jueves, 31 de diciembre de 2015

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Pablo O’Higgins: uno de los grandes del muralismo
Elena Poniatowska
A
hora que una gran exposición, El trazo firme de un espíritu en movimiento, de Pablo O’Higgins puede admirarse en el Museo Mural Diego Rivera, en la calle Colón, cerca de la Alameda, es bueno recordar que Pablo fue uno de los grandes pintores de México.
Tuve el privilegio de entrevistarlo varias ocasiones y quererlo, aunque no tanto como lo quería Mariana Yampolsky, a quien le hizo un estupendo retrato y menos que a María O’Higgins, su extraordinaria mujer y compañera de vida.
En su estudio de Coyoacán, encalado y blanco, vacío casi, salvo por los cuadros que iba colgando sobre los muros después de terminarlos, Pablo O’Higgins pintaba a grandes pinceladas, grandes lengüetas ocres, rojas, anaranjadas, y de pronto ese blanco deslumbrante que es el mismo que puso en el vestido que envuelve a María de Jesús, su mujer, como un alcatraz; un blanco a veces pastoso, a veces transparente, rico en tonalidades, en matices, todas las posibilidades del blanco, toda su gama, en ese maravilloso retrato de mujer cuadro que va del blanco gris a la textura blanca y porosa de la cal.
¡De todos los cuadros de Pablo O’Higgins es este retrato de mujer, de su mujer, de María de Jesús, el que más me alucina! (para usar una frase de Pellicer), pero sobre el caballete aguarda una carreta jalada por dos bueyes que transporta a toda una familia en un paisaje también de rojos, ocres, grises, amarillos, con las inconfundibles pinceladas de Pablo O’Higgins.
La exposición consta de la obra entera de O’Higgins en la que puede apreciarse el enorme cariño e interés que Pablo O’Higgins tuvo por los trabajadores mexicanos. Pablo estuvo muy cerca de los obreros y quiso ser un trabajador más, declaró María de Jesús en la conferencia de prensa para presentar esta exposición.
La paleta en que Pablo pone sus colores está totalmente cubierta. Usa los colores a pasto; pone una gran cantidad a tal grado que dan ganas de chupar estos montones de rojos y de verdes, que además huelen muy bonito. En contra de una pared sobre un estante hay muchos botes rodeados de una etiqueta: Poudre pour la fresque: Lefranc (polvo para fresco: Lefranc)
Pablo O’Higgins llegó a México en 1924, procedente de Utah, Estados Unidos, y lo primero que lo puso a hacer Diego Rivera fue justamente eso, mezclar colores, colores que desde entonces jamás le han fallado.
Fui gringo
–Yo estudiaba en la Academia de Arte de San Diego, en California. Nací en Salt Lake City, Utah, pero mi familia compró un ranchito cerca de San Diego, y allá nos fuimos a vivir. Mis padres siempre fueron comprensivos, inteligentes, nunca obstaculizaron mis gustos o mi carrera. Yo estudiaba piano, y también pintaba, pero cuando vi que en San Diego no había maestra de composición, me dediqué por entero a la pintura. Pero tampoco lo que hacíamos en dibujo y pintura satisfacía. En una revista que creo se llamaba The Arts me encontré de pronto con unas muy buenas reproducciones de los murales que Diego Rivera estaba haciendo en la preparatoria y esto me sacudió tanto que le escribí a Diego una carta –como cualquier muchacho que se entusiasma– y para mi gran sorpresa, ¡te imaginas cuál no sería mi sorpresa! Diego me contestó y me dijo que fuera yo a México a ver de cerca lo que él estaba haciendo ¡Es una carta muy bonita! ¡Por allí la tengo! Un amigo mío era Miguel Foncerrada, cuyo padre era el fogonero del tren entre Nogales y Empalme. ¡Cómo recuerdo el cruce que va para Guaymas, Mazatlán, el sur, Guadalajara! En fin, me dijo que fuéramos a conocer su tierra: Guaymas, y me encantó la idea. Iríamos a Guaymas, a México en tren. ¡Hicimos muchos días, muchas noches, no recuerdo tantas, pero apenas crucé la frontera, sentí el ambiente de la vida de México, tan distinto al de Estados Unidos, que me causó un impacto muy fuerte. Incluso las cosas que veía en la estación desde la ventanilla del tren me impresionaban. La primera imagen fue la de unos soldados sentados a lo largo de la vía y unas mujeres que calentaban frijoles o caldo en ollas; sus ademanes lentos, pausados, el rebozo, las faldas amponas, el pelo negro, su forma de caminar; me parecieron muy hermosas. ¡Como que todo el olor de México entraba por la ventanilla, y todavía recuerdo el impacto plástico de estas imágenes!
–Sí, al llegar es muy impresionante la plasticidad de los movimientos, de las actitudes, de los vestidos largos de las mujeres, el lento transcurrir de las horas.
–Miguel y yo llegamos a la una de la madrugada a México, pero en Querétaro subió al tren Roberto Montenegro, ¿te imaginas? (se ríe), y se puso a platicar con nosotros y nos recomendó el hotel Guardiola. ¡En 1924!, ¿te imaginas? Nosotros que no sa-bíamos absolutamente nada de México, lo escuchamos con gran atención.
“Llegamos a la estación de Colonia, donde han levantado un monumento, y fuimos a ese hotel Guardiola, que resultó carísimo para nuestras módicas posibilidades, y sólo pudimos quedarnos dos noches. ¡Yo estaba tan alborotado, que no podía ni dormir! A la mañana siguiente fuimos a caminar a la Alameda y desayunamos en la Casa de los Azulejos. Entonces era muy sencillo, no había nada de turismo, y en el interior del patio estaban pintados en las esquinas y en los muros unos pavos reales muy agradables, muy sedantes; total, todo me pareció precioso.
“Yo quería ir a ver a Diego inmediatamente, pero Miguel me retuvo porque era domingo, y me dijo: ‘Está bien que lo visitemos en su casa a las tres de la tarde’. Llegamos a las tres en punto a la calle de Mixcalco, y estaban Lupe Marín y Concha Michel, las dos sentadas en un patio mexicano con macetas –esos patios llenos de helechos y de sombras y de olor a geranios– y me llamó enormemente la atención Lupe, porque era hermosísima; morena, con esos grandes, grandísimos ojos verdes, o gris verde, un poco azules. ¡Otra vez me impactó México a través de esas dos mujeres que además estaban sentadas en unos escalones y cantando acompañándose con una guitarra!
