martes, 31 de diciembre de 2013

Los combates duraron 12 días; la lucha sigue
A 20 años de su levantamientoen Chiapas, los zapatistas resisten y se reinventan
Hermann Bellinghausen
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 31 de diciembre de 2013, p. 36
San Cristóbal de Las Casas, Chis., 30 de diciembre.
Contra las versiones hoy renovadas, y escasamente cotejadas con la realidad, las comunidades autónomas zapatistas, sin ayuda gubernamental (al contrario, el gobierno mexicano responde a las demandas originales de dichos pueblos con una sostenida guerra de baja intensidad y desgaste), han logrado levantar un proceso de autogobierno, en el cual se fundaron decenas de nuevos poblados en las tierras recuperadas tras el levantamiento de 1994. Ellos, sumados a los más de mil pueblos que integran los municipios autónomos rebeldes, dan como saldo no más pobreza y marginación, como quisieran los agoreros del poder, sino regiones organizadas con sistemas propios y eficientes de educación, salud colectiva esencialmente de prevención, producción agrícola para la autosuficiencia, la comercialización independiente de café, miel y artesanías. Todo, fuera del consumismo inducido, la dependencia económica y el control político que implican, en Chiapas, los planes gubernamentales.
El estado experimentó luego de 1994 una virtual reforma agraria, con la apropiación de miles de hectáreas de lo que fueron ranchos y fincas que hoy están en manos de los pueblos mayas de la entidad. Se habla hasta de 700 mil hectáreas ocupadas por indígenas; la mayor parte, de hecho, beneficiaron a los que ni siquiera eran insurrectos. La influencia de la rebelión zapatista alcanzó y benefició también a los que se mantienen en los márgenes oficialistas y en ocasiones han servido para hostilizar, agredir y desplazar a los rebeldes y sus simpatizantes indígenas. Aunque negada sistemáticamente por las autoridades, la paramilitarización es un hecho constante, con implicaciones criminales e impunidad garantizada.
En Chiapas cambió la vida de los pueblos originarios
Concluye el mes de diciembre. A estas horas, 20 años atrás, centenares de comunidades mayas en el sureste mexicano se alistaban finalmente a levantarse en armas contra el que siempre han llamado mal gobierno, luego de años de preparación para la guerra de liberación nacional. Las familias choles, tzeltales, tojolabales, tzotziles, despedían a padres, hijos o hermanos milicianos. Los insurgentes, muchas mujeres, encabezarían la ruta desde la selva Lacandona, los Altos y la zona norte para ocupar simultáneamente varias ciudades la madrugada del fin de año. Y así amanecer en Altamirano derruyendo el reloj del ayuntamiento; en San Cristóbal de Las Casas, a la primera luz del día, los locales, los turistas y los primeros periodistas (Amado Avendaño Figueroa, director de Tiempo, el primero de todos) fueron a averiguar quiénes tomaron el palacio municipal y lo vaciaron, desde su balcón leyeron, en voz del comandante Felipefamosamente sin pasamontañas, laDeclaración de la selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y dieron a conocer sus demandas. El subcomandante Marcos, único mestizo a la redonda, atrajo de inmediato la atención de los medios. De la oscuridad a la luz, todavía un poco lampareados, se vio que, fueran quienes fueran, estaban preparados para lo que vendría. Con el rostro cubierto, exigían para todos todo, nada para nosotros.
