impunidad en más de 98% de los delitos cometidos, incluidas 17 mil ejecuciones contabilizadas desde hace cinco años. Poco o nada se ha emprendido para transformar la situación, particularmente en los estados de la República.

México tampoco cuenta con jueces y tribunales capaces de combatir a las mafias de mayor poder corruptor. Una debilidad más acentuada, otra vez, en las entidades, donde corresponde juzgar a la mayor parte de los homicidios. También se adolece de Ministerios Públicos comprometidos con las víctimas, obligados a la investigación rigurosa y blindados ante el dinero ilegal. En suma, sin policías, jueces ni Ministerios Públicos profesionales no hay estado de derecho. Si confiamos el destino de la nación solamente al Ejército será mejor que a los demócratas los agarren confesados.

La prueba del diagnóstico está en la distancia que hay entre la altísima cantidad de criminales perseguidos frente al bajo índice procesados. Ejemplo de ello es la Operación Conjunta Chihuahua, donde se dice haber resuelto casi 900 homicidios con la detención de 36 personas, mientras que ante el Poder Judicial hay cargos sólo en 63 casos y únicamente en contra de 14 de los aprehendidos.

Dentro de algunos años más habrá una valoración pública y social sobre la guerra contra el crimen. Si se mantiene una estrategia en que el fin justifica los medios el juicio será, muy probablemente, negativo. En cambio, si en su guerra contra la delincuencia el Estado mexicano se dedica a fortalecer a las instituciones —en lugar de hacerlas a un lado— podrá asegurar sin remordimiento que el remedio no fue más tóxico que la enfermedad.

comentario
Desafortunadamente esa es la realidad, un conocido estuvo arraigado 1 mes lo culpaban de asesinato, por el arraigo perdió su trabajo y reprobó el semestre ya que estudiaba y trabajaba, lo agarraron debido a una confusión despues de casi 30 días lo sacaron al estimar que nada tenía que ver, ni siquiera el usted disculpe, pero por lo mientras fué impedido de su libertad, le arruinaron su escuela y lo quemaron en el trabajo. Maldita corrupción de la justicia mexicana.

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