Astillero
Jiménez Espriú: civil que cae // Más poder a la Armada // Espadas Ancona, antiAMLO //
La indebida generosidad
Julio Hernández López
▲ El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció ayer el relevo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, acompañado del ex titular Javier Jiménez Espriú (centro) y del nuevo secretario de esa cartera, Jorge Arganis.Foto Presidencia
P
odría decirse que es una víctima civil. Javier Jiménez Espriú, uno de los acompañantes de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en la larga travesía hacia el poder político nacional, sucumbió ayer en términos administrativos ante el avance de las fuerzas militares, específicamente la Armada, que está en curso de tomar el control de puertos y aduanas marítimas, en el contexto de la amplísima y preocupante cesión presidencial de posiciones a las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Marina (Semar).
Es cierto que el Presidente de la República tiene entre sus facultades la de nombrar y remover libremente a los miembros de su gabinete y que, a fin de cuentas, en él recae la responsabilidad política e histórica de lo que el gobierno federal haga durante un sexenio y no en sus secretarios o directores. Pero también es verdad que esos subordinados del Ejecutivo federal tienen una área delimitada de operación que debe ser preservada para que el titular pueda entregar cuentas específicas a su jefe.
En el caso de Jiménez Espriú ese ámbito de acción fue progresivamente reducido o abiertamente anulado. La gota que derramó el vaso fue el anuncio andresino de instalar a mandos marinos en los puertos y aduanas marítimas del país, en contravención de lo que indica la Constitución, respecto a lo que pueden hacer las fuerzas armadas en tiempo de paz y en detrimento del poder electo para resolver los problemas nacionales por vías pacíficas y civiles, no para entregar porciones crecientes de poder a instituciones castrenses que, por lo demás, históricamente sólo han dado iniciales muestras efectistas de mejoría en temas candentes de seguridad pública y lucha contra la corrupción y el crimen organizado, pero que, a fin de cuentas, han resultado igualmente de ineficaces, a la par que susceptibles de cooptación por parte de cárteles y capos.
El estilo de despachar a un discordante es novedoso en esta ocasión. Se le ha prodigado difusión al punto de vista del renunciante y gráficamente se ha dado una muestra de civilidad dialogante. Ya antes han dejado sus cargos otros personajes por sostener posiciones distintas a las del Presidente, tanto de segundo nivel (comisiones, consejos, direcciones, subsecretarías) como del primero, el secretarial.
Entre éstos, Carlos Urzúa, de Hacienda, con quien se tuvo y se mantiene una postura de abierto distanciamiento y animadversión. Josefa González Blanco dejó la secretaría del Medio Ambiente por una pifia que al paso del tiempo se ve menor frente a excesos o enredos de otros miembros del gabinete a los que se ha otorgado una benevolencia que no se concedió a la chiapaneca que hizo mutis sin mayor aspaviento, como si supiera que, en realidad, se prefería deshacerse de ella con cualquier motivo.
En otro tema, ayer rindieron protesta cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral. En medio de la discusión sobre las filias o fobias de los recién llegados, vale reproducir parte de lo publicado el 14 de septiembre de 2018 por el ex perredista Uuc-kib Espadas Ancona en La Revista Peninsular, editada en Mérida, Yucatán, bajo el título
La indebida generosidad(https://bit.ly/2BpUljw).
Espadas Ancona señaló:
El día de hoy, nuevamente, los viejos socialistas aceptan ser desplazados, ahora por un triunfante López Obrador. Fiel a su priísmo juvenil y a su añejo anticomunismo, con mal disimulada desconfianza procura relegarlos sistemáticamente, al tiempo que reivindica la actuación histórica de sus antiguos compañeros de militancia, Manuel Bartlett el primero.
Luego, señala al
merecidamente desprestigiado Ricardo Monreal, al
opaco Mario Delgadoy a la
improvisada política Olga Sánchez Corderoquienes, según Uuc Kib, ocuparon cargos que debieron corresponder a Martí Batres, Pablo Gómez y Alejandro Encinas:
Indebida generosidad que tendrá un alto costo para quienes tienen la ingenua esperanza de que el nuevo gobierno significará cambios sociales profundos. ¡Hasta el próximo lunes!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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