COLUMNAS
AMLO y el sargazo: portero sin suerte no es portero
Ni hubo crisis de sargazo ni, hace años, de la influenza. ¿Puros cuentos?
Foto propiedad de: internet“La sensación de ver a Yuri Gagarin volar en el espacio es sólo superada por el disfrute de parar un penalti”. Lev Yashin
El pasado 23 de junio Andrés Manuel dijo que el problema del sargazo no era gravísimo, que simplemente se había magnificado para afectar a su gobierno y que todo se iba a resolver.
La comentocracia de inmediato se lanzó contra López Obrador expresando, con indignación y hasta con rabia, que era inaceptable tener a un presidente capaz de negar tan a la ligera la crisis del sargazo, fenómeno natural absolutamente inevitable mucho más dañino para Cancún que el peor huracán.
Recordé los tiempos de la influenza que se suponía iba a acabar con la vida de muchísimos mexicanos. Aquella vez, para evitar la catástrofe el gobierno de Felipe Calderón paralizó al país y, entre otras medidas, prohibió los mítines de cualquier tipo. Fueron días de pánico porque se nos obligó a todos a salir a la calle con tapabocas.
Contra la recomendación de las autoridades, Andrés Manuel López Obrador encabezó el 6 de mayo de 2009 un mitin en Tabasco, en la comunidad de Tamulté de las Sabanas, concentración en la que ninguno de los asistentes traía el cubrebocas.
“Qué influenza ni qué ocho cuartos”, dijo Andrés Manuel en Tamulté de las Sabanas antes de diagnosticar que los virus que sí dañaban a México eran el mal gobierno y la corrupción.
A López Obrador, naturalmente, se le criticó bastante y hasta el IFE — nombre original del INE— ordenó una investigación para determinar sanciones por el mitin celebrado en plena contingencia sanitaria.
Poco tiempo después se supo la verdad: en efecto, ¡qué influenza ni qué ocho cuartos! Nadie murió, no hubo crisis, no existió la pandemia: se trató de un riesgo absoluta, artificial, absurdamente magnificado que solo provocó el efecto muy perjudicial para México de detener de un día para otro la economía nacional.
¿Qué leemos este domingo 28 de julio sobre el sargazo, más de un mes después de que Andrés Manuel negara la gravedad del problema? Enseguida algunas notas periodísticas:
1.- Reforma: “Disminuye sargazo en playas del caribe. Tormentas y un frente frío han ayudado a reducir alga acumulada en las playas del Caribe mexicano, reportó la Red de Monitoreo de Sargazo”.
2.- El Universal: “Lluvias y vientos limpian sargazo de playas de Quintana Roo”.
3.- El Heraldo de México: “¡Bendita lluvia y viento! Alejan sargazo de playas de Quintana Roo”.
4.- Milenio: “El azul turquesa regresa a playas de QRoo; sargazo se aleja. Las lluvias, viento y corrientes marinas favorecieron para que la alga marina se alejara de las costas de Quintana Roo, donde pocas playas aún están afectadas”.
Es decir, Andrés Manuel tenía razón: el problema del sargazo no era problema.
Supongo que hasta sus críticos más feroces admitirán que el ahora presidente de México no se equivocó al negar la existencia de dos terribles crisis, una sanitaria, la de la influenza, y la otra ambiental, la del sargazo. Esto es, habría que empezar a creer en sus diagnósticos.
Una de dos, o Andrés es experto en medicina y ciencias del mar o, de plano, el suyo es simplemente el caso de los guardametas eficaces, aquellos favorecidos por la fortuna, quienes por sus increíbles actuaciones evitando goles absolutamente imparables, dieron origen a la sabia frase “portero sin suerte no es portero”, esto es, “presidente sin suerte no es presidente”.
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