miércoles, 15 de septiembre de 2021

 México y el neocolonialismo gachupín

D

e la primera proclama de Miguel Hidalgo en el pueblo de Dolores, 15 de septiembre de 1810: […] “La libertad política de que os hablamos es aquella que consiste en que cada individuo sea el único dueño del trabajo de sus manos y el que deba lograr lo que listamente adquiera para asistir a las necesidades temporales de su casa y su familia.

La misma que hace que sus bienes estén seguros de las rapaces manos de los déspotas que hasta ahora os han oprimido, esquilmándoos hasta la misma substancia con gravámenes, usuras y gabelas continuadas. La misma que ordena que circule en vuestras manos la sangre que anima y vivifica las riquísimas venas del vasto cuerpo del continente americano; es decir, esas masas enormes de plata y oro que a costa de mil afanes y con peligro de vuestras vidas preciosas, estáis sacando hace tres siglos para saciar la codicia de vuestros opresores y estos sin poderlo conseguir.

Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 7 de julio de 2021. En su discurso de agradecimiento al rey Felipe VI tras recibir un premio de mentiritas, el prócer de los intelectuales fifís y ex jefe de la Operación Berlinstrasse de Coyoacán expresa: “[…] Hace poco menos de 50 años, quienes soñábamos con la posibilidad de implantar en México una democracia sin adjetivos, vimos a España como nuestro ejemplo e inspiración”.

CDMX, 14 de julio de 2021. En su mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador responde a un periodista gachupín, inquieto por el curso de los nexos con España: Hay una nueva realidad en México, y ya no se permite robar. Eso es todo.

Dos meses después, instigado por sus jefes (¡pregúntale! ¡pregúntale!), el mismo operador mediático reaparece en la mañanera del 9 de septiembre para manifestar su preocupación por la polarización (sic). “De aquí –dijo– han salido palabras que pueden resultar duras […], la palabra fifí, que es nueva, o la palabra chairo, que no es tan nueva. Y esto, desde luego, no hace más que contribuir a la polarización que hay en este país.”

Respuesta de Andrés Manuel: “A lo mejor tú, cuando piensas en ‘polarización’ estás tomando como referente a las cúpulas. Ahí sí te aceptaría que hay ‘polarización’ […] Hay una monstruosa desigualdad económica y social en el país”.

¿Diálogo de sordos? Para nada. Simplemente, lecturas distintas de la noción de pueblo: la del gobierno de la 4T, y la del iluminista Voltaire, quien el 1º de abril de 1766 escribe a su amigo Laminaville: “Creo que no nos entendemos acerca del concepto pueblo que vos créeis digno de ser instruido. Yo entiendo por pueblo al que no tiene más que sus brazos para trabajar. Y dudo que esa clase de individuos tenga nunca capacidad ni tiempo para instruirse. Me parece esencial que haya indigentes e ignorantes. Si vos explotáseis un campo, si poseyeráis arados, estaríais perfectamente de acuerdo conmigo (Salvador Ferla, Los dos pueblos, en Todo es Historia, Buenos Aires, mayo de 1983).

Cuando Hidalgo lanza su proclama, México tenía de seis a 10 millones de habitantes. Hoy tiene cerca de 130 millones. Pero, en términos comparativos, el drama planteado por el Padre de la Patria ofrecía un cuadro de injusticia ostensiblemente menor al de nuestros días. Revisemos, entonces, algunos apuntes del periodista Roberto González Amador.

En 1988, el banquero Agustín F. Legorreta (NR, 1935-2019), quien fue director de Banamex y presidente de la Asociación de Banqueros de México durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari), estimó que el destino económico de México era controlado por 300 familias. Doce años después, las reformas estructurales redujeron el grupo a la tercera parte. Así, a inicios de siglo los 100 hombres más ricos de México (0.0001 por ciento de la población) atesoraban el equivalente a 29 por ciento del PIB ( La Jornada, 27/5/2000).

¿Algo cambió durante el reinado de la Videgaray School of Economics? En otra nota, González Amador recupera datos de la investigadora de la UNAM Norma Samaniego: Hasta 2017, la distribución del ingreso nacional entre el salario que reciben los trabajadores y las ganancias de las empresas, fue la más desigual desde que existe registro; por cada 100 pesos que genera la actividad económica, 26 van a parar al bolsillo de los trabajadores, y el resto (74) engrosa el capital en sus diferentes formas: rentas, dividendos intereses ( La Jornada, 21/10/19).

Ese es el México que añoran los intelectuales fifís, junto con el periodista gachupín azotado por la polarización. El México que en la noche de hoy pegará con desigual intensidad el grito que la patria merece, frente al abismo brutal cavado por el uno por ciento de los millonarios que en 2020 concentraron 31 por ciento de la riqueza nacional (Dora Villanueva, La Jornada, 23/6/21).

Del maestro Eduardo Galeano: Quien crea que la patria es una casa de todos, será hijo de nadie.

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