En Ocosingo los esperaba una batalla sangrienta al segundo día, y allí caería el mayor número de insurrectos, entre ellos el comandante Hugo, respetado dirigente tzeltal. Varios fueron ejecutados por el Ejército federal (el cual atacó procedente de Palenque) puestos bocabajo, con las manos amarradas atrás, pero la mayoría murieron en combate. El camino de las cañadas quedó sembrado de cadáveres de indígenas con el uniforme de un ejército campesino que redefiniría la idea de modernidad, según las clases dominantes. En las primeras horas corrió la creencia de que no eran mexicanos, que hablaban como extranjeros. Han de ser de Guatemala, dijeron los caxlanescerrando sus casas por dentro. Casi demasiado fácil pareció la toma de Las Margaritas, donde los alzados enfrentaron a la policía; en esa acción cayó el subcomandante Pedro, y el mundo no lo conocería. Los pueblos de la cañada tojolabal lo cargaron de regreso y lo lloraron con todos los honores.
Salvo en Ocosingo, el repliegue de los alzados fue expedito, casi misterioso. Al dejar Las Margaritas, los insurrectos pasaron por el rancho del general, ex gobernador y terrateniente Absalón Castellanos Domínguez y se lo llevaron preso. Debía muchas vidas de indígenas y sería juzgado por sus crímenes. Y como en La vorágine, de José Eustasio Rivera, se los tragó la selva. O la montaña tzotzil de los Altos.
Creían las élites que al amanecer 1994 México estaría entrando al primer mundo como socio de dizque lujo de las potencias del norte. Con el campanazo de los aguafiestas indígenas en un lejano rincón de la patria, el país se encontró más bien ante una guerra casi inverosímil, de una elocuencia inédita a la que nadie pudo ser indiferente. Su ¡Ya basta!cambiaba las reglas del juego. Los medios acudieron en masa de todos los países. Había un nuevo jugador: los pueblos indígenas de México. Lo demás, reza la muletilla, es historia.
Veinte años después
Con ese estilo evaluador tan caro a los neoliberales, ahora les piden cuentas a los zapatistas: ¿a ver qué has hecho estos 20 años?, y les echan encima indicadores, inferencias equivocadas y mentiras malintencionadas. Tras cuatro lustros, cinco presidentes y ocho gobernadores oficiales, no se ha firmado la paz y por tanto sigue en pie la declaración de guerra. Las pláticas entre los rebeldes y las autoridades han sido pocas (y la última ocurrió hace 18 años). Los acuerdos logrados en San Andrés en 1996 fueron desconocidos al día siguiente por el gobierno federal que los había firmado, y desde entonces a los zapatistas se les ignora en los censos, se les cosifica en las encuestas, se les combate con violencia soterrada ycañonazos de dinero bajo el nombre de programas, los cuales nunca aceptan las comunidades que tras su insurrección se declararon en resistencia.
Los combates de enero duraron 12 días. Cientos de miles de personas (se habló del millón) salieron a las calles para pedir un alto el fuego. Desde entonces existe una tregua entre las partes, aunque violada repetidamente por el gobierno (destacan el 9 de febrero de 1995, con la ofensiva zedillista a traición sobre las comunidades, y el 10 de junio de 1998, con el ataque militar al municipio autónomo San Juan de la Libertad). La guerra del gobierno no se ha detenido un solo instante. Sus frentes son muchos y no necesariamente armados. Y sin embargo, en agosto de 1994 los zapatistas harían un pronunciamiento inédito al decir que eran un ejército que aspiraba a dejar de serlo. En los hechos, a diferencia del común de los movimientos insurreccionales de América Latina, se han embarcado en la construcción de un régimen autónomo, autosustentable aunque modesto, reivindican a las mujeres y no le deben a nadie. Han seguido la guerra sin disparar; ganaron paz y territorio, construyeron pueblos, municipios y cinco centros de gobierno, llamados caracoles, donde funcionan desde 2003 las originalísimas juntas de buen ­gobierno.
Llegados a 2014, los pueblos zapatistas se siguen reinventando, pues pueden hacerlo. Su resistencia fue ardua, han sufrido sin doblarse, y siguen amaneciendo para celebrar la vida. Una guerra como ninguna, ¿a poco no?

