lunes, 26 de noviembre de 2007



Pago de la deuda externa, falacia oficial

La deuda total de México, tanto la externa como la interna, así como los pasivos ocultos
de los Pidiregas y las pensiones públicas, da vértigo. La suma de todas ellas es de un billón 195 mil 763 millones de dólares
Fernando Ortega Pizarro

La deuda externa de México equivale a 13 billones 153 mil 393 millones de pesos. Por supuesto, esta cantidad comprende la deuda pública y privada, que en el anterior sexenio y en lo que va del actual se ha reducido hasta quedar, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), en 54 mil 763 millones de dólares.
Al finalizar el sexenio de Vicente Fox ya se festinaba que la deuda externa pasaría de 13 a 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Era de unos 77 mil millones de dólares.
Ese aparente logro fue posible a la conversión de parte de la deuda externa a pesos, de manera que la deuda interna se incrementó en la misma proporción, es decir, “se cambio dinero de un bolsillo a otro”, por lo que la deuda externa prácticamente sigue siendo la misma, asegura Raúl Feliz Ortiz, maestro en economía, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Según el CEESP, ahora tenemos una robusta deuda interna de 152 mil millones de dólares. En los últimos meses, tuvo un incremento de 22 mil 237 millones de dólares.
“Hay que reducir la deuda externa con ahorros, no con colocación de más deuda interna que podría ser no conveniente, pues pudiéramos terminar acumulando una deuda que es más cara que la deuda externa”, dice el investigador del CIDE.
Pero el problema se complica si se toma en cuenta que hay una serie de rubros de deuda interna para los que el gobierno no está creando reservas, como las pensiones del Ejército Mexicano, de los trabajadores del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y del Seguro Social que no están fondeadas, así como las pensiones de los trabajadores de los gobiernos estatales, de las universidades, etcétera.
“Ahora sí se ve catastrófico el asunto, porque todo eso vale como un PIB (800 mil millones de dólares). Es una montaña. La diferencia es que esta deuda interna no hay que pagarla mañana”.
Aparte, falta considerar los adeudos del gobierno federal con los Pidiregas (proyectos de infraestructura con financiamiento privado) de Petróleos Mexicanos (Pemex), como parte de los pasivos externos. Es lo que se conoce como la deuda oculta.
En un estudio, Juan Moreno Pérez, doctor en historia de la economía por la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), consideró que el margen de maniobra del actual sexenio es muy estrecho, debido a que “los montos de recursos ya comprometidos (en la deuda neta de Pemex con Pidiregas) son cuantiosos y la perspectiva parece ser una paulatina disminución de los recursos generados por esa actividad”.
El investigador de la UCLA estimó que Pemex, al final del sexenio de Vicente Fox, tenía una deuda de Pidiregas por 40 mil 491 millones de pesos, cinco veces más de la que recibió (8 mil 35 millones de pesos) en 2000.
En este sexenio, Pemex tendría el mayor monto de ingreso petrolero: 180 mil 785 millones de dólares, ligeramente superior (1.9 por ciento) al del gobierno de Fox.
Sin embargo, los mayores gastos financieros y no financieros de los Pidiregas se van a concentrar en esta administración, y sumarán 60 mil millones y 37 mil 553 millones de dólares, respectivamente.
Es decir, 97 mil 553 millones de dólares en total, de tal suerte que el ingreso neto de Pemex resultará 40 por ciento inferior al del anterior sexenio.

La deuda total

El economista Raúl Feliz Ortiz desglosa los conceptos de la deuda total de México. La deuda externa es, en realidad, de 149 mil 763 millones de dólares, y se compone de la siguiente manera:
-Deuda pública externa: 54 mil 763 millones de dólares.
-Deuda privada externa: 60 mil millones de dólares.
-Pidiregas (proyectos de infraestructura de Pemex con financiamiento privado): 35 mil millones de dólares.
“Es muy similar a la externa pública, no la tiene que pagar el gobierno, pero un exceso de endeudamiento podría generarle problemas, como en el pasado, cuando hubo que financiarla o subsidiarla”, señala en especialista.
La deuda interna total es de 246 mil millones de dólares. Sus rubros:
Deuda interna: 152 mil millones de dólares. Se incrementó porque el gobierno convirtió parte de la deuda pública externa a pesos. La deuda interna equivale al 14 por ciento del PIB, 6 puntos más que la externa.
Rescates del Fobaproa y del Instituto para la Protección de Ahorro Bancario (IPAB), carretero y otros fideicomisos: 94 mil millones de dólares.
Sumadas, la deuda externa e interna de México es de 395 mil 763 millones de dólares. Pero este monto no considera los 800 mil millones de dólares, que representa el rubro de las pensiones de los trabajadores del ISSSTE, de los gobiernos estatales, de los trabajadores del Seguro Social y de las universidades, que son parte de la deuda interna de México. La suma total es de un billón 195 mil 763 millones de dólares.

