jueves, 21 de noviembre de 2019

Ciudad perdida
El Congreso, un lastre para Sheinbaum
E
l primer Congreso de la Ciudad de México se ha convertido en el mentís de las políticas y sueños de cambio que fecundaron las administraciones local y federal pasadas.
Tal vez el ejemplo más claro sea el que el oficial mayor del organismo, Alfonso Vega González, acepte que se compran una serie de artículos con sobreprecios, pero que como ya sólo falta un par de meses para terminar el contrato, lo mejor es dejarlo así.
Pero no sólo eso, las investigaciones que se han hecho al respecto aseguran que quien les vende, un tal Esteban RodríguezMéndez, no tiene domicilio fiscal; el que aparece en las facturas y que pertenece a un lugar en Nezahualcóyotl nada tiene que ver con la venta de los suministros que adquiere el Congreso.
Por más que el Legislativo local pertenezca a un poder independiente del Ejecutivo, todas las malas mañas del Congreso las paga la imagen de Claudia Sheinbaum. Todo va directo a la jefa de Gobierno, que parece haber olvidado que lo que sucede en ese órgano, para bien o mal, la salpica.
Hay una larga fila de artículos adquiridos por el Congreso que parecen tener problemas: zapatos, uniformes y hasta las galletas que consumen los diputados podrían estar dentro del rango de la deshonestidad, lo cual pone en serios problemas a la administración actual.
Pero no es todo, lo más probable es que dentro de poco salten nuevo datos que revelen algunas otras irregularidades que podrían no estar dentro de las responsabilidades de los diputados actuales, pero que hoy ya representan legalmente casos de omisión que deberían revisarse necesariamente.
La pregunta, de cualquier forma, es la misma: ¿Qué pasa con el Congreso? Hasta ahora todo es caos: el grupo mayoritario, peleado entre sí; el minúsculo panismo, favorecido por la flojera, y la inoperancia de las cabezas de Morena que prefieren seguir subidos en la hamaca que responder como se debe al mandato de las urnas que los llevó a ser mayoría.
Ya es hora de que se entienda que no todo el gobierno recae en los hombros de la jefatura de Gobierno. Hay responsabilidades importante en los otros poderes que pueden dar al traste con todos los proyectos programados.
El mayor de los problemas es que, como alguna vez se dijo, la gente no votó por estos legisladores. Sufragó a favor de Andrés Manuel López Obrador y ellos, la mayoría, sólo fueron fauna de acompañamiento que hoy se han vuelto un lastre para el gobierno.
Algo se debe hacer en el Congreso porque de seguir así las cosas en las elecciones siguientes Morena recibirá un castigo que pegará primero, y antes que a nadie, a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. ¡Aguas!
De pasadita
¡A que los alcaldes! Ahora resulta que los que estaban en el sótano de las preferencias vecinales hoy se convierten en los primeros lugares. ¿Cuál será la magia? Hay que abrir los ojos para que nadie dude de las mediciones que a veces no son tan malas.
Pero lo grave del asunto es que en las alcaldías parece que nada pasa. Mientras las protestas de la gente se multiplican como los baches, los alcaldes parecen no sufrir ningún sobresalto.
Como que estos servidores también buscan dejarle toda responsabilidad a la jefa de Gobierno. Que sea Claudia la que haga, la que decida, y ellos sólo estarán listos para la foto. Hay responsabilidades que deben cumplir y que no pueden ser evadidas, pero, como en el caso de los legisladores, las fallas se cargarán en los hombros de la jefa de Gobierno. Ya es hora de que se den cuenta.

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