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Madre tierra, 1979, litografía a color de Pablo O’Higgins (Salt Lake City, Utah, 1904-ciudad de México, 1983), que se exhibe en el Museo Mural Diego RiveraFoto cortesía del museo
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Bajando la vela (Mar Caribe), 1981, litografía coloreada de O’Higgins, incluida en la exposición El trazo fino de un espíritu en movimiento, montada en el recinto de Balderas y Colón s/n, Centro HistóricoFoto cortesía del museo
Como yo nunca había visto cosa igual en Estados Unidos, iba de emoción en emoción. Diego nos recibió en el pasillo del patio en una forma muy sencilla, que me hizo sentirme muy bien.
–¡Qué bueno que vinieron! ¡Este viaje les va a servir mucho!
–Pero como él, Lupe y Concha Michel tenían que salir, porque se habían comprometido con unos amigos, Diego extendió en la mesa del comedor, una mesa muy grande, muchísimos dibujos suyos; apuntes de Italia, sus primeros bocetos para los murales de la Preparatoria, trabajos bizantinos, en fin, toda una pléyade de apuntes suyos. Los dejó ahí extendidos y nos dijo:
–Aquí les dejo para que los examinen todos a su gusto y nos vemos en la Secretaría de Educación Pública mañana. Subiremos a los andamios y les enseñaré los murales...
–Yo me quedé encantado viendo todo este material que era de una gran riqueza, de una enorme diversidad. ¡Era realmente un regalo que nos hacía Diego al permitirnos ver con todo el detenimiento y la libertad que quisiéramos, este trabajo único! Era también un testimonio de su confianza. Diego siempre fue generoso, pero a mí me agradó enormemente este rasgo suyo. De hecho, todo lo que me sucedía en México; cosa tras cosa me estaba embrujando; estaba yo deslumbrado. Nunca en mi vida me había sucedido cosa igual. Era totalmente distinto a lo que me había sucedido hasta entonces.
–Mira, aquí tengo un cuaderno donde apunté todo lo que me decía Diego, porque se puso a hablar muchísimo con nosotros. A la mañana siguiente que fuimos a la Secretaría de Educación Pública, y todas las mañanas y las tardes que vinieron después, Diego nos dio verdaderas lecciones de pintura. Nos hablaba claro, del punto de oro, del cono óptico, que es casi lo primero que estudias para ver la relación de la pintura con el exterior, así como de las leyes ópticas naturales o matemáticas, la relación de colores y todas las noches antes de acostarme apuntaba exhaustivamente lo que Diego me había dicho. Sobre estas semanas de conversación con Diego habría mucho que decir, pero lo primero que yo afirmaría es que Diego era un hombre absolutamente generoso; daba sus conocimientos sin medir, sin reservas de ninguna índole; era un continuo fluir de ideas, de experiencias.
–Dicen que contaba muchas mentiras.
–Quizá en sociedad, en fiestas, pero nunca al hablar de pintura, jamás. Después Diego me pidió que trabajara en la Secretaría de Educación Pública moliendo los colores para el fresco. Son polvos que se diluyen en agua. Ahorita te explico cómo.
–En esa época sólo trabajaban con Diego, Máximo Pacheco, que era algo así como un Giotto de la pintura mexicana, y Ramón Alva Guadarrama trabajó como ayudante de albañil porque en el fresco se necesitaba al albañil y a un ayudante pintor.
“El albañil preparaba el muro, porque el fresco se pone sobre un aplanado, que consiste en cal bien apagada –y en esa época usábamos arena de mina, y ahora se usa arena de mármol, o sea mármol molido– y Diego le indicaba al albañil la proporción de la mezcla y cómo esta se seca en ocho horas, había que pintar cuando el aplanado todavía está fresco para que agarre el color, el puro pigmento; el color en su estado puro, porque no se mezcla con nada. ¿Me entiendes? El fresco es el puro color: óxidos de tierra o de metal molidos con agua, sin mezcla. La encáustica –porque todos los murales de la Preparatoria están pintados en encáustica– se hacía con cera, copal y esencia de espliego, y el primero en pintar al fresco fue Jean Charlot, cuando Diego todavía estaba pintando con encáustica en los murales de la Preparatoria.”
–El fresco es siempre muy vital; el pigmento se ve muy luminoso...
–Sí, pintar al fresco es una magnífica disciplina. Con Diego trabajé hasta 1937 hasta que terminó Chapingo. Mi última tarea en Chapingo fue pintar las letras en un listón de quiénes habían participado en los murales, mientras Diego se subía al tren para ir al Congreso Comunista de Moscú. También colaboraron Fermín Revueltas, quien era un magnífico pintor que fue muy amigo mío –yo lo quería mucho, platicábamos largas horas–, y cuando Diego se fue, se fue también Jean Charlot, y entonces empezó una nueva etapa de mi vida, la cual te relataré en otra ocasión.
(Y Pablo O’Higgins, quien fue miembro fundador del Taller de Gráfica Popular, con Leopoldo Méndez, y formó parte de las Misiones Culturales que la Secretaría de Educación Pública organizaba por allá en 1928 y 1929 y fue a dar hasta con los indios tepehuanes en Nayarit reserva para más tarde el lento devanar de las horas tan plenas de su vida.)
Pablo O’Higgins, con su sonrisa en los ojos y su bondad en los cabellos blancos, abría la puerta de su espaciosa casa de Xochicatitla, cuando María de Jesús salía a comprar unas cosas al mercado que resultaron llamarse ajos... No tardará... Pásale, pásale...
Llevaba un pincel en la mano que conservó durante toda nuestra plática y de vez en vez lo chupaba, lo redondeaba entre sus labios.
Mariana Yampolsky lo consideraba el integrante más bueno y más generoso del Taller de Gráfica Popular, que se reunía cada semana y al que acudían Fanny Rabel, Andrea Gómez, Alberto Beltrán, Adolfo Mexiac y muchos artistas más que además eran amigos y acostumbraban salir al campo con Leopoldo Méndez para hacer apuntes y convivir con los mexicanos más pobres. Hoy, escuelas de vida como el Taller de Gráfica Popular se han perdido y cada quien se rasca con sus propias uñas. Hombres de la generosidad y de la inteligencia de un Pablo O’Higgins o de un Leopoldo Méndez ya no se encuentran a la vuelta de la esquina. Ojalá y México ya no fuera tan inferior a su pasado.

Los discos del año-Hernández

Apagón analógico-Fisgón

Dos jubilados-Rocha

Despedidas históricas-Magú

Morena echará para atrás el nuevo reglamento de tránsito

Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional de Morena, aseguró que cancelará el nuevo reglamento de tránsito del Distrito Federal, pues dijo que este sólo es para robar a la ciudadanía.
