COLUMNAS
Se rompe la tregua AMLO-EPN
Las pesquisas coordinadas por el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiara, Santiago Nieto —particularmente en relación a las pasadas actividades financieras de Petróleos Mexicanos—, han levantado importantes ámpulas en el primer cuadro de la administración peñista
Foto propiedad de: internet“Nunca hay que pactar con el error, aun cuando aparezca sostenido por textos sagrados.” Gandhi
Un pacto efímero
Si uno lee con detenimiento los artículos de opinión de ayer de Carlos Mota en El Heraldo, y de Alberto Rodríguez en este espacio, SDP Noticias, podrá encontrar claves que indican que “el pacto de no agresión” entre el ex presidente Peña Nieto (y su equipo de colaboradores) y el jefe del ejecutivo federal López Obrador (y su círculo más cercano) está por quebrarse. Lo que es más, la agresión que se avecina se está dibujando en ambos sentidos.
Por un lado tenemos al ex director de PEMEX, Emilio Lozoya, que al parecer le ha hecho saber a la 4T que cuenta con elementos suficientes para asegurarse de que si él “cae”, caigan junto con él otros importantes funcionarios de la pasada administración y, en una de esas, hasta el mismísimo ex mandatario.
Del otro extremo, por lo que se escucha con insistencia en los corredores que llevan a las mañaneras, esos mismos personajes amenazan con exhibir información que pudiera poner en una difícil situación a AMLO, e incluso a algunos miembros de su familia.
Medir fuerzas
Así, ambos “bandos” han entrado a un ejercicio previo que consiste en medir sus fuerzas antes de desencadenar acciones irreversibles con toda su furia.
Es evidente que Andrés Manuel López Obrador no había querido caer en ese juego, de ahí que lleva varios días evitando ser blanco de preguntas de los reporteros en sus mañaneras. Sabe que alguno (si no es que varios de ellos) le plantearán una difícil cuestión que ya ha sido sembrada previamente por lo que él ha denominado la “mafia del poder”. Estos pasados días, al evitar participar en las conferencias de prensa, el presidente buscaba forzar a ciertos exfuncionarios a tener que filtrar a los medios de comunicación la información que supuestamente lo incriminaría, eso antes de verse arrinconado a contestar en su propio espacio (su conferencia de la mañana).
Al parecer, esto no resultó y sus rivales no han soltado prenda, por lo que López Obrador se ha anticipado al ataque que le han asegurado indicándoles a los servidores públicos de su administración, a través de un memorándum, que no permitirá “que integrantes de su familia hagan gestiones, trámites o que se lleven a cabo negocios con el gobierno, en beneficio propio o de algún recomendado”.
¿Funcionarios a la fuga?
Sin duda las pesquisas coordinadas por el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiara, Santiago Nieto —particularmente en relación a las pasadas actividades financieras de Petróleos Mexicanos—, han levantado importantes ámpulas en el primer cuadro de la administración peñista.
¿Dónde están ahora personajes como Luis Videgaray, Ildefonso Guajardo, el propio Enrique Peña Nieto? ¿La Secretaría de Gobernación conoce con exactitud su paradero?
Las preguntas anteriores no son ociosas ni buscan “amarrar navajas”. Son, por el contrario, interrogantes válidas, pues la regla básica cuando se rompe una entente es que todo se vale; vaya, impera el “sálvense quien pueda”.
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