El pasado 30 de enero, esta columna anticipó que la información que los aparatos de inteligencia policial han proporcionado al gobierno federal sería utilizada para desgastar, especialmente, a los ex y actuales gobernadores del PRI, sobre todo aquellos que tienen fundadas dudas sobre su vinculación con bandas delictivas
(http://sdpnoticias.com/columna/7154/Columna_Incomoda_Informacion_delicada_y_el_2012 ).
Y como era obvio, se desataron los demonios sobre varios actores del PRI, otros más están esperando en capilla y otros, que están a punto de entregar sus gubernaturas y hasta sus fueros, saben o sospechan que les caerá la justicia panista.
Los escenarios para lanzar la ofensiva contra los priistas estaban previstos desde el año pasado para operarse una vez que el PAN ya tuviera candidato. Una vez que es Josefina la ungida, como se apuntó la semana pasada; se evaluaron los resultados del impacto de su candidatura, y se puso en marcha un plan de alto riesgo, la #OpJosefina, que como hemos reiterado y se ha probado en el análisis político de medios (y la “indiscreción”, intencional, de Felipe Calderón), tiene como fines colocar a la candidata panista casi a la par con Enrique Peña Nieto, desaparecer de la carrera a Andrés Manuel López Obrador y meter presión sobre Elba Eshter Gordillo y su PANAL.
Ya quedó constancia no sólo de que AMLO está en el tercer lugar en las “encuestas” sino de que lo quieren enfermar y de que se le están cancelando las entrevistas ya pactadas anticipadamente.
Pero, una nueva variante viene a reforzar la #OpJosefina: la caída del gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina. ¿Por qué razón? Porque Nuevo León es un plaza electoral altamente rentable para el PAN y porque Medina es un mandatario cercano a Enrique Peña Nieto y a Carlos Salinas de Gortari. Su caída ha sido una constante apuesta del panismo neoleonés.
Antes de que ocurrieran los lamentables hechos en el penal de Apodaca, por las calles de Monterrey y su zona conurbada se observaron automóviles con espectaculares contra el mandatario al lado de Enrique Peña Nieto: “Ya nos equivocamos en Nuevo León, No nos equivoquemos con México”. De acuerdo con fuentes de SDPNoticias, dicha estrategia sería orquestada por Antonio Solá y por el que se pagarían 300 millones de pesos. (http://sdpnoticias.com/nota/309516/Antonio_Sola_hace_guerra_sucia_en_NL_con_desplegados_en_contra_de_Pena_Nieto)
A raíz de que grupos sociales salieron a las calles de Nuevo León (según propias autoridades identificadas con los Zetas), la población medianamente informada comenzó a sospechar de que detrás de las protestas habría la permisividad de los cuerpos policíacos federales asentados en la entidad para que así ocurriera y se viera a las autoridades estatales rebasadas y burladas.
Más aún, existen fundadas dudas de que las narcomantas que aparecieron el fin de semana en distintos puntos de Nuevo León, en las cuales se acusa a Rodrigo Medina de estar en una narconómina, hayan sido más producto más de una estrategia de marketing político que de uno de los clásicos desafíos del CDG o de los zetas. El tema ha cobrado enorme interés porque Federico M. Arreola ya ha dado en el clavo sobre este tema en SDPNoticias: http://sdpnoticias.com/columna/7588/La_duda_en_Twitter_sobre_las_narcomantas_en_Monterrey_y_Nuevo_Leon
De confirmarse esta conjetura, de que los estrategias publicitarios del PAN están alentando narcoprotestas y sembrando narcomantas para afectar a un mandatario con el fin de que baje la popularidad de Enrique Peña Nieto, la situación es sumamente delicada y grave y obliga a que todos los partidos políticos exijan claridad al respecto; los presuntos involucrados, Josefina Vázquez Mota y su estratega Antonio Solá, el deslinde correspondiente y que el Consejo General del IFE tome cartas en el asunto.
Es muy plausible cuando hay denuncias públicas fundadas sobre un narcopolítico que pretende sorprender a los aparatos de procuración de justicia y la benevolencia de la democracia partidista, pero cuando se quiere jugar con fuego simulando que son los grupos delictivos los que acusan, entonces el tema cobra otro matiz.
Ahí queda el tema para que los partidos políticos, los estrategas y los aspirantes presidenciales se pongan las pilas, porque el país no está para que jueguen de esa manera como lo quisiera hacer el señor Antonio Solá, abriendo más las heridas de nuestro sangrante México.
alexiabarriossendero@gmail.com
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