Pero no sólo morenistas o legisladores locales han mostrado su inconformidad con el nuevo reglamento, sino también desde el senado de la República, y en especial panistas buscan la forma de cancelar dicho ordenamiento, el cual califican como recaudatorio.
A través de su cuenta de Twitter, el excandidato presidencial afirmó que Morena cancelará las nuevas disposiciones, y aseguró que los recursos utilizados para la aplicación del reglamento, como las videocámaras, sólo buscan recaudar más dinero para el gobierno del Distrito Federal.
López Obrador no precisó cuándo o cómo hará su partido para echar abajo el reglamento. Morena es mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y el día antes de entrar en vigor el reglamento, el Pleno de ese órgano legislativo aprobó un exhorto al Jefe de Gobierno para frenar el levantamiento de multas por el nuevo ordenamiento, medida que fue rechazada por la autoridad capitalina.
El nuevo ordenamiento prevé cuantiosas multas para diversas faltas. En el caso de no respetar los límites de velocidad será de mil 399 pesos.
El exhorto es un acuerdo avalado por la Junta de Coordinación Política, con excepción del PRD, y fue leído en tribuna por la senadora panista Mariana Gómez del Campo.
Uno de los argumentos es que “el alto monto de las multas que contiene el nuevo Reglamento de Tránsito no está vinculado con política alguna, proyecto o programa en contra de la corrupción”.
La panista dijo que se repartieron sólo 500 mil ejemplares para 10 millones de conductores. Además, las cuantiosas multas son violatorias de la Constitución.
“El nuevo Reglamento de Tránsito, el cual prevé nuevas obligaciones y mantiene el sistema de cancelación de licencias por puntos, fue impuesto unilateralmente y sin previa consulta ciudadana”, destaca el punto de acuerdo.
La senadora Martha Tagle afirmó que el tema del tráfico no se resolverá aplicando elevadas multas sino con un transporte público eficiente.
Gómez del Campo e Ismael Hernández (PRI) agregaron que los capitalinos tienen el derecho de contar con la información suficiente.
Dinero
 2015, un año horrible pero sobrevivimos
 A México lo están salvando sus braceros
 EngramasChapo, Aristegui, Fayad, Chabelo
Enrique Galván Ochoa
Foto
La pronunciada baja del precio del petróleo ha beneficiado a los consumidores de los países donde se reflejó en la gasolina, pero no en México. Sin embargo, Hacienda anuncia que mañana también disminuirá en nuestro paísFoto Fuente Pemex
U
n año horrible ha sido 2015 –coinciden los líderes de la industria petrolera, los fondos de inversión, los políticos, los analistas del sector. Pero lo sobrevivimos. El comienzo del drama tiene una fecha de nacimiento precisa: noviembre de 2014. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tomó el acuerdo, liderada por Arabia Saudita, de defender su mercado mediante el recurso de no bajar su producción aunque cayeran los precios al nivel que cayeran. Se propusieron llevar a la bancarrota a sus nuevos competidores, especialmente los deshale de Estados Unidos. El resultado fue que el mercado se inundó de petróleo y su precio se desplomó de tres dígitos a dos. Han quebrado más de 40 petroleras, los despidos superan a 150 mil personas, hay reverberaciones políticas como en Venezuela. ¿Qué tal pinta 2016? Como suele suceder hay dos proyecciones, el optimista y el pesimista. Una predice que el precio tendrá una recuperación, no a 100 pero al menos si a 50 dólares el barril; la otra ve una caída hasta 10 dólares. Un dato importante: el promedio a lo largo del siglo pasado fue de 20 dólares.
Los braceros están salvando al país
Decía al principio que a pesar de ser un año horrible lo sobrevivimos. El salvavidas nos llegó ¿de dónde creen? ¿De la Shell, la Exxon, BP, Total, las grandes pero finalmente ausentes de la reforma? No. Nuestros braceros nos están salvando. El monto de las remesas enviadas a México durante este año será de 25 mil millones de dólares, la mayor cifra desde la crisis económica mundial de 2009, de acuerdo con estimaciones del banco de inversión Goldman Sachs y la empresa de envío de remesas AirPak-Western Union.
Engramas 2015
La memoria es más volátil que los mercados financieros controlados por los especuladores. Con todo, guardará entre los sucesos más importantes del año, estos 10:
1) Enero. Presupuesto federal ‘base 0’ incluye recortes. 2) Febrero. Laverdad histórica sobre Ayotzinapa se cae a pedazos. 3) Marzo. El escándalo de la casa blanca presidencial y el despido de Carmen Aristegui, de MVS. 4) Julio. Fuga de Joaquín El Chapo. 5) Agosto. No hubo conflicto de intereses: Virgilio Andrade en la investigación de la casa blanca y Grupo Higa. 6) Septiembre. Según Inegi baja la inflación a pesar de la devaluación. 7) Noviembre. Falla laLey Fayad que pretendía amordazar a las redes sociales. 8) Diciembre. Tigres vence 4-2 en penales a Pumas. Copa Libertadores 2015. 9) Diciembre. Anuncia el gobierno un récord en creación de empleos. 10) Diciembre. Chabelo se retira de Televisa.
@eVoxPopuli
Asunto: El cochinito de Mancera
Hola mi estimado Enrique: Pienso que el doctor Miguel Ángel Mancera ya encontró la fórmula zoológica-mágica para que los ex capitalinos, cuyo nuevo gentilicio se halla en trámite, le engorden su ‘cochinito’.
Aunque ya muy caro era
viene el nuevo reglamento
que engorda a cada momento
‘cochinito’ de Mancera
y entonces la animalera
impera en el exdistrito
porque ya vimos escrito
cómo el que bebe y maneja
también buenos pesos deja
para salir del Torito.
Profr. Benjamín Cortés Valadez
R: Vamos a ver muchos ‘cochinitos’ en lo que resta del sexenio, estimado profesor.
Twitteratti
Tenemos que morir jóvenes. Capaz a los 90 pero jóvenes.
–¿Y por qué quieres ser feliz?
–Por necia.
Carmen @carmennavama
Que hoy sea un día de esperanza y proyectos nuevos. Que hoy te animes a jugarte por lo que te hace bien. Que hoy sea un buen día.
Apunte final
…Y que sea un año venturoso, el mejor de sus vidas, les desea a tod@s el autor de esta sección. Gracias por seguir mi trabajo.
La oscura narradora del horror de Vichy
Robert Fisk
L
a misteriosa Françoise: así llaman ahora los escritores franceses a la joven librera judía nacida en Polonia que escribió un libro igualmente misterioso sobre su huida de los nazis, las fuerzas de Pétain y la milicia en la Francia de Vichy después de 1940, y sobre su desesperado y exitoso intento de escapar de los trenes que deportaban a los judíos a Auschwitz y refugiarse en Suiza.
