domingo, 18 de julio de 2021

 Despertar en la IV República

Resurgen los pregones

L

os pregones fueron los antecedentes de la prensa, y los pregoneros los periodistas. Su labor era la forma de transmitir noticias, acuerdos reales y resoluciones virreinales durante la Colonia. Después, la letra impresa hizo parcialmente innecesarios sus afanes. Los pregones fueron muy importantes en el siglo antepasado. Era la forma en que se anunciaban los campesinos para vender sus productos en las ciudades. La Marquesa Calderón de la Barca, en el siglo XIX, disfrutó y reprodujo los cantos, poemas y anuncios de los pregoneros.

Tengo muy claro el recuerdo de los pregoneros de origen campesino, enteramente vigentes cuando yo era niño, a mediados del siglo XX. El campo se metía en la ciudad, porque las milpas y los alfalfares llegaban hasta los límites mismos de la capital y vendedores de aves, maíz y otros productos, entraban día con día y se distinguían por sus voces. Muchos campesinos llevaban sus productos y cantaban en rima “Mercaraaan chichicuilotitos vivos. Tierra pa’ las macetas”, etc. Pero lo más hermoso era el olor al campo que invadía nuestras calles y llegaba a nuestras casas. Estos aromas se irían extinguiendo conforme crecía la ciudad y se alejaba del entorno campesino.

Dicen que a partir de Ávila Camacho, el Estado mexicano se fue olvidando del proyecto agrario de Cárdenas y que casi se abandonó el desarrollo de las comunidades rurales.

Los pregones están resurgiendo. ¿Cómo es posible que esas costumbres viejísimas aparezcan de nuevo en las calles de la Ciudad de México? Lo que lo explica es la desesperación. Casi 250 mil personas perdieron sus empleos durante la pandemia en la ciudad. Los más pobres de la capital han sido, como siempre, los más afectados y han tenido que luchar por sobrevivir. Muchos han tenido que volver a las calles a ofrecer infinidad de productos y música. En mi rumbo y en mi calle, se vuelven a escuchar las voces y cantos ofreciendo alimentos y servicios.

Hay una recuperación paulatina del empleo en la ciudad, y quizá cuando sea completa desaparezcan de nuevo los pregoneros y su poética y singular forma de publicidad.

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