Viernes 21 de enero de 2010. Se desata una balacera entre sicarios y militares en San Luis Potosí. Los sicarios se pertrecharon arriba de un cerro mientras disparaban contra los soldados abajo, en la carretera Matehuala-San Luis.
Los sicarios murieron en la refriega--que al parecer duró un buen tiempo. Pero lo curioso del caso fue la estrategia de atacar desde lo alto de un cerro. Uno de los pricipios de la guerra es precisamente el atacar desde la posición más alta para tener ventaja estratégica.
Sábado 22 de enero de 2010. La policía de Tula, Hidalgo, recibe una llamada alertando de un supuesto encajuelado en un vehículo en la carretera Tula-Tepeji. Al llegar a revisar el auto, éste estalla. Era un coche bomba donde, además, dejaron un narcomensaje.
Lo curioso del caso es que los narcos dejaron botes de gasolina en el auto para aumentar la explosión.
¿A eso está llegando la "guerra contra el narco"? ¿A la narcoinsurgencia?
Diran los panistas y los priistas: "Es que el narco está desesperado por los duros golpes que han recibido".
Lo dudo.
Si el narco estuviera desesperado, sus estrategias serían menos elaboradas. No es un acto de desesperación el ponerle botes de gasolina a un coche bomba. Es un acto muy, pero muy cuidadosamente planeado.
Llama la atención, eso sí, que tanto el caso de SLP como el de Tula hayan sido en carreteras, alejados de zonas residenciales, donde el daño tanto físico como mediático es menor. En cambio, las balaceras que se desatan por operativos del ejército suelen ser en zonas residenciales donde sí se desata el caos. En Monterrey, por ejemplo, una balacera entre sicarios y militares dañó varias casas con los balazos.
¿Quién está más desesperado? ¿El que se lleva los ataques lejos de la población o el que los desata sin importarle que está en una zona residencial?
La "guerra contra el narco" de Calderón no funciona. Y además está degenerando en narcoinsurgencia sin siquiera atacar a las verdadera columna vertebral del narco en México: el lavado de dinero.
Por eso mejor AMLO 2012, ya que él combatiría al narco de la única manera sensata: combatiendo la pobreza, apoyando a los PyMEs para que generen empleos, y desde luego combatiendo el lavado de dinero.
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