El primer año del polémico régimen de Felipe El Breve ha sido sumamente mediocre, salpicado con algunos éxitos sobre todo en su reconciliación con el mundo latinoamericano, el paso de la criminal ley del ISSSTE y su coordinación con la cúpula senatorial tripartidista con la que de facto cogobierna y que ha hecho avanzar algunas medidas electoreras que le han dado un poco de oxigenación política, lo cual ha sido exageradamente dimensionado por los multimedia sovietizados del amasiato neoliberal panista-priista, al que ha sido seducido un sector "pragmático" del viejo PRD, que sacrifica su posicionamiento del corto plazo por la inmediatez pecuniaria.
Alguien podría contradecirnos, no sin justificación, que Felipe El Breve obtuvo el mayor logro de todos: haber sorteado el vendaval político y haberse legitimado como "presidente legal" de México, aun a costa de haber sacrificado las gubernaturas de Yucatán y Michoacán, no se diga de haber sido mal meneado en las elecciones en general que se desarrollaron en ese lapso. Otros más, partidarios de las estructuras carcomidas del "viejo régimen" podrán sostener, no sin razón, que Felipe El Breve puso en jaque a Marta, a través de una excelente campaña mediática en contra de la familia bribonesca, perdón, Bribiesca, y de haberle empezado a tapar la boca al locuaz cual disfuncional Fox, lo cual no es poca cosa.
Para ser justos, si sumamos el año en su conjunto se pudiera hablar de un año de claroscuros, con más oscuros que claros, no sin dejar de agregar de que su mismo íntimo amigo desde las Escuela Libre de Derecho, el muy polémico secretario de Trabajo, el "enchinado Jorge Alarcón", perdón, alias "Lozano", decretó que el crecimiento económico de México en 2007 había sido mediocre.
Por cierto, en materia de declaraciones en el seno del gabinete, han brillado las contradicciones entre todos sus componentes, y en las que ha participado en forma ridícula el mismo Felipe El Breve con inventos de "gastritis" para encubrir una vulgar matanza de paramilitares, pasando por elucubraciones retóricas, hasta regaños desproporcionados al sector empresarial.
Se pudiera decir que la doble personalidad de Felipe El Breve" -por un lado, el "hijo desobediente" (como analizamos en un artículo anterior en exclusiva para La Lupa Política), y el "gerente burocrático de la plutocracia parasitaria local"-, se cargó más al final del año del lado del "gerente burocrático" que se consagró a administrar la crisis política y que solamente tuvo algunos destellos mediante la exhibición del "hijo desobediente", quien hubiera podido dar un golpe de timón para encabezar la verdadera transición del "viejo régimen" hacia el "nuevo régimen" que reclama la cada vez más despierta ciudadanía mexicana.
Se pudiera extrapolar que Felipe El Breve mató su lado positivo y dejó que aflorara su parte más negativa, la del "gerente" totalmente secuestrado por la vieja clase política, hoy agazapada en la cópula, perdón, cúpula tripartita del Senado, que pretende mediante aspirinitas sobreabultadas en los medios sovietizados, para resolver problemas estructurales.
Así las cosas, quien en la agitada campaña presidencial se autonombró "presidente del empleo", ni fue "presidente", sino un vulgar "gerente" para administrar la crisis a punto de estallar, ni creó empleos, sino más desempleo, lo cual pudiéramos resumir en su primer año de "gobierno" de que fue más en realidad el "gerente del desempleo".
Lo anterior se ha dicho sin contar la "mala suerte" del "gerente del desempleo", a quien le correspondió lidiar con "accidentes extraños", pero muy extraños: el de las mandarinas en Campeche y la inundación de Tabasco, atribuidas al "cambio climático", que al rato le van a endosar el desempleo y la mediocridad de todo el modelo neoliberal.
A nuestro humilde entender, el "gerente del desempleo", Felipe El Breve representa la fase terminal del viejo régimen. Y muchos se preguntarán quién representa entonces al "nuevo régimen". Pues ni más claro que el agua descontaminada: AMLO.
Ahora procedamos a demostrar con hechos y no con emociones. Nunca en la historia del México moderno se había dado que un candidato "perdedor", primero, siguiera vivo (baste ver a los cadáveres putrefactos de Madrazo; Hampa, perdón, Campa, etcétera); segundo, quien repunta peligrosamente en los sondeos manoseados por los fariseos encuestadores, quienes se postran al peor postor y al mejor impostor (lo cual, en una encuesta neutral seguramente abultaría más la resurrección de AMLO), mientras el "gerente del desempleo" declina ominosamente su aceptación (que conste que no aceptamos las espurias encuestas, y cuya caída ha de ser todavía más pronunciable.)