Describir el libro como poderoso es un insulto a Françoise Frenkel. Su prosa, abrupta y estremecedora, es delicada al mismo tiempo: crueldad y belleza combinada en apenas 250 páginas, la malignidad de la Alemania nazi –tanto su efecto canceroso como las reacciones heroicas en una Francia a punto de ser ocupada–, un terror constante soplando en la espalda.
Es fácil comparar el libro de Frenkel con la épica tolstoiana jamás completada de la ocupación alemana escrita por Irène Némirovsky, judía nacida en Rusia que, a diferencia de Frenkel, fue enviada a morir en Auschwitz en 1942. Su Suite francesaestá hoy impresa en muchas lenguas y reconocida como una obra maestra de la literatura del siglo XX. Por desgracia, el emocionante y doloroso relato de las peripecias de Frenkel –ya los franceses lo llaman la Fuite Française (la huida francesa)–, pasó los 70 años anteriores en la oscuridad, tan misterioso como la vida de la autora.
Se sabe que murió en Niza el 18 de enero de 1975, pero no existen fotografías ni cartas. Sólo permanece su libro, que ella tituló Rien où poser sa tête (Ni un lugar donde posar la cabeza), publicado primero en una minúscula edición en Ginebra en septiembre de 1945 –sólo recibió una breve reseña en una publicación feminista suiza del año siguiente– y apenas redescubierto en un ático del sur de Francia en 2010.
Los nuevos editores del libro, Gallimard de París, señalan que no pueden siquiera rastrear herederos legítimos de Frenkel. Pero mucho más misteriosa es la completa ausencia en esas páginas de su marido, Simon Raichenstein, quien fue detenido en una redada de la policía francesa en París en 1942, enviado al campo de Drancy el 24 de ese mes y muerto en Auschwitz el 19 de agosto de ese año. El libro cubre ese periodo con gran detalle, pero no hay mención de él.
Una semana exacta después del asesinato de Simon –del que Frenkel no pudo enterarse en ese momento, aunque sin duda supo de su arresto el mes anterior–, ella describe casi con desenfado su vida precaria de judía perseguida en Niza: El 26 de julio, como de costumbre, hacía mis compras de víveres. Pese a ser tan temprano hacía calor, pero me asombró ver tan poca gente en el mercado. Cuando terminé, fui a mi hotel sin hacer ruido, pero al dar vuelta a la esquina de mi casa levanté la vista como de costumbre para saludar a mi vecina vienesa. Esa mañana no estaba allí. En un balcón del tercer piso vi a un paisano polaco, el señor Sigismond. Con los dos brazos me hizo una señal de advertencia. Creí que se hacía el gracioso, pero pronto me di cuenta de que se dirigía a mí.
Frenkel sigue la dirección que indican las manos, da vuelta en la siguiente esquina y encuentra a la policía de Vichy y camiones. “Luego llegaron policías empujando o sosteniendo en brazos a hombres, mujeres y niños. ‘¿Qué pasa?’, pregunté al chofer de una camioneta. ‘Están escogiendo a los judíos’, dijeron varias voces al mismo tiempo.” Frenkel se aleja, caminandomecánicamente hacia el mar; luego se sienta en una banca frente al Mediterráneo con su cesto de comida a sus pies, hundida en sus pensamientos. Incluso regresa a la peligrosa calle llena de gendarmes –los lectores deben contener el aliento– y la asalta una sensación de desquiciado heroísmo y absoluto fracaso a la vez. “Por un momento sentí la tentación de correr hacia la multitud y gritar: ‘¡Llévenme a mí también, soy una de ellos!’ Una sensación de intensa felicidad me inundó ante este pensamiento de solidaridad y abnegación. Pero la fría lógica se impuso. ¿De qué serviría semejante sacrificio? ¿Qué cambiaría? ¿Qué beneficio tendría? El instinto de conservación me dominó. La amargura de esa verdad pesa mucho sobre mí en este instante y seguirá haciéndolo hasta el fin de mis días.”
¿Escribía Frenkel tres años después, cuando debió haber sabido del destino de Simon, para absolverse de la muerte de su marido? A menudo se refiere a su familia, algunos de cuyos miembros estaban en la Bélgica ocupada, pero nunca específicamente a Simon.
Desde las primeras páginas, cuando Françoise, entonces de 32 años, abre una librería francesa en Berlín, después de la Primera Guerra Mundial, sabemos que Simon está con ella. También sabemos que en noviembre de 1933, 10 meses después de que Hitler llegó al poder en Alemania, Simon se exilió en Francia y dejó a su esposa a enfrentar sola las cada vez más opresivas restricciones de los nazis en los seis años siguientes. Ella misma huyó a París unos días antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, no hay una palabra sobre Simon en su libro. Ella debió verlo en París. Antes de que el ejército alemán llegara a la ciudad, en 1940, ella vuelve a escapar, esta vez al sur de Francia. ¿Viajó Simon con ella, sólo para regresar –fatalmente– a París ocupada por los alemanes? Una vez más, no sabemos, y tal vez nunca sabremos.
Patrick Modiano, premio Nobel de Literatura que escribió el prólogo a la nueva edición de Rien où poser sa tête, ha dicho que si Françoise Frenkel no hubiera existido, él habría escrito una novela sobre ella. La singularidad de su libro, dijo, residía en que la autora no podía ser identificada con precisión. Prefiero no saber qué aspecto tenía Françoise Frenkel, ni los sucesos de su vida después de la guerra, ni la fecha de su muerte, dijo.Así su libro vivirá conmigo para siempre, como la carta de una persona desconocida, una pieza olvidada de correo que se recibe por error, al parecer, pero que uno estaba quizá destinado a recibir.
Es una reacción romántica al libro, pero me temo que no es razonable. En el mundo disparatado de los negadores del Holocausto, no es difícil ver cómo los antisemitas podrían sacar partido del escaso conocimiento sobre la vida de Frenkel. Sin embargo, los hechos básicos de su precaria existencia en la Francia de Vichy son accesibles: el hotel Arche de Noe, en el que vivió (y se ocultó) de febrero de 1941 al 26 de agosto de 1942 –el día que el señor Sigismund le salvó la vida al hacerle la señal de advertencia– aún existe (ahora se llama La Roserie); su casa de seguridad en el 12 de la rue Saint-Philippe (Marius, Salon de Coiffure) aparece impresa en el directorio telefónico de 1941. Y tenemos el documento del gobierno alemán de 1959 que muestra que, en el Berlín de posguerra, ella recibió 4 mil 500 marcos alemanes en compensación por su propiedad personal en París, saqueada por la Gestapo en 1942 (el documento de decomiso de la Gestapo, gracias a la característica minuciosidad teutona, estaba también en archivo y fue recuperado).
