martes, 17 de octubre de 2017

Ciudad Perdida
El PRD y su última carta
Urgen definiciones
Dos candidatos en su haber
Miguel Ángel Velázquez
L
as definiciones en el PRD de la Ciudad de México deben suceder ya, el próximo jueves para ser exactos, y esta vez los amarillos se juegan, seguramente, su última carta para seguir con vida política en esta capital.
Tampoco hay mucho que pensar; sólo hay dos nombres en la urna, el de Alejandra Barrales y, seguramente, el de Ricardo Monreal. Ni el PAN ni ninguna otra organización de las reclutadas en la alianza de la ignominia tiene a una mujer o a un hombre listos para competir.
El golpe que sufrió la militancia amarilla después de que su dirigencia se inclinara por una alianza con la derecha fue más que brutal, y ahora ya no hay cabida para una nueva desbandada: la militancia que queda, la que no tomó ninguna otra bandera, habrá de abandonar las luchas partidistas si siente que sobre sus espaldas se clava, otra vez, la daga de la traición.
Decimos esto porque después de platicar con algunos militantes de esa organización queda claro que ya no habrá reclamos ni pataleos, simplemente votarán por alguna otra opción o engrosarán las filas del abstencionismo, que promete lograr la mayor cantidad de ciudadanos en su favor.
Por eso es que no pueden fallar; no hay lugar para las equivocaciones, y una de ellas, tal vez la que más les pese, la que silencie el voto de la militancia que queda pero que muchos esperan, es que se dé una encuesta entre Barrales y Monreal, con todo lo que esta trampa significa para la perredista.
Y es que el cuento ya nos lo sabemos: si Monreal no gana dirá que la encuesta fue truqueada, que él ganaba en todas las encuestas que él mandó hacer, y claro, que él pagó, y volverá a la canción del martirologio con el mismo tono que ya le hemos escuchado; pero si gana, la militancia –que seguirá acudiendo a los mítines en las calles y a los auditorios– cobrará con la indiferencia total tal agravio.
Eso es lo que se juega el PRD, que, por otro lado, el jueves nos podría salir con un método en el que se descarte a Barrales y se imponga a Monreal, quien, hasta donde nos dicen, es hora que no acepta ir a una encuesta, tal vez porque no quiere volver a la balada del mártir, tal vez porque ya habló con alguien y tiene la candidatura asegurada, sólo para alimentar el ego, porque lo resultados serán desastrosos.
Total, el jueves será un día importante para el PRD que, desde luego, ha perdido la brújula y no encuentra el camino que lo retorne a los días de dominio casi absoluto en la capital. En fin, desde todas partes se augura una gran caída del PRD, y éste hace todo lo posible para que así sea.
De pasadita
Eso de que los constructores paguen a quienes certifiquen la calidad de sus obras es como el caso de los políticos que pagan las encuestas en las que ellos salen ganadores. Lo malo es que en el caso de los directores responsables de obra (DRO) el resultado de una mala evaluación o de corrupción es la muerte.
Un caso significativo es el del edificio de Ámsterdam número 7, en la colonia Hipódromo, que no obstante todas las fotografías que muestran su deterioro, de que hoy está acordonado y no se puede pasar frente a él, de que es el culpable de que no exista circulación vehicular por la calle, los que saben de construcciones opinan que sí, que el edificio, que tiene más pisos de los que se permiten en la zona, es habitable.
Grave será que, como ya ocurrió en otros inmuebles de la colonia Hipódromo, a este se le dé el permiso para ser habitado, y en el futuro todos nos demos cuenta de que no era, dadas las condiciones, más que una trampa mortal, y la impunidad campee otra vez por el corredor de la Condesa.

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