Despertar en la IV República
Modernización: pruebas de fuego
José Agustín Ortiz Pinchetti
D
esde su fundación México ha aspirado a la modernidad: a convertirse en una nación democrática y robusta como aquellas que le han sido contemporáneas. Este empeño le ha tomado la friolera de 199 años. El año pasado se inauguró un régimen que pretende hacer cuajar la modernización. A su favor tiene: un origen democrático indiscutible, un avance contra la corrupción y una atmósfera de libertades.
Los regímenes de todos los colores en casi 200 años han fracasado en el empeño de la modernización. Los liberales lograron un régimen de libertades pero no creció la economía. Díaz, su sucesor, hizo crecer la economía pero eliminó las libertades.
El régimen neoporfirista (1929-2000) logró la paz, la estabilidad y el crecimiento pero mantuvo el autoritarismo y la desigualdad. Vino luego una transición que duró 18 años (2000-2018) que resultó peor: incrementó la corrupción y el control de los medios, rasgos antidemocráticos. El nuevo régimen tiene una oposición feroz financiada en alguna medida por los grupos de interés que apoyaron al viejo régimen. La suerte de este ensayo de modernización está sujeta a duras pruebas.
La primera de ellas es lograr salir del estancamiento económico y de la ruina de la administración pública, herencia de sus antecesores.
El segundo desafío es una inesperada epidemia medieval con dos vertientes. Por lo que toca a la sanidad, pareciera que está encontrando una salida, pero no es seguro que los efectos de la plaga en la economía puedan ser superados. El tercer reto es político. Demostrar en 2021 que no intervendrá ilegalmente y que las elecciones de mitad de término serán libres y justas las gane quien las gane.
El cuarto reto, el mayor de todos, será reducir aunque sea modestamente, pero sin dejar dudas, la desigualdad y la pobreza. Hoy la mitad de la población está en una condición precaria. No podría esperarse que alcanzáramos una igualdad semejante a los países que han sido nuestro modelo, pero al menos que por primera vez no pueda dudarse que hemos empezado a recorrer el camino.
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