Entrevista a Claudia Sheinbaum Pardo
La experiencia de la pandemia demanda nuevos retos para la Ciudad de México
Esto pudo haber sido mucho peor, más gravede lo que está siendo, señala la mandataria // En la época neoliberal quisieron privatizar la salud
Miguel Ángel Velázquez
Periódico La Jornada
Lunes 4 de mayo de 2020, p. 29
Lunes 4 de mayo de 2020, p. 29
La pandemia obliga: es hora de decisiones. Para la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, eludir responsabilidades no es opción, y sin buscar perfiles de autoritarismo llama a repensar la vida en la ciudad mediante un proyecto destinado a fortalecer las instituciones de gobierno.
“Cuando hablamos de una ciudad de derechos, y que somos parte de un movimiento nacional, nos referimos justamente a eso, al rescate del Estado. A nosotros nos corresponde el gobierno de la capital del país, y en ese marco, con toda su magnitud, no pensamos en recurrir a un Estado autoritario o antidemocrático, sino caminar en el sentido de la recuperación de los grandes derechos, a fortalecer instituciones. ¡Imagínate, quisieron privatizar el IMSS y el Issste, pero gracias a que aún existen es que podemos atender a esta pandemia!
Hubo en toda la época neoliberal la orientación de desaparecer los grandes derechos y privatizar la salud y la educación. Hoy recuperamos el valor de un Estado que tiene que ser fundamental en la planeación, en la garantía de esos grandes derechos, en lograr una población sana con sus grandes derechos a salvo.
La jefa de Gobierno está sentada en la cabecera de la mesa de mando del llamado C5, desde donde se monitorean gran parte de las calles de la ciudad. Concede una entrevista videograbada. Han pasado 65 días desde aquel viernes al final de febrero, cuando se dio la noticia de que la pandemia se había colado a la ciudad, y aunque niega haber caído en desesperación, señala que hay grandes preocupaciones.
Sheinbaum se niega a comparar desgracias:
No es lo mismo el sismo de 2017 que esto, pero se tiene que dimensionar la problemática. “Es una pandemia, tiene alcance mundial, es difícil la comparación, pero si vemos el número de personas fallecidas nos damos cuenta –por el sismo, la cifra oficial de muertos fue de 228; hoy, en el tiempo de la pandemia, ya casi se llega a 500 en la ciudad– de que va a tener gran amplitud. El número de personas que pierden la vida, gente con nombre y apellido, va a seguir creciendo entre la gente que los médicos llaman en situación de vulnerabilidad porque padecen de enfermedades que los colocan en ese rango.
Es una situación compleja, insisto; es difícil porque a lo mejor uno no ve la impresión que causa un sismo, un edificio que se cae, que se derrumba o que tiene problemas, pero a nivel de toda la población quedarse en casa también tiene efectos muy importantes, el distanciamiento físico, la sana distancia afecta a millones, y no solo aquí, en todo el mundo, particularmente en la Ciudad de México, donde habitamos 9 millones de personas que hemos visto afectada nuestra cotidianidad. El cierre de negocios, el tema económico en general. Hoy ese es otro choque.
Sin titubeos, Claudia Sheinbaum asegura que el pasado cobra facturas. “Esto pudo haber sido mucho peor, más grave de lo que está siendo. Evidentemente, no podemos minimizar lo que está viviendo la ciudad, el país, las distintas ciudades del mundo, todos los habitantes del planeta, y me refiero a que nosotros hemos estado trabajando en cuatro esquemas:
El primero tiene que ver con el acercamiento a la comunidad científica y el desarrollo de la enfermedad para tener una visión de qué es lo que iba a pasar en la ciudad, y se creó un modelo que hemos estado siguiendo, y que nos ha permitido prepararnos con tiempo para la situación que ya vivimos.
“La segunda fue una fase preventiva, y desde la ciudad iniciamos algunas acciones previas, naturales por las características de la zona metropolitana del valle de México y de esta ciudad: sana distancia, freno de algunas actividades no prioritarias; después, cerrar otras, y al final, el llamado a la fase 3. Estimamos que de no haberse aplicado todas estas medidas, hoy la capacidad hospitalaria para atender a enfermos de Covid-19 estaría desbordada; el problema sería hasta cinco veces mayor al que tenemos.
“La tercera es el trabajo coordinado entre la instituciones de salud del gobierno de México. Todos los días, por lo menos desde hace tres semanas, nos reunimos de lunes a sábado, y de lunes a domingo si es necesario, para tener certeza de los datos, del número de personas que hay en cada hospital, la disponibilidad de camas, la medidas que se deben aplicar.
