Jessica Offer y su esposo CJ llevan 10 años de matrimonio. Ya tenían una familia armada, una relación sólida y muchos proyectos para el futuro. Hace unos años, descubrieron por curiosos acontecimientos que estaban pasando en su familia, una noticia que ninguno de los dos sospechaba: CJ a sus 33 años, tenía autismo.
Eso les cambió la vida y muchas incógnitas que tuvieron durante tantos años de matrimonio, tuvieron sentido. La historia de cómo ambos descubrieron que CJ tenía autismo y cómo su amor no disminuyó ni en lo más mínimo es realmente inspiradora.
“Habíamos estado juntos por 7 años cuando lo descubrimos. Siete años de estar enamorados, de ser padres y vivir juntos. Sólo habíamos pasado 3 noches separados el uno del otro. De pronto, todas las piezas comenzaron a calzar. Las razones detrás de sus descompensaciones sociales o el haber querido salir fuera solamente un fin de semana, estaban cobrando sentido. Incluso la forma específica en que le gustaba organizar la despensa (hey, ¿quién era yo para interrumpir dicha metodología hermosa?). Nos reímos mucho sobre las cosas a las que nos habíamos adaptado sin darnos cuenta”.
Su relación siguió siendo igual de perfecta que antes. El diagnóstico los hizo aliviarse y poder entender mejor algunas reacciones. Jessica está segura de que quiere estar junto a CJ, lo conoció teniendo autismo y se enamoró de todos esos detalles. Adora la forma en que ve el mundo, que pueda arreglar todo lo que se descompone, su atención a las cosas pequeñas y su comportamiento con otras personas.
Ella se ha dado cuenta de que lo que más le fascina de él son esas características que podrían derivarse del autismo. Y está bien que sea así.
“El autismo no cambió a mi esposo. Él siempre ha tenido autismo, y es lo que lo hace ser quien es”.