Era consabido en las estructuras del viejo régimen, que el primer año del presidente en turno era apoteósico desde el punto de vista de la aceptación popular, y cuya imagen empezaba a declinar a partir del cuarto año de gobierno cuando arrancaba la carrera presidencial siguiente. No es el caso de Felipe El Breve, quien aún en las encuestas muy a modo parece ubicarse en la fase terminal en su primer año de gobierno con una abrupta caída, que nuestras fuentes, que hasta ahora no nos han fallado, nos reportan que sería de 15 puntos estrepitosos.
Y eso que aún no iniciamos lo que su contrincante AMLO califica como "Enero Negro", cuando vendrá la cascada de alzas consabidas que pondrán a dura prueba al régimen de Felipe El Breve.
Entre tanto, AMLO no cesa de asombrar con su poder de convocatoria ciudadana en toda la República, pero más peligrosamente en la zona metropolitana, y que los medios sovietizados pretenden censurar (y eso que se han ostentado como defensores de la "libertad de expresión" que se acaba cuando se trata de la expresión de sus enemigos.)
En forma impactante AMLO lleva un mes de racha en la concentración de masas: el 18 de noviembre en el Zócalo, donde lanzó el grito por la "Segunda Independencia" de México que se manifiesta por el nacionalismo petrolero, y en forma aparatosa en la zona oriente del Estado de México, donde congregó a un mayor número de partidarios que durante la misma campaña presidencial.
Si quien esto escribe fuera Felipe El Breve estuviera sumamente preocupado y con insomnio por el reporte del aglutinamiento popular de la zona oriente del Estado de México, mucho más que por la acostumbrada magna concentración del Zócalo. ¡Y ésta si que es noticia!, aunque sea censurada por los multimedia sovietizados del duopolio neoliberal panista-priista.
¿Se expande la revolución democrática desde el Zócalo capitalino hasta el oriente del Estado de México, en espera de impactar en los otros tres puntos cardinales de la zona metropolitana?
Y eso que todavía nos encontramos a unos días de "Enero Negro"…
Si desde el punto de vista micropolítico y microconómico, todas las corrientes confluyen en contra del "gerente del desempleo", quien ha exhibido su legendaria ineptitud, lo cual puede desencadenar un movimiento popular para exigir su renuncia; desde el punto de vista macropolítico y macroeconómico, los vaticinios son mucho peores cuando la misma favorita del partido demócrata de EU, la senadora Hillary Clinton, comienza a renegar, presionada por la base de su partido, del modelo neoliberal global, ya no se diga cuando arrecie la recesión de EU en agosto próximo que golpeará en pleno rostro a Felipe El Breve, quien cometió dos imprudencias al respecto: una, haber ido al Foro Económico Mundial de Davos, sin contar su pleito con Lula (un genio de la geopolítica, mientras que Felipe ni la entiende), a inventar que en el fraude electoral del pasado 2 de julio los mexicanos habíamos votado por el "neoliberalismo" y el "libre comercio"; y, dos, al haber imitado las locuacidades de Fox cuando alardeó que México se encontraba blindado frente a la desaceleración de nuestro gigante norteño.
En forma objetiva, no vemos en el horizonte inmediato del 2008 logros tangibles que favorezcan al "gerente del desempleo", sino todo lo contrario: se avizoran tiempos ominosos cuando pueden confluir los aspectos negativos a nivel micro y macro de la política y economía que lo pueden defenestrar de Los Pinos. Entonces Felipe El Breve podrá encontrarse ante el dilema Shakespeareano insalvable: renunciar o ser derrocado por la revolución democrática; no nos referimos al desfigurado partido, sino a la emanación ciudadana que ya inició la "Segunda Independencia" de México y cuya bandera principal es la defensa de la soberanía energética. De ahí la prisa del calderonismo y sus aliados en la cópula, perdón, cúpula del Senado, a quienes les queda el as principal: el remate de PEMEX para salvar de su ostensible quiebra al modelo neoliberal, lo cual ha beneficiado exclusivamente a la parasitaria plutocracia local y al duopolio PRI-PAN del viejo régimen.
El remate de PEMEX en esas circunstancias, no sabemos si sea todavía suficiente para rescatar a un náufrago moribundo. Pero no nos equivoquemos, el "gerente del desempleo" apostará todo para salvarse de la hoguera infernal mediante la privatización energética en lo "oscurito", aún al precio de haberle vendido su alma al diablo.
De ahí también que la batalla final de México del siglo XXI pase por la defensa de PEMEX. Quizá el 18 de marzo sepamos ya cuál será el destino del México moderno.
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