Por último, la preparación científica, la planeación para la entrada del Plan DN-III y de Marina, y además el apoyo económico que hemos dado, en la medida de nuestras posibilidades, a la población más vulnerable para que pueda soportar de mejor manera esta situación.
▲ La toma de decisiones para hacer frente a la pandemia siempre se hizo en coordinación con las autoridades de Salud federales, señaló Claudia Sheinbaum en videoentrevistaFoto La Jornada
–En esto de lo que nos hablas, de la coordinación entre la gente del gobierno, parece difícil de entender porque de pronto parece que hay contradicciones que confunden.
–A lo mejor parece que en el primer momento hay contradicciones, pero no las hay. Yo más bien lo que diría es que nosotros tuvimos que aplicar medidas un poco antes que a nivel nacional, pero siempre estuvimos en coordinación con la Secretaría de Salud federal informando lo que estábamos haciendo. No es una cuestión de subordinación, sino todo lo contrario, más bien de coordinación. Estuvimos de acuerdo en que en la ciudad se tenían que aplicar medidas mucho antes, y así tendrá que ser a la salida de la crisis. Yo no he sentido falta de apoyo, sino sencillamente una visión distinta, de lo que estamos enfrentando, y lo estamos haciendo de manera distinta, pero no en el sentido de contradicción, sino en lo que nos toca atender. Una cosa es lo que sucede a nivel nacional y otra la ciudad, que tiene sus propias características”.
–Hay declaraciones que confunden, insisto: la jefa de Gobierno nos pide que usemos cubrebocas, y sin embargo el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dice todo lo contrario día con día. Nos previene de que es inútil el uso de ese filtro, y eso lo que crea es confusión.
–Nosotros damos la instrucción, y no la doy yo, la jefa de Gobierno, sino a partir de la revisión de los hechos que hace nuestra propia Secretaría de Salud. Si se vive en un lugar donde no se tiene un nivel de contagio como en la Ciudad de México, pues a lo mejor no es necesario usar cubrebocas, pero el Metro, por ejemplo, una zona de alto contagio, ahí si una persona estornuda dentro de un vagón es mejor que tenga cubrebocas; es una orientación de nuestra Secretaría de Salud; entonces, parece que es contradictorio, pero no lo es”.
–Vivimos en una ciudad que te está demandando nuevos retos: replantear o repensar la capital. ¿Podemos seguir por el mismo rumbo?
–Hoy, en esta pandemia estamos aplicando las mismas medidas que se aplicaban en la época de las pestes, donde lo único que se puede hacer es el aislamiento. Esta situación, por otro lado, nos coloca en un momento específico de coyuntura donde tienes que tomar decisiones, y finalmente la decisión más importante es la salud de las personas balanceando las acciones. No es que mañana se declare que se cierra la Central de Abasto –se le ha declarado zona de alto contagio– porque sería dejar sin alimento a mucha gente. Hay que garantizar el alimento de la gente y al mismo tiempo poner por enfrente la salud de las personas.
“También se nos ha colocado frente a muchos retos que creo yo hemos ido adecuando, por ejemplo, lo político, pero sobre todo, lo más importante desde mi punto de vista como jefa de Gobierno, estar enfrentando esos retos sin eludir las responsabilidades, sino enfrentándolas todo el tiempo responsablemente sin abandonar otros temas, como la seguridad. Hay que repensar la ciudad en muchos sentidos, desde el alimentario, la educación, la movilidad...
Hoy que no hay tanto tránsito vehicular uno se pregunta si es posible emprender acciones de organización de la sociedad que nos permita administrar mejor el tránsito y no necesariamente recurrir a grandes obras públicas de distribuidores viales; recuperar la naturaleza, por otro lado, y también, fundamentalmente, el desarrollo económico.
La gobernante de la capital de México se crece para responder que ella anhela una ciudad distinta, en un país distinto, y advierte de su orgullo por participar en el cambio encabezando a la Ciudad de México: “Es un privilegio que no se puede eludir, y frente a situaciones así hay que tomar las riendas y jamás eludir la responsabilidad, y creo que en la medida de lo posible hasta ahora hemos hecho las cosas bien.
Estamos hablando de una ciudad con 9 millones de habitantes que recibe 5 millones más cada día, y si la medimos frente a lo que pasó en otras ciudades del mundo, tanto de Asia y Europa, como de Estados Unidos, podríamos decir que las medidas que hemos ido aplicando han sido las correctas, y bueno, decir que estamos equivocados, apostar a una tragedia en el país para que le vaya bien a una idea política” le parece a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, cuando menos,
mezquino.
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