viernes, 28 de septiembre de 2018

"Sí merezco abundancia"

@maloguzmanverojue 27 sep 2018 17:34
 
  
 
La labor, no sólo será del ejecutivo federal, recaerá también en los otros dos poderes.
La labor, no sólo será del ejecutivo federal, recaerá también en los otros dos poderes.
Foto propiedad de: Internet
Og Mandino escribió hace algunos años El vendedor más grande del mundo. Después de ser best-seller internacional por más de 30 años, demostró que con el libro en cuestión, el mejor vendedor del mundo era él con dicha publicación y todos sus textos sobre la auto-superación.
Viendo el costo que pagan nuestros políticos por sus corruptelas, cabe preguntarse si hoy en día, Mandino, al escribir sobre el mejor negocio del mundo, lo haría al respecto de ser político en México. Robar como si no hubiera mañana, declararse culpable solo en caso de que la justicia le caiga a uno encima, soportar una sentencia de 9 años (si acaso, por muy largo el cumplimiento), pagar la ridícula suma de 58,000 pesos por concepto de multa y gozar -más tardecito y en compañía de la familia- de los millones usurpados a la nación, es francamente MUY buen negocio.
¡Qué burla tan descarada! Ranchos, casas, departamentos, obras de arte y una larga lista de artículos de lujo, por los cuales (para agregar un toque de ironía), justos pagarán por pecadores. Y es que a partir de ejemplos como estos, Andrés Manuel ha optado por la salida más fácil: recortar sueldos y prestaciones a todo servidor público. Pero servidores públicos de verdad, que sí hacen honor a su nombre hay muchos . 
La “ciudadanía” en su conjunto -y no sin razón- está más que harta de estas raterías de primer orden, del cinismo a ultranza y de que no pasa nada. Quienes aún se sorprenden de la apabullante victoria de AMLO no se han enterado de los niveles de corrupción alcanzados por algunos políticos, de todos los niveles. 
Andrés Manuel prometió barrer la corrupción de arriba para abajo y es lo que pide la ciudadanía. Para cumplir su cometido, urge la barredora, escoba, aspiradora para quitar a todos los corruptos, rescatando a los honorables. 
Pero no sólo quitarlos, también que devuelvan hasta el último centavo de sus tropelías y que pasen el resto de su vida en prisión.
La labor, no sólo será del ejecutivo federal, recaerá también en los otros dos poderes. En el legislativo para que las leyes y el fiscal anticorrupción sean a prueba de amiguismos y nuevas corruptelas. El poder judicial basándose en la mano certera de los jueces; obligando a que los culpables sean juzgados conforme a derecho y no permitiendo el subterfugio de los abogados para doblar y usar la ley a su favor.
De cualquier otra forma, el negocio más grande del mundo -que es también en realidad el teatro más grande del mundo- seguirá siendo la corrupción más descarada del planeta. Un triste cinismo que no nos merecemos.

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