miércoles, 17 de enero de 2018

El Despertar
Es 28 de diciembre de 2023. El Lic. Luna esperaba delante delmostrador de facturación de un hospital. Dos semanas atrás habíadespertado de un coma causado por un accidente de tráfico ocurridodurante las revueltas del año 2012, cuando se dirigía a su casa. Nadarecordaba desde entonces y esa misma mañana le habían dado el alta.Esperó pacientemente para que le devolvieran sus efectospersonales (cartera, documentación, 15000 pesos y poco más) y alfinalizar la administración le aconsejó regularizar su documentación, ytramitara su DIU ya que era preciso para cualquier gestión, el Lic.Luna sonrió y le dijo:- señorita ¿cómo pretende que me ponga undispositivo para no embarazarme?
 – 
la encargada de la administraciónno le hizo caso y el indicó que el DIU era el Documento de IdentidadUniversal y le señaló que todas las gestiones administrativas secentralizaban en una única ventanilla e incluso le informó de queexistía otra posibilidad,- por cierto ya en desuso-, concretamente era lautilización del chip craneal. La administradora le explicó que al inicio
era lo más “cool”, el ciudadano podía interactuar con la
Administración a través del pensamiento sin necesidad de moverse de
 
 
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casa y de modo mucho más completo y rápido que a través de internet,recibía notificaciones por medio de hologramas que se proyectaban enla retina. Al principio había un universo de posibilidades, pero en lasegunda remesa de chips hubo fallos, generando problemas de cegueraal proyectar imágenes de colores imposibles y/o sordera, ya queemitía impulsos al nervio auditivo superiores a los 150db. Pero lo peorestaba por venir, y es que desde el año 2019 el Estado vendía los datosde sus ciudadanos al mejor postor, incluyendo la frecuencia telepáticade cada chip craneal, siendo éste un capítulo importante de losingresos en la guerra contra el déficit (que iba ya por el onceavo año).De este modo, algunas compañías, especialmente en el sector delas telecomunicaciones, enviaban a través de robots cientos demensajes a los pobres ciudadanos que no tenían forma de desconectarel chip.Hubo un caso de un señor que recibió 20,160 mensajes durante7 días, cada 30 segundos, de la compañía Telecom. Finalmente optópor sacarse el chip con una cucharilla de postre a través del oído. Loconsiguió, pero a un costo horroroso. A partir de entonces se prohibió
 
 
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enviar mensajes con una cadencia inferior a los 60 minutos paragarantizar la supervivencia del sujeto.Después de todas estas explicaciones el Lic. Luna se dirigió a laDirección General de Asuntos Varios, que tenía una sede cruzando laacera a escasos metros del hospital.Se cargó de
valor y pensó “malo será que siendo abogado
yMagistrado del Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federaciónno pueda resolver cuestiones tan nimias como
un poco de papeleo” y
encaró la puerta de la Dirección General con total decisión.Una vez dentro se vislumbraban dos puntos de atención, condos epígrafes diferenciados
Asuntos que pueden generar un
 beneficio económico al Estado” y “Otros”.
Lic. Luna entendió que sucuestión era normal
y, por tanto, optó por dirigirse a “Otros”. Allí, casi
sin esperas, pudo ser atendido en el puesto 27, donde un afable Jaimele seña
ló “¿Qué puedo hacer por usted?”.
 Pues mire
 – 
relató el Lic. Luna-, he pasado por una difícilsituación y quería regularizar mi documentación, empezando por mi

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