Ensayo y debate público
Bernardo Bátiz V.
L
a democracia no es sólo emisión y cuenta de votos; tiene como presupuestos la información veraz a los votantes, la buena fe en las campañas y el debate dado con honestidad intelectual. En medio de esta tragedia por la pandemia, grupos de interés y partidos de oposición atacan al gobierno en uso de su libertad de expresión y ahora, el Presidente contesta, explicando sus decisiones y programas con un documento que denominó Ensayo.
El documento, fue presentado hace unos días. No dice nada nuevo, se trata de su programa que como político ha seguido siempre; aparecen, por supuesto, nuevas acciones, dado que su cargo es ahora nacional, nuevos matices, giros de lenguaje antes no usados, pero quienes hemos seguido y en ocasiones acompañado su trayectoria, encontramos congruencia entre lo que hoy dice con lo dicho antes y con lo llevado a la acción en su larga carrera política.
Hablando, cuida las palabras, hace su discurso lento y prevenido, excepto cuando contesta a los
conservadoresque resultan, paradójicamente, los liberales, los neoliberales; entonces aparece su vena tropical, él mismo lo diría y se defiende y polemiza. Pocos como él han resistido tantos insultos, abiertos o velados, tantas calumnias, interpretaciones sesgadas y perversas de su palabra. Kipling en su poema Si, dirigido a su hijo, le dice:
Si puedes soportar que tu frase sincera sea trampa de necios en boca de malvados, serás hombre, hijo mío.
Los acostumbrados a la prepotencia y al abuso, que por la derrota electoral vieron afectados sus intereses inicuos, no tienen empacho alguno en hacer de la palabra sincera trampa de necios. Pero si frente al poder presidencial supo y pudo, con el puro apoyo popular, salir adelante, con más razón ahora que tiene el cargo público más alto del país, obtenido en forma clara por el voto popular; Juárez llegó al poder porque el presidente Comonfort dio un golpe de Estado; Madero mediante una revolución triunfadora; López Obrador en forma democrática y pacífica.
El Ensayo es un programa para transitar del sistema neoliberal a una economía mixta con justicia, sin privilegios arriba y con apoyo a los pobres, que en su conjunto lleva el nombre de estado de bienestar. Una frase, al inicio del Ensayo sienta la línea de la argumentación, dice
en México estamos construyendoy explica que esa reconstrucción de la patria ante el derrumbe al que nos llevó el neoliberalismo por sus excesos y hoy por la pandemia, requiere de una obra que en buena medida se hace a partir de cero. Cuenta para esta reconstrucción, con bases sólidas que son el apoyo popular que nunca perdió y el triunfo electoral de 2018. Su propuesta la divide en cinco principios: democracia, justicia, honestidad, austeridad y, como el objetivo final, el bienestar.
Gómez Morín, fundador del PAN, liberal y un poco tecnócrata, definió la democracia como
la identificación de pueblo y gobierno. Hay esa identificación y por ella se obtuvo un triunfo electoral y se está gobernando, corrigiendo desigualdades, atacando abusos, sancionando corruptela.
Se deja al Poder Judicial y a la fiscalía autónoma la búsqueda y el cumplimiento de la justicia conmutativa y el Poder Ejecutivo asume, por su parte, la rectoría de la economía que la Constitución le confiere y se ocupa así de la justicia distributiva, la de fondo, la justicia social; oportunidad para todos con énfasis en la educación a niños y jóvenes; la igualdad y la equidad empiezan con oportunidad de educarse para todos, independientemente de su origen, clase social o de cualquier otra circunstancia personal.
En este camino de la distribución equitativa de la riqueza producida entre todos y para todos, destaca una modalidad que antes todo lo pervertía: era que los programas sociales, apoyos y auxilios, pasaban por manos de intermediarios y ahora van directo a los beneficiarios, lo que es otra causa de molestia de los opositores. Hay paz con justicia y no la toleran.
La honestidad se presenta, así lo veo, como activa, administrando bien, con austeridad y honradez y como re-activa, persiguiendo la corrupción y rescatando lo que se puede de lo despojado al pueblo; cobrando impuestos a los que no pagaban y gastando bien lo recaudado.
La austeridad –no lo dicen los críticos, pero creo que es lo que más les molesta– es en el fondo una virtud cristiana, cercana a la modestia y a la humildad; no se predica, se practica; se gasta sólo lo preciso, se aprovecha todo; en el Ensayo, sin temor a las críticas, se hace una lista de los programas de gobierno prioritarios, en los que no se escatimará lo necesario a pesar de la pandemia y para salir adelante en la economía.
El fin de las propuestas y programas, se expresan en la última parte, es el bienestar de todos, crecer pero no sólo acumulando, sino distribuyendo bien, con equidad y digo yo,
aplanando la curvade la desigualdad entre opulentos y marginados. El debate con argumentos y propuestas queda abierto.
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