martes, 26 de noviembre de 2019

Ciudad perdida
Una renuncia con visos de tinglado
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▲ A menos de un mes de que se inicien los festejos de fin de año, locatarios del mercado Jamaica se aprovisionaron y comenzaron la venta de flores de nochebuena, adornos navideños, piñatas y árboles de Navidad.Foto Cuartoscuro
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odo parece indicar que la renuncia que presentó Ricardo Ruiz a la coordinación del grupo parlamentario de Morena en el Congreso de la Ciudad de México sólo fue una farsa que pretendía hacer creer que se pondría un poco de orden en el organismo para que el caos no sufriera daño, y a decir verdad, les ha salido bien.
Para empezar, Ruiz hizo circular en redes sociales un texto en el que advertía de su renuncia, sin que esta fuera conocida por la coordinación política del organismo que él, Ruiz, dejó en manos de lo que queda de Acción Nacional, y consciente de que ese texto se filtraría a los medios.
No obstante, en un agregado el diputado asegura: Sólo me faltó decir una cosa. Para efectos Públicos mi renuncia será por Motivos Personales (en altas como en el original), no acostumbro a filtrar, ni debatir asuntos o criticas internas del Grupo en los medios. Repruebo tajantemente esa práctica. Asumiré los costos, las denostaciones o especulaciones que habrá sobre esta decisión, y concluye con esta sentencia: Cualquier filtración o interpretación parcial de esta decisión, no será por causa mía.
Y claro, el texto circuló con velocidad de bala por todos lados, y hasta hubo por ahí una declaración llena de alarma del coordinador político que no se daba por enterado del gesto de Ruiz, pero lo desmentía. No obstante, lo que el diputado de Morena escribió sí es una radiografía fiel de lo que sucede en el Congreso.
Para empezar, admite que llegó a la coordinación en un momento muy complejo de crisis y división, y reconoce, en los hechos, la existencia de “grupos internos –así llama a las tribus–, con disciplina y toma de decisiones propios. Hoy los conflictos internos se están agudizando”.
Luego da cuenta de su debilidad y asegura que los acuerdos que toma la fracción no se respetan porque por encima del interés general prevalece el interés grupal –es decir, de tribu– para obtener dividendos políticos y de otro tipo –no explica cuáles son esos dividendos de otro tipo que deberían ser aclarados de inmediato–, pero él mismo asegura que es irresponsable y peligrosisima esta tendencia.
Luego pone al descubierto la dificultad de la fracción para comunicarse con el gobierno de la ciudad: A pesar de los esfuerzos e instrucciones de la jefa de Gobierno, no hay canales institucionales y únicos, adecuados y confiables. Existe por parte de los canales establecidos, formal o informalmente, tendencia a privilegiar la interlocución con alguna persona o grupo interno de la fracción y no actuar institucionalmente.
Hasta el final de la semana pasada la situación en el Congreso estaba totalmente viciada, por decirlo de alguna manera. Desde que Ruiz fungía como presidente de la Jucopo los acuerdos con la oposición los realizaba, por una parte, José Luis Rodríguez, y por la otra, Valentina Batres, mientras empezaba a construirse un tercer grupo, y él, Ricardo Ruiz, miraba con complacencia cómo en lo administrativo (José Luis Rodríguez) y en lo político (Valentina Batres) se daban vuelo tomando decisiones que de ninguna manera les correspondían, pero aprovechando el vacío que creó Ruiz llevaban agua a su molino.
El domingo por la noche se decidió no permitir que Ruiz abandone la coordinación –porque no le conviene a los grupos a los que el diputado Ruiz mencionaba en su renuncia–, pero desde el sábado ya había un acuerdo para seguir usándolo.
De todas formas, como dijimos en la entrega anterior, estos sainetes a la única que perjudican es a la jefa de Gobierno, y el texto de RR explica que la crisis del Congreso ya alcanzó al gobierno, pero por lo pronto la farsa ha triunfado, ojalá sea para bien.
De pasadita
Y bueno, en el mismo Congreso se empezó a entrevistar a quienes aspiran a dirigir el órgano de control de la Comisión de Derechos Humanos de esta ciudad. Son 15 las y los que se han inscrito, y dentro de esa lista llama la atención el nombre de Martha Elena Chicano Hernández, muy ligada a la delegación Gustavo A. Madero, donde no dejó ningún buen sabor de boca.
Habrá que tener cuidado porque durante su gestión como directora general de Administración recibió incluso alguna demanda por despidos y mal trato a los trabajadores. Esas pequeñas cuestiones deberían impedirle ser tomada en serio para ocupar un lugar en la Comisión de Derechos Humanos. Aguas, ya no hay tiempo para corregir errores.

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