Hay quienes aseguran que la incursión del titular del Poder Ejecutivo de la Federación a la contienda electoral por la Presidencia de la República representa dos cosas: primero, que todo indica que la historia se ha de repetir, pues del mismo modo hubo en las elecciones pasadas injerencia del entonces Presidente; y segundo, que Calderón, para variar, hará de los próximos comicios federales una lucha personal.
La intromisión, el delito electoral, la impertinencia, anteriormente mencionada, se dio cuando el licenciado Felipe de Jesús, ante 700 consejeros del Grupo Financiero Banamex, presentó una lámina de un estudio sobre tendencias electorales que reflejaba una evidente diferencia con el resto de los resultados arrojados por las demás casas encuestadoras: a Josefina Vázquez Mota, virtual candidata presidencial por el PAN, a sólo 4 puntos del priista Enrique Peña Nieto.
Nadie puede negar que el comodatario –no se le puede llamar inquilino porque no le paga renta a los mexicanos– de Los Pinos, a lo largo de su administración, le ha demostrado a la ciudadanía que la gran mayoría de las decisiones que ha tomado lo ha hecho con las vísceras y no de manera inteligente. Ejemplos sobran: la guerra contra ‘el narco’, la extinción de LyFC, ‘el Michoacanazo’, la Reforma Energética, las peticiones a Estados Unidos para que deje de enviar armas, el intento de imponer a su hermana en la gubernatura de Michoacán, el caso Hank Rhon, la candidatura de su ‘delfín, entre otras. Siempre ha fracasado, incluso perdió la elección presidencial de 2006.
A resultas de esto último, por mera cuestión de estadística, si Calderón Hinojosa insiste en apropiarse de la batalla electoral por la Presidencia de la República, por su enorme odio al Revolucionario Institucional, su gigante ego y su violento e inestable temperamento, llevará a su partido, a Acción Nacional, a la derrota, vieja amiga y conocida del michoacano. Quizás sean efectos, dirían los creyentes del New Age, del Karma; tal vez los fracasos sean simplemente motivo de la escasa capacidad del mandatario para elaborar, planear y ejecutar estrategias. Ahí están la guerra y los 60 mil muertos como prueba de esto.
Es por ello que Josefina Vázquez Mota cuenta con dos enormes pasivos y un inmenso lastre: los primeros, dos sexenios frívolos, caóticos, corruptos e irresponsables; 12 años de mezquindad política, de incremento de la pobreza, de estancamiento económico. Y 6 años de amiguismo, desempleo, epidemias, terror, violencia, muerte, muerte, muerte y muerte. Y el último, el lastre que frenará la campaña de la diputada con licencia del que hablo se llama Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
A las víctimas de la guerra, a los electricistas del SME, a los empleados de Mexicana, a quienes se les antoja inexorable un destino de marginación y miseria, a quienes tienen hambre, a quienes les tajaron la dignidad en 2006, a quienes perdieron familiares a causa de la negligencia mostrada a la hora de controlar una epidemia, a quienes la situación actual los mantiene anquilosados en una posición mediocre, a todos y cada uno de ellos no se les olvidará, nunca, lo que han sido, sobre todo este último, los gobiernos del PAN. Y por eso no piensan darles una tercera oportunidad. Acción Nacional no la merece. Los mexicanos no pueden arriesgarse.
A crear conciencia.
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