sábado, 13 de mayo de 2017

Peor que #Huachicoleros, la crisis en Tierra Caliente

@alexiabarriosgsáb 13 may 2017 15:01
 
  
 
“¡No queremos militares en La Gavia!”
“¡No queremos militares en La Gavia!”
Foto propiedad de: Alexia Barrios


Justo este mes de mayo llevo once años denunciando la colusión de autoridades y narcotraficantes y exigiendo a México y el mundo, el rescate de la Tierra Caliente de Guerrero, Michoacán y Estado de México. Años de alertar el clima de descomposición social provocado por grupos delincuenciales locales (políticos y otrora marihuaneros), nacionales como los Beltrán Leyva, Zetas, CJNG y La Familia; e incluso, de alcances internacionales como la conexión con ex guerrilleros y ex paramilitares colombianos y centroamericanos. Años de silencio, omisión y desatención que conforme pasa el tiempo va creciendo como bola de fuego, que estalló mundialmente con Iguala y los 43 normalistas,  pero que la hiedra venenosa no está muerta, y esta semana, apenas dio una pequeña muestra del impacto regional que tiene una acción ¿paramilitar?
“¡No queremos militares en La Gavia!”, gritaron ayer gente en resistencia en los bloqueos de Arcelia y San Miguel Totolapan: “¿Para qué los queremos ahora, si desde hace ocho años estamos pidiendo y nunca hicieron caso?”, gritó una mujer desesperada. El alcalde perredista Juan Mendoza Acosta, varias veces señalado de haber pactado con alguno de los grupos delictivos que se disputan la plaza, tirada acusaciones para todos lados sin saber si impedir o alinearse a las fuerzas federales. Mientras, la dirigencia de su partido, el PRD, volvía a lavarse las manos y señalando vacío de poder, cuando la población acusa directamente a ellos de haberse sometido a los narcos a cambio de candidaturas y posiciones a modo.