Pero su propio relato bellamente escrito de su temor y su ingenio en la Francia de Vichy es prueba suficiente de la veracidad de su libro, de su existencia, su dolor y el miedo a la traición que le quemaba las entrañas. Françoise Frenkel lucha contra un mundo de burocracia fascista; su salvoconducto francés –concedido en 1939, en parte por sus servicios a la literatura francesa en el Berlín anterior a la guerra– es invalidado por el régimen de Vichy, y ella arranca a la policía nuevos documentos de identidad que no mencionan –al principio– su judaísmo. Tres veces intenta llegar a Suiza, es capturada por los franceses –también hay personal militar alemán en la frontera– y sólo consigue abrirse paso hacia Suiza bajo fuego, rueda por una colina, entre la nieve y el temor, hasta caer en brazos de un joven soldado suizo; su visa suiza aún es válida… por poco.
Cualquier árabe que haya soportado la tortura de la burocracia dictatorial en Medio Oriente debe entender el terrible interrogatorio de Frenkel –la arrogancia y ocasional amabilidad de los oficiales franceses– al buscar otros documentos de identidad para mantenerse viva y libre. Y los refugiados que hoy arriesgan la vida en el mar Egeo para llegar a Europa comprenderían sin duda su alivio al yacer en la nieve junto a la alambrada de la frontera y escuchar decir al soldado suizo: Levántese, madame, no está herida. Vea, está en Suiza.
Frenkel nunca desespera de la humanidad. Escribe con piedad y disgusto acerca de los franceses que la traicionarían, y con amor y calidez de la gente de Saboya, decidida a salvarla. Una pareja dueña de un restaurante arriesga la vida varias veces para protegerla y arrancarla de las manos de las autoridades de Vichy. Resulta notable que al ser capturada y llevada ante un tribunal francés por intentar cruzar a Suiza –la ironía, claro, es que se habrían alegrado de verla cruzar la frontera en camino a Auschwitz–, Frenkel escribe con agonía no sobre sí misma, sino sobre un judío que enfrenta al mismo juez.
El hombre fue capturado en el camino a Suiza: mató a su esposa en un pacto suicida cuando los arrestaron, pero sólo pudo herirse a sí mismo. Sin embargo, cuando la policía francesa intentó llevarlo al hospital más cercano, el alcalde local se negó a que un judío fuera tratado por las autoridades médicas de la ciudad. Fue llevado en carreta muchos kilómetros más para recibir tratamiento. Los abogados persuadieron al juez de que el pobre ya había sufrido bastante y fue liberado.
Y entre ese tormento, Frenkel escribe sobre la brillantez de la nieve, el resplandor del sol entre los árboles del sur de Francia y la magnificencia de las murallas medievales y las calles de aldeas remotas donde busca refugio. Hay momentos en que los párrafos del libro podrían servir en una moderna guía de turistas de la campiña de Niza, Annecy y Avignon. Pero el terror de la deportación se alza como un manto sobre los judíos que se esconden en la Francia de Vichy.
Al continuar las redadas de judíos, Frenkel escribe: “El número de los que huían se redujo mucho. Cansados por la dura prueba, debilitados por su largo ocultamiento y por la apatía que el mismo indujo en ellos, los refugiados perdieron toda su energía. Evitar el arresto se volvió una empresa tan ingente que ya no parecía valer la pena. Se resignaron a esperar pasivamente su destino, renunciando tanto a sus planes como a la esperanza. Unos cuantos valientes –sobre todo los jóvenes– prefirieron confrontar por sus propios medios el peligro que los aguardaba. Partían llevando armas o –en caso de fracasar– suficiente veneno para matarse si los arrestaban”.
No es extraño que el libro de Frenkel sea a la vez apasionado y amargo: también es un recuento literario de la locura humana, escrito por una mujer que amó la literatura francesa toda su vida. Estudió en la Sorbona, estuvo de interna en una librería francesa y luego decidió dedicar sus años a leer y vender libros franceses. Recuerda que entre los visitantes a su librería en Berlín estaban Henri Barbusse, Colette, André Gide y André Maurois.
Es probable que estuviera familiarizada con las primeras novelas de Irène Némirovsky, pero, comoSuite Française apenas fue leída por primera vez en manuscrito por Denise, la hija de Némirovsky, en 1975, no podría haber conocido su obra más importante.
Némirovsky fue deportada a Auschwitz y murió en la cámara de gas el 17 de agosto de 1942, dos días antes de que Simon, el marido de Frenkel, fuera ejecutado en el mismo campo de exterminio. El esposo de Némirovsky murió en Auschwitz menos de dos meses después. Sus pequeñas hijas, Denise y Elizabeth, sobrevivieron ocultas por un profesor francés local. En Suite Française, una francesa se enamora por breve tiempo de un soldado alemán. Ningún sentimiento semejante aparece en el libro de Frenkel.
No mucho después de la publicación de Suite Française, escribí acerca de ese libro extraordinario enThe Independent: “Némirovsky quería que fuese una versión moderna de La guerra y la paz”. Y hace nueve años recibí una gentil carta de su hija Denise Epstein, ya mayor. Permítame presentarme, escribió. Soy la hija de Irène Némirovsky y quería agradecerle haber hablado tan bien de mi madre. Denise reprendió a un funcionario de la embajada francesa en Beirut que, aunque parezca increíble, me había llamado la atención por escribir sobre el trato dado por los franceses a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
“Este libro (Suite Française) causó sin duda cierto despertar de conciencias, pero… me doy cuenta de que la memoria se diluye con facilidad y eso abre la puerta a otras masacres de inocentes, cualquiera que sea su origen… Ahora tengo 77 años y sin embargo vivo cada día con el peso de ese pasado en los hombros, suavizado por la felicidad de ver revivir la memoria de mis padres, y, así como ellos, espero que reviva la de todos aquellos de los que ya nadie habla.”
Creo que Denise hubiera querido leer el libro de Françoise Frenkel, pero falleció hace casi tres años. Rien où poser sa tête es el contrapunto a la brillantez de su madre.
Una bolsa de plástico es su único equipaje
Cada martes y jueves llegan al aeropuerto del DF 133 mexicanos deportados de EU, en un avión sin número de vuelo
Gabriela Romero Sánchez
 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de diciembre de 2015, p. 32
Apenas cruzan la puerta de cristal se sienten libres. Algunos tienen marcas de las esposas en muñecas o tobillos. La mayoría no trae más equipaje que una bolsa de plástico transparente con una torta mordisqueada, una botella de jugo y una fruta.
