martes, 1 de febrero de 2011

#ternurita @M_Ebrard y su candidatura en 2012-- Federico Arreola

A las 7 de la mañana con 16 minutos de este martes recibí el siguiente mensaje por twitter: "@ileanau: @FedericoArreola está viendo a @m_ebrard con @CarlosLoret ? para él de plano no existe otro candidato que no sea él #ternurita".


Anoche, viendo las fotos en las que, en los diarios de ayer lunes, apareció Marcelo Ebrard Casaubón abrazando a Ángel Aguirre en Guerrero, me comentó un político que fue amigo de Luis Donaldo Colosio: "Marcelo, como Camacho en el sexenio de Salinas, ya perdió piso".


En agosto de 1993 acompañé a Luis Donaldo Colosio a Chiapas, específicamente a los municipios en los que, meses más tarde, aparecería el zapatismo. De regreso, en el avión Donaldo me comentó que se sentía cansado y que iba a batallar para estar atento en una cena a la que iría inmediatamente después de aterrizar, si la memoria no me falla, con el historiador Enrique Krauze, el periodista Ramón Alberto Garza y el empresario Adrián Sada.


El cansancio de Colosio me dio la idea de publicar una columna, en El Norte, diciendo que él estaba así porque sabía que no tenía posibilidades de ser candidato frente a Manuel Camacho. Juro que se trató de una especie de experimento psicológico. Pensé que si Camacho leía mi escrito, lo iba a interpretar, por mi cercanía con Luis Donaldo, como una verdad absoluta: Colosio se sentía derrotado.


Tal cual ocurrió. Camacho, a quien yo no conocía, me buscó. Acordé tomar un café con él, que era regente del Distrito Federal, en unas oficinas que tenía por el rumbo de Observatorio. Otra persona participó en la reunión, su entonces secretario particular, un hombre de Monterrey, Javier García Ávila.


Manuel Camacho me dijo, de inmediato, que yo le dijera a Colosio que no se preocupara, que él, Camacho, le iba a dar a Donaldo la secretaría de Gobernación. Así de loco.


Obviamente Camacho no tenía la menor idea acerca de lo que estaba pasando en aquel proceso sucesorio, como quedó evidenciado meses más tarde cuando no obtuvo la candidatura presidencial del PRI.


En aquella conversación, la primera que sostuve con Manuel Camacho, este hombre, que había perdido el piso, ni siquiera como un supuesto aceptó la posibilidad de no ser candidato a la presidencia de la república. Varias veces le pregunté: "Bueno, ¿y qué harías en el muy improbable caso de no ser candidato?". En todas las oportunidades respondió: "Imposible que ocurra. Yo seré el candidato, sin lugar a dudas, para eso estoy trabajando, y es lo que pasará".


Salí de la oficina de Camacho pensando que el a la sazón regente del Distrito Federal estaba si no loco, de alguna manera chiflado. Ya sabía yo que en esa monomanía andaban sus colaboradores, entre los que ocupaba un lugar de privilegio don Marcelo Ebrarad Casaubón, @M_Ebrard para los amigos de twitter.


La historia se repite. Hoy el convencido de que será candidato es Ebrard. Pues, por mí, que lo sea. Si quiere y puede que se haga de la candidatura del PRD, de Convergencia y hasta del PAN si prosperan sus negociaciones con Felipe Calderón. (No incluyo al PT que ya tiene candidato: AMLO).


Pero Ebrard, que ni se engañe, no será candidato del movimiento de resistencia encabezado por Andrés Manuel López Obrador.


Los apoyos políticos son endosables a veces, pero no siempre. Y los ciudadanos, millones de mexicanos, que durante años han dialogado con AMLO en todos los rincones del país no aceptarían, ni siquiera si lo pidiera el propio Andrés Manuel, apoyar a otro político. Nomás faltaba haber perdido el tiempo resistiendo durante todo el sexenio de Calderón para acabar votando por más de lo mismo, aunque se presente con colores de "izquierda".


Conozco a Andrés Manuel y sé, está hablado, que su movimiento va al 2012 para buscar la transformación profunda del país, no solo para dirigir un gobierno más o menos eficaz.


Pero en el improbable caso (suponiendo sin conceder, dicen los abogados) de que Andrés Manuel me dijera: "Federico, ya lo pensé, hay que apoyar a Marcelo", yo le contestaría: "Pues apóyalo tú, Andrés, y que te vaya bien; yo tengo mejores cosas que hacer".


Para mí Ebrard es lo mismo que Camacho, y Camacho es lo mismo que los chuchos, y los chuchos son como Calderón, y Calderón es igual a César Nava, y César Nava es en esencia idéntico a Moreira, y Moreira es otro Peña Nieto, y Peña Nieto es un clon de Javier Lozano, y Javier Lozano es intercambiable con Manlio Beltrones, y Manlio Beltrones es otro Creel, y Creel es como Ebrard que es lo mismo que Camacho...


Solo veo a un político distinto: López Obrador. No veo a ningún otro dispuesto a cambiar de fondo al sistema político mexicano. Así que si AMLO no va, yo tampoco. No perdería mi tiempo en proyectos electorales que nada van a cambiar. Ni siquiera votaría. Y creo que millones en el movimiento de resistencia pensamos lo mismo.


Ya en el extremo de los supuestos absurdos, si en 2012 tuviera que elegir, en la casilla de votación, entre Ebrard, Peña Nieto y Javier Lozano, pues a la mejor hasta le daría mi voto a Lozano. Así de deprimido me sentiría. Digo, ya anduvieron Ebrard y Lozano apoyando a los mismos candidatos donde ha habido alianza PAN-PRD.


Y si en la boleta las únicas opciones fueran Peña Nieto y Ebrard, pues recurriría a un clásico de las elecciones mexicanas: votaría por Cantinflas y añadiría ahí mismo, con pluma, a Joaquín Pardavé como secretario de Gobernación.


Y que los políticos profesionales buenos solo para la grilla se vayan mucho a la mierda. Es decir, conmigo no van a contar para seguir destruyendo a México.

No hay comentarios: