Habrá que registrar cuántos espejitos recolecta en su gira por la “madre patria” y cuánto oro (de los mexicanos, por cierto) da a cambio, pero en vía de mientras cocina más acuerdos y “alianzas” con el gran capital español en el terreno petrolero, al más puro estilo aznarista. La Jornada de ayer nos entera que en el último año y medio, a raíz de la llegada a Los Pinos de Felipe Calderón, “altos ejecutivos de Petróleos Mexicanos han intensificado sus contactos con empresas españolas relacionadas con los hidrocarburos… emisarios del más alto nivel de Calderón y del actual director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles (G.G.) se han entrevistado en España una media docena de veces con altos ejecutivos de la empresa española Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH, una ex paraestatal), con el propósito de conocer de primera mano el proceso de privatización de este antiguo monopolio español del petróleo e indagar la posibilidad de que los mismos responsables que llevaron a cabo este proceso dirijan uno similar en México”.
Pues bien, de acuerdo con su propia información, la ex paraestatal Compañía Logística de Hidrocarburos cuenta entre sus principales accionistas a empresas perfectamente conocidas y padecidas en México, como Repsol (15 por ciento del total), la trasnacional española dueña de buena parte del gas natural mexicano, beneficiaria de los “contratos de servicios múltiples” otorgados por Fox en la cuenca de Burgos, y azote de los desamparados consumidores de dicho energético en cuando menos la mitad de las zonas de distribución en las que el gobierno federal generosamente distribuyó las concesiones gasíferas. Entre lo más reciente, el gobierno calderonista le otorgó un contrato por 15 mil millones de dólares para el suministro de gas natural a las centrales eléctricas de la zona centro occidental de México
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