Leo en la columna política principal del diario Reforma lo siguiente:
“No es por amarrar navajas, pero hay panistas preocupados porque María José Ocampo Vázquez pudiera meter en una bronca legal a su mami, Josefina Vázquez Mota. Bien sabido es que Majo -como la llaman familiarmente- lleva varios meses de activismo con su agrupación Jóvenes Viviendo México, que, ¡vaya casualidad!, comparte las mismas iniciales que la candidata: JVM. Hasta ahí, todo bien, peeero la cosa se complica porque las apariciones públicas y las giras de la hija, a diferencia de las de la madre, no han cesado en el periodo de intercampaña. Y aunque la maestra en derecho de 25 años de edad ha tratado de ser muy cuidadosa, como lo hizo en su reciente gira por Tijuana, no faltan quienes consideran que ella y su equipo caminan por una línea muy delgadita. A ver si los sismógrafos del IFE, que quedaron con una calibración tan sensible, no disparan una alerta de temblor en el cuartel josefinista”.
Claramente eso es una violación a la ley electoral. Una más realizada por el equipo de campaña de la señora Vázquez Mota. Hubo otra, mucho más fuerte: la de Felipe Calderón, el morador de Los Pinos que en una reunión con empresarios se sacó una encuesta de la manga para tatar de convencer a los mexicanos de que la candidata del PAN no va mal en las encuestas.
La cursilería (como la de difundir fotografías suyas en Twitter realizado compras en el supermercado) no está prohibida. Pero el activismo de su hija en tiempos en que no está permitido practicarlo y, sobre todo, el apoyo de Calderón son hechos ilegales que deben ser sancionados.
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