La protesta se salió de control: 43 mujeres policías y 13 civiles lesionadas. En Monterrey, donde se castiga el aborto, la derecha debe estar feliz.
El arco y la flecha
“Yo NO soy feminista. Soy libre, fuerte y femenina”, dijo la senadora Lilly Téllez en Twitter después de haber publicado, en la misma red social, un video en el que ella practica el deporte del tiro con arco.
Esa flecha no dio en el blanco.
Honestamente hablando, me alegra que Lilly sea libre, fuerte y femenina. Lamento que una periodista y legisladora tan exitosa no sea feminista ni, por lo visto, haya reflexionado acerca de que le ha ido muy bien en la vida gracias a militantes del feminismo del pasado que lucharon para que ella tuviera derecho a trabajar en medios de comunicación, participar en política y aun realizar ejercicios deportivos que exigen destreza y musculatura, actividades en otros tiempos vetadas a las mujeres.
La explicación del éxito
Suele ocurrir que las mujeres triunfadores rechacen el feminismo. Lo hacen porque no necesitaron agradar a los hombres ni pelear con ninguno para lograr sus objetivos. De ahí que les parezca inútil la causa feminista. Se trata desde luego de un juicio injusto que olvida y hasta ignora el sufrimiento de muchas mujeres que enfrentaron a las leyes y aun a la moral de otras épocas para poco a poco, paso a paso romper numerosos y brutales estereotipos de género.
Las mujeres exitosas lo son por trabajadoras, inteligentes y serias, pero sus logros no pueden entenderse ni explicarse cabalmente sin al menos recordar la lucha femninista.
Sheinbaum
No todas las mujeres de éxito son así, desde luego que no. Claudia Sheinbaum ha destacado en la ciencia y en la política por sus propios méritos —físicamente se ve en forma, así que supongo practica algún deporte de resistencia, como el ciclismo, la caminata o correr—, pero ella durante toda su trayectoria se ha dado tiempo para militar activamente en la causa del feminismo. Es decir, no solo es fuerte, libre y femenina, sino también feminista.
No han sido menores las aportaciones de la jefa de gobierno de la capital de nuestro país al feminismo mexicano actual.
Un enemigo de la 4T quiso manipular la lucha de las mujeres
¿Por qué ayer entró en un absurdo debate con jóvenes feministas que protestaban por el aborto, debate que sirvió para que en algunos sitios de internet de izquierda se lanzara la falsa acusación de que Claudia reprimió a las manifestantes? Simple y sencillamente la señora Sheinbaum se metió en problemas por honestidad y valentía políticas.
Claudia supo, y lo denunció de inmediato, de la infiltración en el movimiento feminista de una de las principales ejecutivas de cuestionado grupo empresarial GINgroup, compañía facturera de Raúl Beyruti. La infiltrada es María Beatriz Gasca, vicepresidenta de Responsabilidad Social y Recursos Humanos de esa empresa, por cierto, no pocas veces acusada de evasión fiscal.
¿Tendría Beyruti interés en manipular con fines de presión política alguna manifestación feminista? Desde luego que sí. Parece ser su estilo. Ha invertido en medios de comunicación con tal propósito. Se sabe que es propietario de la revista Forbes, edición México; que es socio importante de El Economista y que financia los proyectos informativos de Pedro Ferriz de Con, este último, hay que precisarlo, uno de los promotores del Frente Nacional Anti AMLO junto con el regiomontano Gilberto Lozano. Como a Beyruti lo investigan la UIF y el SAT por ser considerado el rey del outsourcing ilegal, invierte en política (y en empresas periodísticas) para defenderse.
Claudia Sheinbaum nada más dio a conocer el nombre de la colaboradora de Beyruti; no la acusó de ninguna ilegalidad ni afirmó que ella estuviese logrando manipular a las feministas, quienes son suficientemente inteligentes como para permitir algo así. Debe subrayarse que la jefa de gobierno solo mencionó un hecho que debe ser explicado, no únicamente por las sospechas que el SAT y la UIF tienen sobre Beyruti, sino por la participación de uno de sus protegidos, Ferriz, en el ultraderechista grupo FRENA, que no representa realmente nada, pero que sirve para entender las intenciones de algunos personajes inconformes con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Es decir, Claudia exhibió las maniobras de Beyruti para defender a la brutalmente asediada 4T.
Lograr lo contrario a lo buscado
Por lo demás, me parece extraña e inclusive ineficaz la estrategia de exigir que el aborto se legalice en todo el país marchando en la metrópoli donde es legal desde hace muchos años, la Ciudad de México; se comprende que se realizara la manifestación donde iba a tener mayor difusión, pero desgraciadamente la protesta se salió de control —43 mujeres policías y 13 civiles resultaron lesionadas, según información de Reforma—. En Monterrey, donde se castiga la interrupción del embarazo, quienes se oponen a esta medida deben estar felices: lo vivido ayer en la CDMX fortalece la idea de la mayoría de las mujeres conservadoras que, como la senadora Lilly Téllez, se definen a sí mismas como femeninas, pero jamás como feministas.
Sobra talento en el feminismo mexicano. Deben sus dirigentes buscar fórmulas eficaces de entendimiento con una mujer que las representa en la política y que ha demostrado capacidad para gobernar, algo particularmente notable en el combate a los efectos dañinos de la pandemia. Sin la seriedad, la disciplina y el sentido común basado en la ciencia que ha demostrado Claudia, no hay duda de que la terrible crisis causada por el coronavirus habría sido infinitamente peor.
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