miércoles, 7 de agosto de 2019

Una radiografía necesaria

@rasocasmié 07 ago 2019 09:33
 Vamos por un partido democrático, incluyente y luchador.
Vamos por un partido democrático, incluyente y luchador.
Foto propiedad de: Internet
Todo indica que a partir de la 2ª quincena de septiembre se abrirá, oficialmente, el período en el que los miembros de Morena, estaremos en condiciones de expresar nuestra desaprobación sobre el papel de su dirección y presentar las propuestas que pongan al partido en la ruta de luchar por las causas más nobles del pueblo.  Lo que hoy se padece, por decir lo menos, es una enorme carencia de iniciativas políticas, de liderazgo, de organización. El CEN no muestra capacidad para confrontar la insidia, la calumnia y la desestabilización que vienen cultivando la ultraderecha, los izquierdosos orales y periodistas chayoteros que fueron destetados por el gobierno de López Obrador.
Se afirma que el partido se ocupó en ganar las elecciones del 2018 y que por eso descuidó su consolidación y su vida orgánica. Qué falta de visión política por parte de los dirigentes, no supieron darle cauce al entusiasmo y a la vitalidad de construir un partido dispuesto a conquistar el gobierno, instalar la democracia participativa y transformar la vida del pueblo. La ceguera política y la falta de perspicacia se sobrepusieron a la inteligencia. Hoy tenemos un partido de papel, desorganizado y lleno de oportunistas, políticos inútiles y jefes de tribus que ya les anda por asaltar la dirección.
Las causas de fondo que están prohijando la reactivación de la militancia tienen que ver con estos problemas. El foro nacional que se hizo el tres de agosto más los que vienen en camino, están poniendo en el centro del debate recuperar el partido y convertirlo en el defensor incuestionable del Nuevo Proyecto de Nación. Para lograr estos propósitos se necesita cambiar la ineficiente Dirección. Vemos que tres de los que ya andan en campaña, amarrando lealtades y apoyos cupuleros, no son representativos del cambio que requiere el momento que vive la nación. Son en el mejor de los casos, burócratas que se han formado en los nidos del poder, ajenos a los sentimientos y necesidades de las bases, al trabajo, a la construcción, a las actividades y organización del partido.
Lo que hoy le pasa a Morena y lo que le puede pasar mañana si llega a la Dirección cualquiera de estos tres, es lo contrario de lo que programáticamente significa la cuarta transformación. El origen y las conductas de tres de los que quieren gobernarlo son defensores del viejo estatus quo, críticos pedestres de gobiernos progresistas, políticos blanqueados por falta de sol que no conocen ni el país ni el partido y menos tienen opinión propia respecto de los problemas de la población. De los cuatro que hasta ahora quieren, sólo una persona ha roto con las prácticas clientelares y con la actitud despreciativa hacia los que hacemos el trabajo desde abajo construyendo Morena.
Al lado de los tres hay una persona que a juicio de muchos puede ser quien encabece al CEN del partido. Tiene en su haber años trabajando por la libertad y la democracia sindical y política, mientras sus competidores estaban en las filas del PRI sometidos a los intereses y juegos del sistema. Conozco a esa persona y sé de su trayectoria. Valentín Campa, Evaristo Pérez Arreola y yo trabajamos con ella para fortalecer la lucha por la democracia en los sindicatos, por el respeto al derecho de huelga y en contra del charrismo obrero patronal. Esto se dio hace más de treinta años cuando esta persona era dirigente del entonces Frente Auténtico del Trabajo, FAT. 
Que se sepa, nada ha tenido que ver con el priismo, con las triquiñuelas, con el charrismo político. Su historia es bastante distinta a la de los otros suspirantes. Lo curioso es que sus críticos no hablen de su trabajo, de su historia personal, de las ligas de la familia con el mundo de los obreros, con la lucha en defensa de los derechos laborales y en contra del sindicalismo blanco. Como miles de miembros de Morena ya tengo mi preferencia y sé por quién votaré si es que puedo hacerlo. Porque el modus operandi que ha regido hasta ahora en los congresos y reuniones del partido no ha sido democrático. Lo que ha prevalecido han sido las imposiciones, las tómbolas, la agachonería. ¡Por eso estamos como estamos! 
Lo que miles y miles venimos impulsando es la recuperación de un partido para ponerlo al servicio de la gente. Ya estamos hasta la madre de que nos sigan viendo la cara. Vamos por un partido democrático, incluyente y luchador. Ojalá los militantes no se vuelvan a equivocar apoyando a los ineptos, a los incondicionales, a los pájaros nalgones que no atan ni desatan. Confiamos en que el Consejo Nacional imponga su autoridad y sus decisiones, de lo contrario seguirá el charrismo político, el compadrazgo y la abyección.

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