Y sigue tan campante-Hernández

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TLCAN, dos décadas
Grupo de ONG realiza un recuento de los daños
Ni más ni mejores empleos con el tratado comercial
Patricia Muñoz Ríos
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de diciembre de 2013, p. 3
A 20 años de haber sido suscrito el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), éste ha fracasado en cada una de sus promesas. Más comercio y más inversiones no se han traducido en más y mejores empleos para los mexicanos. Por el contrario, en dos décadas se ha registrado ecocidio y la devastación del campo mexicano, la industria nacional está desmantelada, en el país crece el desempleo, la precariedad laboral y bajos salarios y se sigue arrojando a millones de compatriotas a la migración.
Organizaciones no gubernamentales realizaron un recuento de daños de las dos décadas del TLCAN, en el que concluyeron que el sueño norteamericano se convirtió para los mexicanos en pesadilla económica.
Entre las organizaciones que realizaron este análisis se encuentran la Asociación Mexicana de Mujeres Líderes Micro Empresarias; Bia’lii, Asesoría e Investigación; el Centro de Promoción y Educación ProfesionalVasco de Quiroga; Colectivo Ciudadano Conciencia Libertaria; Comité 1968 por las Libertades Democráticas y Jóvenes frente al G-20, entre otras.
En un pronunciamiento público que dieron a conocer ayer señalan que sólo con la razón de la fuerza, el fraude, el engaño y el sometimiento a intereses extranjeros se ha podido mantener el TLCAN.
Indicaron que afianzada en más de un millar de reformas constitucionales y modificaciones a leyes y reglamentos nuestro sistema jurídico se adapta a las disposiciones del TLCAN y se ha configurado a la Constitución de nuestro país, como la que arropa a los grandes capitales privados, a quienes se les otorgan plenos derechos, privilegios y garantías para sus inversiones y ganancias pero nulas obligaciones laborales, sociales, ambientales y productivas para con México.
Con este tratado, el país se enganchó a la región de América del Norte, encabezada por Estados Unidos, en la que corporaciones expolian y explotan a los pueblos, y reprodujo el modelo económico que le dictaron desde los organismos financieros mundiales, caracterizado por la polarización y descomposición social, la desarticulación regional y productiva. Una región en la que la militarización y el gasto bélico no tienen comparación en otras latitudes, desde la cual se promueve el gobierno de las corporaciones.

Con el año, ¿termina la farsa de la “reforma hacendaria”?

@NietzscheAristomar 31 dic 2013 10:52
  
Una y otra vez, lo que molesta es la mentira. Incluso más aún que el plan general de una tendencia determinada con la cual se está en desacuerdo y a la cual se combate.
Luego de presumir que su “reforma hacendaria” aumentaría la recaudación fiscal y, sobre todo, eliminaría el privilegio de los regímenes especiales, un decreto de Peña del pasado 23 de diciembre publicado casi en sigilo por el Diario Oficial de la Federación, la ha “rasurado” (La Jornada, 27-12-13).
A pesar de que ya en la llamada reforma existe el travestismo de pasar del Régimen de Consolidación Fiscal al Régimen Especial para Grupo de Sociedades por medio del cual se evidenció la simulación de que las empresas más onerosas pagarían al fin más, el nuevo decreto crea un “régimen transitorio” para un beneficio mayor.
“Empresas de los sectores minero, aéreo, turístico, que fabrican la llamada comida chatarra y bebidas azucaradas, importadores de turbosina y hasta de chicles y jugos, así como asociaciones donatarias que manejan fideicomisos, serán beneficiadas con estímulos fiscales de hasta de ciento por ciento del impuesto causado y facilidades administrativas que les permitirá cubrir sus obligaciones en abonos. Todo, con la justificación de atenuar el impacto de los nuevos gravámenes y atendiendo las insistentes demandas de los empresarios. ” (La Jornada; ídem).
El decreto de diciembre modifica la “reforma” de noviembre. ¿Para qué chingados reformar entonces? Aquí se legisla por imposición para luego modificar por decreto. Mentira y simulación. Ya se sabe de siempre que, al final, los grandes privilegiados evaden los impuestos y lo irrisorio que pagan les es reembolsado.
El plan de “reformas” de Peña validado por el “Pacto por México” ha sido una trampa, un teatro, un plan tramado para lograr la ambición mayor, la privatización del petróleo. Y así, ¿los panegíricos de EPN piensan que México triunfará en esta nueva etapa de privilegios extremos? Triunfo le llaman desde su interés, pero no lo es mirando los cambios desde la perspectiva de la mayoría del país.
Lo que irrita individual y socialmente es la simulación, que no se abran tal cual son, que digan que no van a privatizar y lo hacen impune y autoritariamente; que harán pagar a los ricos y los colman de privilegios; que serán democráticos y no lo son, imponen; que serán tolerantes de nuevo rostro y amenazan con las conocidas arrugas rancias de la intolerancia…

P.d. Y para colmo o Ripley, la revista The Banker reconoce a Videgaray como secretario de hacienda global del año. Claro…

