martes, 1 de febrero de 2011

Editorial EL UNIVERSAL Congreso que sí dé resultados

Hoy, los legisladores federales reinician actividades. Llegan con muchos pendientes, así como con hondas diferencias y agravios entre sí. Sin embargo, por muy apasionado que sea el debate nacional, ninguno de estos factores debe impedir que las fuerzas políticas lleguen a consensos en temas fundamentales para el desarrollo del país.
Con madurez y responsabilidad, las bancadas parlamentarias han de hacer a un lado sus enconos en beneficio de las reformas urgentes y han de evitar el uso de la agenda legislativa como moneda de cambio para temas externos, como los electorales.
En el trabajo del Congreso de la Unión, dominarán asuntos como la reforma laboral, ley antimonopolios, autonomía del Ministerio Público, combate al lavado de dinero, nuevo esquema fiscal y selección de candidatos para ocupar las plazas vacantes de consejeros del IFE y de ministro de la Suprema Corte. Todos son asuntos fundamentales para el buen funcionamiento del Estado y para los cuales sobran diagnósticos. No hay pretextos válidos para decir que “no hay condiciones” de sacar los acuerdos necesarios.
Los legisladores argumentan con frecuencia que pese a la carencia de grandes reformas, ellos sí trabajan; que a lo mejor no se nota mucho porque la mayor parte de su carga laboral está en comisiones. Pues bien: hoy no basta con trabajar mucho en la oficina, sino de sacar adelante leyes, reglamentos y nombramientos de importancia con votaciones en el pleno.
Es por todo lo anterior que en este periodo ordinario de sesiones, los legisladores tienen el reto de tomar decisiones de cara a la sociedad sin descalificar las propuestas del contrario, únicamente para evitar que otros “se cuelguen la medalla”. Menos insultos, menos división por cuestiones partidistas, por agravios del pasado o deseos de hacer quedar mal al contrario es lo mínimo que se les ha de pedir.
Los partidos temen a las repercusiones electorales de las reformas. Sin embargo, bajo esa misma lógica, tendrían que apostar más a los resultados que a la parálisis. En los últimos 15 años de pluralidad política, la sociedad no ha percibido beneficios tangibles. Las encuestas de insatisfacción con la democracia nos ubican por debajo del promedio latinoamericano. A los partidos en general no les conviene tal escenario.
Ninguna fuerza política tiene mayoría en el Congreso por sí sola. Están obligadas a dialogar, a no tomar actitudes extremas, ni a sabotear o dejar fuera de la discusión a nadie. Hubo elecciones en Guerrero la semana pasada y habrá este domingo en Baja California. Siempre tendrán los políticos motivos electorales para reñir, y la ciudadanía no tiene porqué ser rehén de esas disputas. La pregunta es: ¿Será ésta la Legislatura que lo comprenda? Así tiene que ser.

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