Son los pasajeros de un avión, cuyo vuelo no tiene número, pero que cada martes y jueves, desde hace más de un año, arriba a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México procedente de El Paso, Texas, con 133 mexicanos deportados en promedio.
Mariana espera impaciente a un primo que se fue a Estados Unidos a los 18 años y que ahora, una década después, fue expulsado. Tuvo problemas con una novia, lo detuvieron y tardó dos meses para ser repatriado, comenta.
Un funcionario se acerca y le extiende una bolsa con medicamentos.Ya le dimos su medicina, le dice dirigiendo la mirada hacia el hombre que lo acompaña.
¿Cómo estás? –pregunta Mariana a su primo. Él responde con monosílabos, mientras dibuja una sonrisa nerviosa.
Apresurados, uno a uno de los deportados va saliendo. A su paso preguntan cómo pueden llegar a tal o cuál colonia, y los que son de provincia, si hay un camión o Metro que los deje en alguna terminal de autobuses.
Aseguran que los engañan para que firmen su salida voluntaria, sin darles la oportunidad de ver a un juez de migración. Y aun así me tuvieron tres meses en una prisión con todo tipo de delincuentes; ese es el castigo que nos dan, cuando el único delito que cometí fue cruzar la frontera en busca de mejor empleo, recrimina Eduardo.
Rememora el momento en que lo detuvieron junto con 30 personas más, que al igual que él le habían dado alpollero un adelanto de 10 mil a 15 mil pesos para que los pasara. Te cobran de 5 mil a 7 mil dólares, el resto lo tienes que dar al llegar allá.
Eduardo permaneció este tiempo en una cárcel de Tucson, Arizona, y una vez que se programó la fecha de su deportación lo trasladaron en camión al Centro de Procesamiento del condado de Otero, Chaparral, Nuevo México.
Otros tenían más de cuatro lustros de vivir y trabajar en alguna de las ciudades fronterizas del país vecino, por lo que dejan allá esposa e hijos. Sin embargo, al igual que cuando se fueron, regresan a su país sólo con la ropa que traen puesta.
Antes de ser deportados pasaron por dos o tres cárceles, en espera de ser trasladados a Otero.
Ignacio tiene 40 años; se fue hace 18 años. Trabajaba en una empresa en Utah donde, dice, ganaba 8 mil pesos a la semana. Aquí qué voy hacer, dónde me van a pagar esa cantidad.
Juan llegó a Las Vegas cuando era niño. “Estudié allá hasta la high school, luego pasó lo del 11 de septiembre y las cosas se pusieron feas; ya no puede seguir estudiando”. Dejó en Las Vegas a su esposa con sus cinco hijos, cuyas edades van de cinco años a tres meses. Trabajaba de asistente de manager, con un salario de 10 dólares la hora.
Narran que los llevan esposados al aeropuerto de manos y pies y que al subir al avión les dicen que al cruzar a territorio mexicano se las quitarán. El vuelo dura en promedio dos horas, pierden la noción del tiempo. Algunos calculan que hicieron unos 15 minutos antes de aterrizar, otros, cinco minutos.
En coordinación con el Instituto Nacional de Migración, por medio del programa de repatriación humana, la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades gestionó este año 575 atenciones directas a personas migrantes que fueron repatriadas y arribaron a la ciudad de México procedentes de Estados Unidos.
Además, brindó 2 mil 651 asistencias a migrantes, así como a huéspedes y sus familias procedentes en su mayoría de Estados Unidos.
El primer vuelo de repatriación de mexicanos salió del aeropuerto internacional de El Paso, Texas, en julio de 2013, luego de que México y Estados Unidos firmaron un acuerdo en el que se establece que ambos gobiernos aportarán recursos humanos y económicos para este fin.

Morena cancelará el nuevo reglamento de tránsito en el DF: AMLO

amlo
Andrés Manuel López Obrador, presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, anunció que su partido cancelará el nuevo reglamento de tránsito en el Distrito Federal.
El día de ayer, través de su cuenta de Twitter (@lopezobrador_), el dirigente de Morena aseguró que el nuevo reglamento está hecho para robar: “El nuevo reglamento, incluidas sus cámaras, está hecho para robar. Morena lo cancelará”.
Además, apuntó que con dicha medida impulsada por Miguel Ángela Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, “la autoridad del DF parece del PRIAN”.
El pasado 15 de diciembre entró en vigor el nuevo Reglamento de Tránsito del Distrito Federal, con base en la Ley de Movilidad del DF, el cual sido blanco de múltiples críticas y cuestionamientos, además de que ha sido calificado como una medida meramente recaudatoria, al aumentar considerablemente los montos de las infracciones.
Fuego nuevo a destiempo
Soledad Loaeza
E
s sorprendente que las especulaciones respecto del sucesor del presidente Enrique Peña Nieto se hayan desatado en meses pasados, a más de dos años de distancia de la conclusión de su mandato. Puede ser que el descontento ciudadano con el gobierno se haya extendido y exacerbado de tal manera que le haya impuesto el sello de urgente a la terminación del sexenio, como si estuviéramos pensando en el final para invocarlo y apresurarlo; como si cifráramos todas nuestras esperanzas de futuro en otra cara en Los Pinos. También puede ser que nuestra cultura política siga atada al pasado autoritario, y que lo reproduzcamos nosotros mismos. De ser así, estaríamos en las mismas que hace medio siglo, pero me niego a aceptar esta interpretación, pues sólo le sirve al PRI para imponerse entre nosotros como un destino inevitable.
En 1976, Joaquín Mortiz publicó una breve novela del periodista Jorge Piñó Sandoval, titulada La grande o el fuego nuevo, una descripción cargada de ironía del entusiasmo que en el México autoritario despertaba la sucesión presidencial. En el país del monopolio priísta la renovación del Poder Ejecutivo generaba expectativas desmedidas entre funcionarios, políticos y segmentos de la opinión pública que al término de cada sexenio miraban con renovada esperanza el siguiente. Era como si cada seis años comenzara un nuevo ciclo vital que llegaba cargado de promesas. Piñó Sandoval comparaba el cambio sexenal con la renovación de los tiempos que los mexicas celebraban cada 52 años, y describía cómo la sucesión se dejaba guiar por el mismo pensamiento mágico, así como inspiraba la falsa creencia de que cada nuevo presidente era un comienzo, como si partiera de una tabula rasa.Esta visión estaba vinculada también a la imagen del Presidente como un hombre todopoderoso, dueño de vidas y haciendas. Para entender bien la intención de Piñó Sandoval, habría que recordar que sufrió en carne propia el autoritarismo al estilo Miguel Alemán, a quien le disgustaron las críticas que publicaba su revistaPresente, y probablemente ordenó que le dieran una lección que lo mandó al hospital y luego al exilio en Argentina.