Yo soy 132 Nueva York en cerco a San Lázaro

Fin de año, fin de Pacto

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¿Cuál es el balance del Pacto por México?
Peña Nieto: ganador en primera instancia. De la forma pragmática como obtuvo la Presidencia, saca adelante una agenda de reformas: comprando aquí, negociando allá, cediendo acullá, apretando acá. El pacto le sirvió para sentarse en la silla y amortiguar descensos de popularidad, pero no para anclarse entre la ciudadanía, ya que ésta sigue siendo golpeada por la atonía económica y el deterioro de la seguridad pública.
PRI: perdedor disciplinado. Derrotado en Baja California y exhibidos sus gobernadores en las elecciones locales, el PRI acentuó su naturaleza de apéndice presidencial. En las cámaras fue el soporte legislativo del Ejecutivo, pero en la mesa de negociación fue moneda de cambio. Por ejemplo, la reforma política salió a su pesar, porque la disciplina pesó más.
PAN: perdedor relativo. Perdió la elección presidencial, pero ganó en la negociación pactista. Durante 2013 detuvo su caída electoral, pero en el ánimo ciudadano quedó desdibujado como opción de cambio. Se opuso a una parte de la reforma fiscal, impuso algunas de sus banderas en la reforma política y entregó el cuerpo completo en la reforma energética. Por eso dice que esta reforma lleva su ADN, pero el genoma completo es neopriista, de la subespecie neoliberal salvaje. El Pacto le sirvió para medio salir del pantano.
PRD: ganador apretado. Introdujo algunas banderas en las reformas educativa, telecomunicaciones, política y fiscal. Logró detener el IVA en alimentos y medicinas y obtuvo apoyos para el gobierno del DF, pero fue mayor lo que quedó en el limbo: la Constitución del DF, la ley reglamentaria para la consulta popular y la no privatización de Pemex y CFE. La reforma energética fue el punto de quiebre. El PRD mostró que hay un sector de la izquierda que sí puede llegar a acuerdos, pero ahora falta ver si esa disposición es valorada también por los ciudadanos y en qué grado.
MC y PT: ganadores sin jugar. Para estas expresiones de la izquierda, no sumarse al Pacto significó no deslavarse frente a la ciudadanía. Ganancia nada menor para partidos emergentes. No subirse al tren de la negociación les permitirá ser la voz de los mexicanos que nunca se sintieron representados en el Pacto o que dudaron de sus bondades o que empezarán a resentir sus efectos desde la primera quincena de enero.
Elba Esther Gordillo: perdedora absoluta. Perdió el paso, el piso y la pisada. Los gobiernos del PAN la llevaron a la gloria, mientras el regreso del PRI la llevó a prisión. Se fue la maestra, pero quedaron sus discípulos. Hubo decapitamiento político, pero no renovación sindical. Sin “la maestra” en frente, las normas laborales de los maestros cambiaron, pero no el proyecto pedagógico.
AMLO: ganador in situ. La contingencia cardiaca de AMLO le impidió encabezar físicamente, a pie de plaza, la resistencia a la reforma energética. Pero mostró la integridad y la agudeza de su visión. No solo acertó en el diseño, contenido y dirección de lo que primero calificó como atraco y luego “traición a la Nación”. Acertó también en la fecha en que esto habría de consumarse. Es uno de los que tienen vida después del Pacto.
Cardenismo: ganador histórico. El proyecto inicial de reforma energética del gobierno decíase inspirado en el cardenismo, aunque después terminó a los pies de Porfirio Díaz, quien fue el primer presidente en dar una licencia petrolera a un extranjero. Fue la oportunidad para que
Cuauhtémoc Cárdenas demostrara que sí hay alternativas para modernizar el sector energético, sin privatizarlo ni deformar la Constitución. Ahora Cuauhtémoc tiene desplegada la bandera de la consulta energética, lo que le permitirá navegar más allá del Pacto.
Los poderes fácticos: ganadores de siempre. Cuando parecía que al fin se acotaría a las grandes corporaciones en las telecomunicaciones, a los grandes evasores fiscales, a los grandes sindicatos de rama, al crimen organizado y al resto de la banda ancha de poderes fácticos, se inició el contraflujo: leyes reglamentarias atoradas, consulta popular castrada, decretos fiscales regresivos, entre otras expresiones del gatopardismo político, el real escudo de armas de un pacto que pasó a mejor vida.

“¿Por qué no nos consultaste?”

