COLUMNAS
De la Madrid rechaza la austeridad y el combate a la corrupción, aunque usted no lo crea... ¿o en su caso es lo único creíble?
No se trata de cinismo en el caso del señor De la Madrid, sino de honestidad intelectual: él sistema en el que creció, el único que conoce, al que quiere volver, no funciona sin raterías y sin dispendios. Es su verdad, es su vida, y las defiende.
Foto propiedad de: Internet
Pocos políticos más inteligentes y preparados que Enrique de la Madrid, ex secretario de Turismo —estuvo en el cargo en la última parte del sexenio de Enrique Peña Nieto.
De la Madrid me envía por WhatsApp, con cierta frecuencia, artículos suyos, videos de sus programas de televisión en ADN 40 y distintas noticias relacionadas con su persona o sus actividades.
Desde luego, yo hago lo mismo, esto es, le comparto por esa vía mis columnas de SDP Noticias. Donde las dan, las toman, pues.
La tarde de este martes, el hijo del ex presidente Miguel de la Madrid —gobernante que abrió la puerta al neoliberalismo— me mandó una entrevista que le hicieron en La Silla Roja, de El Financiero-Bloomberg.
Reproduzco lo que me dijo Enrique de la Madrid por WhatsApp:
“Estimados, les comparto mi entrevista en La Silla Roja de El Financiero Bloomberg, en la que platiqué con Enrique Quintana, Víctor Piz y Leonardo Kourchenko sobre los retos económicos, sociales y democráticos que enfrenta México. Fue una entrevista muy completa”.
En la presentación de la entrevista, según lo que me envió De la Madrid, los editores de El Financiero/Bloomberg sintetizaron lo que dijo el ex funcionario con estas palabras:
√ “El combate a la corrupción y la austeridad no pueden ser una política de gobierno: Enrique de la Madrid”.
√ “El ex secretario de Turismo Enrique de la Madrid dijo que estas medidas no están generando empleos por lo que este semestre el crecimiento económico...”.
Es decir, si para el señor De la Madrid “el combate a la corrupción y la austeridad no pueden ser una política de gobierno”, entonces lo que él propone es una política de gobierno basada en las raterías y el derroche, que es sin lugar a dudas la política que siguieron los ex presidentes Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Hubo crecimiento económico —no mucho, tampoco exageremos: digamos las cosas como son— en los últimos seis gobiernos, pero ¿para qué sirvió crecer entre el derroche y la corrupción?
Dos fueron los resultados del crecimiento corrupto y despilfarrador de los anteriores gobiernos: (i) la generación de millones de pobres a los que el sistema olvidó y (ii) la aparición de no pocos mexicanos en las listas de las personas más acaudaladas del mundo.
Esa situación tan lamentable llevó a México a la peor de sus crisis: de inseguridad, de pérdida de la esperanza, de falta absoluta de valores.
La angustia y el enojo de muchos millones de mexicanos que no se consideran de izquierda —ni de derecha: son simplemente personas sencillas a las que nada importan las categorías políticas— les llevó a votar por un gobierno y un político absolutamente distintos, la 4T del presidente López Obrador, un hombre tan consciente de la responsabilidad que ello representa que no descansa en su proyecto de cambiarlo todo.
¿Que hay dificultades? Por supuesto, son numerosas y complejas. ¿Que el proyecto de AMLO enfrenta resistencias? Durísimas, planeadas y ejecutadas en los grupos que cuentan con el mayor poder económico. ¿Que habrá retrocesos? Son inevitables en cualquier trayectoria hacia adelante.
La oposición hace lo correcto al cuestionar a López Obrador. Por fortuna para la 4T, hay opositores, como Enrique de la Madrid, que no esconden sus alergias: como le llena de ronchas una política basada en la austeridad y en el combate a la corrupción, abiertamente la rechaza.
No se trata de cinismo en el caso del señor De la Madrid, sino de honestidad intelectual: él sistema en el que creció, el único que conoce, al que quiere volver, no funciona sin raterías y sin dispendios. Es su verdad, es su vida, y las defiende.
A pesar de que considero a Enrique de la Madrid una persona decente, de todo corazón deseo que le vaya mal en sus ambiciones políticas, que las tiene. México no debe volver a los gobiernos del pasado que solo beneficiaron a unos cuantos y empobrecieron a muchos millones.
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