martes, 31 de mayo de 2016


Acosados por las tropas de Calleja, ante un poder virreinal que parecía invencible y en circunstancias angustiosas y deplorables, los insurgentes encabezados por Morelos plasmaron en la Constitución de Apatzingán la libertad de la América Mexicana, la soberanía popular, la división de poderes, la abolición de la esclavitud, la igualdad para todos, el principio de presunción de inocencia.
En medio de un país arrasado y sobre las ruinas institucionales del porfiriato, los constituyentes de Querétaro se atrevieron a imaginar la educación libre y gratuita, las leyes agrarias, los derechos laborales, la soberanía nacional sobre los recursos del territorio.
En una constitución no se retrata el Estado que hay sino el que sueña la sociedad. Es la pista de aterrizaje para las utopías.
Votaré por las y los candidatos de Morena para que plasmen mis sueños en la primera constitución capitalina.

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