Lo que pasó durante más de doce horas en San Miguel Totolapan es consecuencia de la guerra intestina de lo que fue el poder de la otrora Familia Michoacana. Este municipio, junto con Ajuchitlán del Progreso, Teloloapan, Arcelia, Tlalchapa y Tlapehuala son claves para un delincuentes que eran comandados por el otrora poderoso José María Chávez Magaña, “El Pony”, un capo más peligroso que “la Tuta”, que gozó de la protección de “la hermandad” de la policía mexiquense y que tenían controladas “bases sociales”, “halcones”, una radiodifusora pirata, taxistas y transportistas en los municipios del sur del Estado de México de Tlatlaya (sí, el hecho tan difundido estos años tuvo que ver con El Pony), Tejupilco, Bejucos, Luvianos, Acatepec, Temascaltepec y Zacazonapan. Ellos son expertos en campañas “sociales” contra las fuerzas federales, hacen narcobloqueos, denuncian violación a derechos humanos y les ha dado por imitar el modelo de “autodefensas”.
A la caída de “El Pony”, el 2 de julio de 2014, vinieron una serie de acciones de campaña contra el Ejército, policía federal y Marina, coordinador por Jonhy Hurtado Olascoaga, “El Pez”, quien tomó el mando del grupo delictivo. A él, o él mismo, según ha confiado un agente infiltrado en el grupo delictivo conocido como “Los Tequileros”, fue quien organizó la campaña de filtraciones contra las fuerzas federales.
Cierto o no, el 19 de septiembre 2014, la revista Esquire, de Televisa, publicó un inusitado reportaje en el que se ofrece el testimonio de una testigo (“Julia) de lo ocurrido en Tlatlaya, en el cual refutó que la mayoría de las víctimas hayan muerto durante un enfrentamiento. La testigo “Julia” relató que aunque 21 de las 22 víctimas se habían rendido, los soldados los mataron luego de interrogarlos. Aquí los audios:
El 23 de julio de 2014, para reforzar la campaña, taxistas “halcones” al servicio de “El Pez”, encabezaron un bloqueo de taxistas y transportistas en el tramo de Arcelia de la carretera Iguala-Ciudad Altamirano, para exigir la salida del Ejército.
Al día siguiente, el 24 de julio, similar a Arcelia, y también atizados por “El Pez” y su hermano Alfredo Hurtado, “El Fresa”, un capo despiadado, obligaron a pobladores, taxistas y transportistas, bloquearon por varias horas y en tres días de manera intermitente, la carretera Toluca-Ciudad Altamirano en los tramos Tejupilco, Bejucos y Luviano.
La revista Proceso, que a veces olvida este tema, lo publicó así:  http://www.proceso.com.mx/377954/mexiquenses-bloquean-carreteras-exigen-salida-de-la-marina
De vuelta a San Miguel Totolapan, tres años después de los hechos antes relatados, después de que “El Pez” y su hermano “El Fresa” comenzaron a imponer al PRD estatal la lista de candidatos, según una fuente de inteligencia, uno de los lugartenientes de éste, Reynel Jacobo, en alianza con un cacique ligado al PRI y a empresarios mineros, exigió su cuota de poder y al negársele, le declaró la guerra al “Pez” y estuvo a punto de ganarle la guerra al grado de hacerlo huir de Guerrero, herido de muerte, según informaron pobladores.
 “El Tequilero” y su grupo han venido secuestrando y matando mucha gente pobre a la que han despojado de tierras y ganado en la región. Su mudus operandi sirve para que entren mineras o narcos a comprar la tierra de los desplazados. A la población pobre y de trabajo, sean profesores, campesinos o comerciantes, Reynel Jacobo les cobra cuotas, a los comerciantes les exige pagos y a los que transportan gente también. A peso por cada pan Bimbo, por ejemplo al de la tiendita. Un grupo despiadado el de los “tequileros”. 
Pero regresaron “El Pez” y “el Fresa” por sus fueros; hay informes de inteligencia de que hablaron con líderes locales para comenzar a operar un foco de resistencia social con la organización “Movimiento por la Paz y la Justicia” para avanzar por Totolapan, Arcelia y Ajuchitlán.
De hecho, en las refriegas de los últimos dos días, dos sicarios de “La Familia” murieron en los enfrentamientos: Jaime López Martínez, “El Pizarón”, y Ramiro Bahena Urieta, “El Güero Pelayo”, como lo reportó el portal DENUNCIASACAPULCO
Hoy hay tres grupos fuertes en la región; pero dos son los grupos delictivos que se disputan el corredor minero y de siembra de amapola de la Tierra Caliente (Ajuchitlán, San Miguel Totolapan, Teloloapan y Arcelia): “Los Tequileros”, encabezados por Reynel Jacobo Almonte, y el último reducto de La Familia Michoacana, encabezados por los hermanos Johny Hurtado Olascoaga, “El Pez”, y Alfredo Hurtado Olascoaga, “El Fresa”.
Desde diciembre del año pasado se rumoraba, sin confirmar, que “El Pez” habría muerto y que su hermano, Alfredo Hurtado “El Fresa”, habría decidido vengar la muerte de su hermano y tener el control de toda la región incluso disputarle la plaza a Francisco Maldonado Bustos (a) “Chico” y su hermano Rodolfo Maldonado Bustos y/o José Pineda Pineda y/o José González Pineda alias “Don José”, quienes tienen el control de la Tierra Caliente en los límites con Michoacán.
En información ambiental de agentes infiltrados en la región, se tiene detectada presencia de personas de otras nacionalidades al servicio de los grupos delictivos, una colombiana (a) “La Reina” y sicarios de origen centroamericano, probablemente guatemaltecos y hondureños. Varios de los cientos de cuerpos sin reconocer en los forenses de Guerrero, pertenecerían a centro o sudamericamericanos, los parias del narcotráfico, que serían reclutados a fuerza o se emplearon por sí mismos.
De este tamaño es la crisis que está por rebasar a Guerrero, Michoacán y Estado de México. Mucho, mucho más grave que lo que sucede en Puebla con los Huachicoleros y que requiere una acción coordinada, integral y de suma de muchas voluntades para quitarle el poder al narco.

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