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Y la pregunta de muchos mexicanos se volvió el reclamo de un joven. Desde el fondo del salón Tesorería de Palacio Nacional, Daniel Vázquez Aguilar interpeló al mandatario Peña Nieto, mientras pronunciaba su discurso en la sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública: "¿Por qué no nos pediste la opinión sobre la reforma energética?".
La pregunta de Daniel Vázquez ya quedó incrustada en el decreto presidencial que promulga la reforma energética privatizadora y acompañará a esta administración cada vez que la ciudadanía exija cuentas del uso y destino del principal recurso energético natural del país.
Siguiendo la línea argumentativa del joven Daniel, si la reforma es tan bondadosa y generosa para el país, ¿por qué no nos consultaron?
Si habrá miles de empleos bien pagados para millones de mexicanos, ¿por qué no nos pidieron nuestra opinión?
Si con esta reforma bajarán de precio la luz, el gas y las gasolinas, "¿por qué no nos consultaste" y nos permitiste apoyar con nuestro voto tan noble y piadosa medida?
Si el petróleo es de todos los mexicanos, ¿por qué la Nación mexicana, propietaria original de los recursos del subsuelo desde el siglo XIX, no pudo emitir su opinión a través del método más civilizado, democrático y moderno, que es una consulta nacional? ¿Acaso los mexicanos seguimos siendo menores de edad, inmaduros e incapaces de asumir nuestras propias decisiones como lo suponía el despotismo ilustrado de los Borbones de España, el cientificismo de Porfirio Díaz o la tecnocracia salinista del TLCAN?
Si ya es tiempo de romper con tabúes y dogmas del pasado, como el nacionalismo y la soberanía, "¿por qué no nos pediste la opinión" para validar por nosotros mismos los nuevos paradigmas salvadores de la Patria como son la privatización y la integración energética continental?
Si América del Norte está destinada a ser la nueva Arabia Saudita del nuevo orden energético mundial, y el Golfo de México el nuevo Golfo Pérsico, ¿qué nos garantiza que México no se consolide como la Yemen del Sur de ese presunto oasis de energía abundante y barata, con su cleptocracia política, sus convulsiones sociales, sus guerrillas endémicas y su secular desigualdad social?
"¿Por qué no nos consultaste", si se supone que la mayoría calificada de legisladores representantes de la Nación que aprobaron la reforma energética debe estar plenamente correspondida con una mayoría apabullante de ciudadanos a favor de la misma? ¿O acaso hay una crisis de representación entre lo que hace la mayoría en el Congreso y lo que piensa la mayoría de los ciudadanos en la calle?
"¿Por qué no nos pediste la opinión", si en ninguno de los programas de campaña, ni en las promesas firmadas ante notario público ni en los compromisos tripartidistas del llamado Pacto por México se habló de contratos de utilidad o producción compartida, de servicios ni, mucho menos, de licencias petroleras? Es de sabios cambiar de opinión, pero es de estadistas acompañar esos cambios con el aval ciudadano.
"¿Por qué no nos pediste nuestro punto de vista", aunque fuera a la Poncio Pilatos, para hacer de la consulta ciudadana un lavatorio de manos y salvar el juicio de la historia en el altamente probable caso de que la reforma energética termine en un atropello histórico contra todo un pueblo?
¿Por qué no nos consultaron y, en cambio, sí se le dio ese privilegio a la prensa financiera internacional que en todo momento trajo las coordenadas exactas y el contenido preciso de una reforma que en todo momento fue descrita sin ambages como privatizadora, mientras aquí se negaba todo, letra por letra y párrafo por párrafo?
¿Por qué no nos pidieron nuestra opinión, si en cualquier empresa pública o privada la disposición de activos fundamentales o bienes patrimoniales no es facultado discrecional de los directivos, sino que requiere el voto aprobatorio mayoritario de los accionistas? Y en el caso de bienes patrimoniales nacionales, los accionistas somos todos los mexicanos con derechos ciudadanos a salvo.
"¿Por qué no nos preguntaste", si la consulta ya no es el privilegio discrecional de un gobernante, sino la obligación imperativa de una autoridad constituida, con mandato constitucional delegado?
Porque el reclamo del joven Daniel Vázquez es el de millones de mexicanos, su dardo verbal certero acompañará toda la vigencia del decreto privatizador que le cambiará y transfigurará el rostro a México.