La lentitud es una de las características del cambio de la cultura política, y así lo vivimos. Entre nosotros son muchas las actitudes y los hábitos de pensamiento que nacieron en coyunturas distintas de la actual, pero siguen tan vigentes como en el pasado autoritario, al menos el pasado de la hegemonía del PRI y de la inexistencia de las oposiciones partidistas. Sin embargo, creo que las transformación del sistema político ha sido tan verdadera y profunda que pensar sus procesos en términos del pasado no nos ayuda a una mejor comprensión del funcionamiento del poder. Hoy en México, cualquier especulación a propósito del sucesor del presidente Peña Nieto en 2018 tiene que tomar en cuenta no tanto sus preferencias o las del PRI, como las estrategias y ofertas por lo menos de los partidos que están en la oposición, de los gobernadores que están en la oposición, de las organizaciones sociales que están en la oposición, de los ciudadanos que están en la oposición, a los empresarios que están en la oposición, y de los priístas que están en la oposición. Y de los obispos. Parece muy difícil que Enrique Peña Nieto logre designar a su sucesor, incluso como candidato del PRI. Entonces, es irrelevante el trato que dé al secretario Mengano o al secretario Zutano.
La especulación sucesoria también tiene que tomar en cuenta la posibilidad de que ocurra un accidente. Maquiavelo llamaba la atención de su príncipe y le aconsejaba que estuviera preparado a la posibilidad de que sus planes se vieran malogrados por un acontecimiento inesperado –un accidente, por ejemplo–, una inundación, una epidemia, sobre el cual no tenía poder ni autoridad. Lo que quiero decir es que si algo ha cambiado en el pasado cuarto de siglo en México es la certeza autoritaria y que ahora nuestra vida política está plagada de incertidumbres –como ocurre en democracia. Es decir, Peña Nieto no las tiene todas consigo.
Me atrevo a pensar que si algunas de nuestras actitudes nacidas en el pasado autoritario permanecen, en cambio las condiciones que las impulsaron ya no existen. Es preciso corregir nuestra tendencia a mirar la sucesión presidencial como antes, pero lo cierto es que es un proceso cada vez más complejo, ciertamente como en el pasado, central en nuestra vida política, pero sujeto a las condiciones novedosas de un medio plural y diverso, querellante, litigioso y mal modiento de la democracia mexicana. También tendríamos que aceptar que un nuevo presidente no llega con un país nuevo bajo el brazo. Nuestras expectativas tendrían que ser más modestas, para que nuestra desilusión no sea tan catastrófica como ha sido en el pasado.
En el mercado local se contrataron pasivos por $1 billón 649 mil millones: Hacienda
Llega la deuda pública al nivel histórico de 7.8 billones de pesos
La externa e interna aumentaron 46.2 y 30.1% respecto de 2012, al comienzo del actual gobierno
Víctor Cardoso
 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de diciembre de 2015, p. 19
La deuda pública, interna y externa, se ubicó en su nivel histórico más alto en noviembre de este año, cuando alcanzó 5 billones 217 mil 839.3 millones de pesos y de 160 mil 295.3 millones de dólares, respectivamente, revelan datos oficiales dados a conocer por la Secretaría de Hacienda. Valoradas ambas en moneda nacional suman 7 billones 870 mil 595.6 millones de pesos, cifra que representa 43.3 por ciento del producto interno bruto calculado para este año de 18.18 billones de pesos.
Esos saldos, que forman parte del reporte mensual sobre las Finanzas Públicas y la Deuda Pública correspondiente a enero-noviembre de este año, implicó un salto de 46.2 y 30.1 por ciento, respectivamente, comparado con el monto que tenían ambos conceptos al arranque del actual gobierno, es decir, en 2012.
Eso implicó que, en el caso de la deuda interna, el sector público mexicano en la administración del presidente Enrique Peña Nieto tuvo que recurrir a financiamientos por un monto de un billón 649 mil 992.2 millones de pesos, en tanto que el débito externo aumentó en 37 mil 162.6 millones de dólares.
Así, la deuda interna del sector público federal pasó de 3 billones 567 mil 842.1 millones, a 5 billones 217 mil 839.3 millones de pesos reportados ayer por la Secretaría de Hacienda. Por su parte, la deuda externa subió de 123 mil 132.7 millones de dólares a 160 mil 295.3 millones en la misma moneda para noviembre de 2015, para un total conjunto que pasó de 5 billones 173 mil 147.4 millones de pesos a 7 billones 870 mil 595.6 millones.
Con ello, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (RFSP, que representa el concepto más amplio de la deuda pública del país) se ubicó en 8 billones 338 mil millones de pesos y, según la dependencia encargada de las finanzas públicas, fue superior en 891 mil 900 millones de pesos al de diciembre de 2014, de los cuales alrededor de 282 mil millones de pesos se explican por movimientos en el tipo de cambio.
No obstante, en el informe dado a conocer por la Secretaría de Hacienda se menciona que entre enero y noviembre de este año el saldo de la deuda interna del sector público federal aumentó 413 mil 600 millones de pesos y el de la deuda externa aumentó en 14 mil 700 millones de dólares, ambos con respecto a diciembre de 2014, evolución consistente con los techos de endeudamiento aprobados por el Congreso para 2015.
El crecimiento del endeudamiento obliga a que el sector público federal cada vez tenga que destinar mayores recursos para cubrir su servicio. Sólo por concepto de intereses, comisiones y gastos generados por el endeudamiento, entre enero y noviembre de este año se cubrieron 172 mil 611.2 millones de pesos, lo que implicó un monto casi 32 por ciento, 41 mil 768.3 millones de pesos más a los 130 mil 842.9 millones del mismo periodo de 2012.
Situación similar se presentó en el caso de la deuda externa del sector público federal, cuyos pagos de intereses, comisiones y gastos crecieron 18.4 por ciento en tres años, es decir, 970.3 millones de dólares más, al pasar de 5 mil 268.8 millones de dólares en 2012, a 6 mil 239.1 millones a noviembre de este año.
En el lapso de dos años, Autotraffic recuperará su inversión, estima Hiram Almeida
Empresa que aplica fotomultas se quedará con 46% de los pagos
El GDF no invirtió un solo peso en la instalación y operación de las cámaras para detectar faltas de tránsito, señala el jefe de la policía
Como mínimo debe aplicar 150 mil sanciones al mes, dice
Foto
El Reglamento de Tránsito que entró en vigor el 15 de diciembre pasado incorpora nuevas prohibiciones y sanciones, que serán detectadas por cámaras de la empresa AutotrafficFoto Carlos Ramos Mamahua
Mirna Servín Vega
 
Periódico La Jornada
Jueves 31 de diciembre de 2015, p. 26
De cada fotomulta que se aplica a los conductores en la ciudad de México, la empresa Autotraffic, concesionaria de realizar este servicio, obtendrá 46 por ciento del pago, reconoció el titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), Hiram Almeida. Dijo que con este pago la empresa ganadora de la licitación recuperará su inversión en aproximadamente dos años, ya que las autoridades de la capital no invirtieron un peso en la compra del equipo ni en su operación.
