lunes, 10 de junio de 2019

AMLO, Trump y Tijuana | @AlvaroCueva
Le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se acaba de anotar una victoria monumental.
Yo no sé si usted se dé cuenta de lo que acaba de suceder aquí. Nuestro gobierno consiguió negociar con Estados Unidos.
¿Sí entiende que nadie más había logrado algo así, que ni las más inmensas potencias mundiales, como China, pudieron impedir que se cumplieran las amenazas de Donald Trump?
Y nuestras autoridades sí pudieron.
Obviamente fue un proceso largo, desgastante y lleno de presiones. Yo hasta llegué a pensar, consumiendo medios y redes sociales, que había gente que deseaba que nos fuera mal, que había figuras que celebraban el inminente fracaso de las negociaciones.
¡Pero no! Salimos adelante y yo sí creo que es algo que debemos festejar porque nos va a beneficiar a todos, porque es una noticia que nos está colocando de una manera muy diferente, positiva, en el contexto internacional.
Sí, esto implica modificaciones en nuestra relación con las personas que pasan por México en su camino a Estados Unidos y un montón de cosas más, pero la relación costo-beneficio es inmejorable.
De entrada, es algo que va a proteger el bolsillo de millones de familias mexicanas y estadunidenses. ¿No le da gusto? ¿Usted no es un poquito más feliz porque estrechamos lazos con nuestros vecinos del norte? ¿Pero sabe qué es lo más maravilloso de todo? La comunicación.
No sé usted, pero yo estoy convencido de que Andrés Manuel López Obrador, a pesar del rencor de quienes no lo quieren, aplicó una prudencia ejemplar en cada una de las palabras que utilizó en sus conferencias. Jamás ofendió a Donald Trump, jamás lo confrontó o le dijo algo que no le mandara un mensaje de paz, de amistad. Jamás se perdió la dignidad.
Decir esto, hoy, cuando tantos personajes se están desplomando en la política global, no es cualquier cosa. Y la idea del evento público en Tijuana fue poco menos que magistral.
¿Por qué? Porque hay algo que hace la diferencia entre el Presidente de México y el de Estados Unidos: el apoyo popular. Mientras que el señor Trump, más allá de lo que representa, es famoso por las expresiones de odio de sus detractores, López Obrador goza de un respaldo insólito.
El valor simbólico de tenerlo ahí, en la frontera más transitada del mundo, en el sitio donde asesinaron a Luis Donaldo Colosio, rodeado de aquella multitud, para un asunto de paz, no se parece a nada que alguien más pudiera hacer en todo el planeta.
De origen era un tema de: “Véanos, soy el Presidente y estoy con mi pueblo. No estamos aquí para buscar problemas. Estamos aquí para encontrar soluciones. Somos muchos. Somos amigos. Nos tenemos que respetar”.
Acabó siendo un festejo. ¿Puede haber habido un acierto más grande que AMLO agradeciéndole este éxito al “apoyo de todos los mexicanos?
Suena como a esas leyendas que se cuentan de nuestra historia nacional. Suena como a volver al origen de la política en un momento en que media humanidad lucha por descubrir el hilo negro de la diplomacia.
Sí, todavía hay mucho por hacer, pero se impidió una catástrofe. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se acaba de anotar una victoria monumental. ¿O usted qué opina?

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