Dicha empresa cuenta con 58 equipos en la ciudad de México para captar infracciones de tránsito, como la invasión del carril contrario o confinado, identificación del uso de distractores durante la conducción del vehículo, circular en sentido contrario, realizar vueltas prohibidas, no respetar las indicaciones de los semáforos y transportar a menores de 10 años de edad en cualquiera de los asientos delanteros del auto.
De acuerdo con el contrato con esa empresa, ésta aplicará un mínimo de 150 mil fotomultas mensuales, es decir, un promedio de 5 mil diarias. Sin embargo, el jefe de la policía capitalina dijo que se trata de estimados hechos por la empresa y que dependerá de los ciudadanos si infringen el nuevo Reglamento de Tránsito o no.
Una vez generada la multa, Autotraffic enviará la notificación vía correo postal al domicilio de los infractores.
Sin embargo, decenas de automovilistas consultados sobre el tema se han encontrado con la sorpresa de tener ya una o varias multas a su nombre.
Algunos conductores se han percatado de ello al tratar de verificar el auto o simplemente al escribir el número de placas en la página electrónica de la Secretaría de Finanzas del Distrito Federal.
Rocío encontró en el portal una multa por invadir un paso peatonal, pero ésta no especifica el lugar donde se cometió la infracción, la fecha y la hora.
Yo manejo como abuelita porque aún me causa mucho estrés conducir en el tráfico de la ciudad. Tengo mucha precaución, incluso antes de la entrada del Nuevo Reglamento de Tránsito, nunca he rebasado límites de velocidad de 50 o 60 kilómetros, por hora y respeto todas las señales. Así que me sorprendió mucho una multa de este tipo. Quiero verificar su validez pero no sé cómo, explicó.
Sobre cómo impugnar las multas, el titular de la SSPDF explicó, al término de la conferencia sobre el operativo navideño, que cualquiera tiene la opción legal de recurrir ante las instancias administrativas y jurídicas para hacerlo, aunque no especificó cuáles.
La tecnología es ahora un mecanismo muy importante en la determinación de estos actos infractores. Quien infringe el reglamento no es un delincuente, sólo alguien que infringe la norma y lo que se pretende es que se le notifique rápidamente la infracción para que la conozca y omita volver a realizar esta conducta, explicó
De acuerdo con el contrato firmado con la empresa Autotraffic, el sistema de fotomultas empezó a operar el primero de septiembre de este año y su aplicación, también por conducto de esta empresa, concluirá el 31 de diciembre de 2017.


El GDF les impone a los policias una cuota de 5 mil foto multas al día y pretenden manejar discrecionalmente los 2 mil 500 MDP derivado de las multas de transito.
Es una barbaridad el aumento de hasta 700% en las multas de transito:
¿Porqué se le va a dar el 40% de lo recaudado por multas a un particular? Ese dinero debe ser para programas sociales.
Jaime Avilés invita a Alfredo Jalife a refutarlo | DESFILADERO

La estabilidad del PRIAN o cómo pasó el dólar de 3 a 18 pesos - Polemon

La estabilidad del PRIAN o cómo pasó el dólar de 3 a 18 pesos
Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
30 de diciembre de 2015. Cuando era adolescente, el dólar valía alrededor de 36 mil pesos. Fue en esa época que Carlos Salinas de Gortari, para ocultar en parte lo mucho que estaba devaluada nuestra moneda, decidió quitarle tres ceros. El dólar, de un día para otro, ya no costaba 36 mil pesos, sino que ahora valía 3.6 pesos. Un mago ese Carlos Salinas de Gortari.
            Yo en esa época no sabía de economía nada. E incluso hoy, sigo sin saberlo. Pero tengo recuerdos. Si algo costaba 5 dólares, quería decir que eso costaba 15 pesos. Cien dólares eran 300 pesos. Mil dólares, tres mil pesos.
            Yo no conocía Estados Unidos y jamás pensé en “juntar” dólares para ir a allá. Mi economía, o más bien, la economía de mi familia, hacía eso difícil.
            En esa época de los noventa, el dólar pasó de tres pesos a siete. La devaluación se hizo una palabra tan común que todos hoy la conocen y todas la usan como si fueran economistas. “Se devalúa el peso”. “El peso se devaluó”. “Gran devaluación”. “Se sigue devaluando el peso…”
            Con el triunfo de Vicente Fox, muchos pensaron que íbamos a estar mejor. El PRI, el amo y señor de las grandes devaluaciones, se había ido, y ahora llegaban a gobernar los que sí sabían de economía. Era el 2000 y el dólar no llegaba a los diez pesos.
            Pero pronto supimos que las devaluaciones no eran privativas del PRI, y que los del PAN, sabían también cómo producirlas.
            El peso comenzó a perder valor. Primero pasó a diez pesos por dólar. Y después a once pesos. Bajaba y subía. Lo que sucedía era que los altos precios en el petróleo impedían que el peso no se devaluara. Eso sí, esos millones y millones de dólares que entraron al país durante la gestión de Fox no repercutieron en la mejora de la economía mexicana. Es decir, Fox fue un canalla, un inepto y un ladrón. Y lo sigue siendo.
            Cuando Felipe Calderón tomó el poder por la vía institucional del fraude electoral, el dólar valía entre diez y once pesos. Cuando Calderón salió de la presidencia, con un montón de sangre y guerra por todos lados, el dólar costaba entre trece y catorce pesos, aunque hubo un momento en que llegó a más de quince.
            Los tecnócratas del PRI y el PAN decidieron que el sucesor de Felipe Calderón fuera un joven muy bien peinado que sabía nada prácticamente de todo. Su nombre: Enrique Peña Nieto. Y las devaluaciones continuaron.
            Hoy, el dólar vale casi 18 pesos. Es decir, de 1994 a esta fecha, el precio del dólar pasó de tres pesos (ya sin ceros) a 17.5. Es decir, antes, para comprar cien dólares, se precisaban trascientos pesos. Hoy, se necesitan mil setecientos pesos.
            Lo peor es que, hay quienes dicen y defienden y “argumentan” que, en estos últimos cuatro sexenios, hemos gozado de “estabilidad”.