La interna, robusta

Raúl Feliz Ortiz asegura que la deuda externa de México (54 mil 763 millones de dólares) es una cifra pequeña si se le compara con la economía mexicana, e incluso con las reservas internacionales brutas del Banco de México, que son de alrededor de 73 mil millones de dólares.
En teoría –precisa– se podrían pagar completamente. Para reducir la deuda externa, el gobierno ha hecho dos cosas: “El apetito que hay por la deuda en pesos para colocar deuda doméstica y, con esos ingresos, ha retirado deuda externa. La deuda externa se ha mantenido constante, porque ha habido un cambio importante en la composición”.
En la década de 1980, la deuda externa del sector público era enorme en comparación con la economía (cerca de un 40 por ciento del PIB contra un 7 por ciento que tenemos ahora).
Además de ser pequeña, la deuda externa en los mercados está a plazos muy largos, los vencimientos de los próximos dos o tres años son cero y otros han sido prepagados, señala.
Asegura que el servicio de la deuda pública debe ser alrededor de un 25 por ciento de todos los recursos fiscales, pero ha venido haciéndose más pequeño. “En el pasado eran mucho más grandes. Si bien tenemos esos montos, la tasa que se paga es mucho más baja”.
En síntesis, la deuda externa es muy manejable, sostiene. En cambio, la deuda interna ha aumentando en la misma proporción. Es decir, el endeudamiento total es el mismo, sólo que la composición es distinta.
“La deuda en pesos no es barata, pero sí es una deuda que está documentada en moneda local, mientras que una deuda en dólares es una deuda documentada en moneda que no es la nuestra, y que en el pasado fue una fuente de incertidumbre y volatilidad en nuestra balanza de pagos”.
Además, México cumple con todos los parámetros de solvencia. Por eso tiene una muy buena calificación crediticia, como grado de inversión. Paga apenas un punto porcentual más que los americanos, cuando hace 7 u 8 años era de 7 y 8 por ciento más.
La deuda interna es más elevada que la externa y, aunque el gobierno la puede fondear en muy buenas condiciones, “el problema es que hay una serie de deudas internas que no están completamente documentadas. Por ejemplo, la deuda del IPAB, que todavía el gobierno garantiza. También están los rescates carreteros y otros fideicomisos”.
La situación se complica –continúa–“si se toma en cuenta que hay una serie de rubros para los que el gobierno no está creando reservas, como las pensiones del Ejército, de los trabajadores del ISSSTE y del Seguro Social que no están fondeadas, así como las pensiones de los trabajadores de los gobiernos estatales, de las universidades, etcétera.
“Además, hay una deuda oculta en el gobierno y está en Pemex. Son los proyectos de infraestructura que está haciendo la paraestatal, los famosos Pidiregas. Son financiados con deuda que, en este momento, no está documentada como tal, pero que lo va a estar en los próximos años”.
–¿A quién le debemos?
–Hoy no se le debe ni un centavo al Fondo Monetario Internacional. Se debe a los proveedores de Pemex, a través de los Pidiregas. Otra parte está documentada en bonos de mercado (ahí se localiza el grueso) y la deuda con los bancos es muy pequeña.
“Recuerda que el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, aseguró que es posible bajar aún más la deuda externa, pero pagándola con superávit fiscal. Si tu bajas la deuda externa y emites deuda interna, nomás estás cambiando dinero de un bolsillo a otro.
“Yo puedo venir y emitir deuda y, como es en pesos, comprar dólares y, a su vez, comprar la externa, pero la deuda total sigue siendo la misma, nada más cambió de composición. La única forma de reducir deuda es ahorrando. El gobierno debe ahorrar, no hay otra manera. Sería deseable que el gobierno de México le comprara dólares al Banco de México para pagar la deuda, pero con el superávit fiscal.”
–¿Se puede pagar la deuda externa con las reservas, como muchos creen?
–Claro que no, porque las reservas no son del gobierno. El Banco de México tiene reservas tal vez excesivas y estaría dispuesto a venderlas. No es simplemente cambiar la composición de la deuda interna por externa, lo cual se ha venido haciendo muy bien en los últimos años.

¿Hacia la insolvencia?

En su estudio La producción de petróleo en el largo plazo: una reflexión sobre la situación actual y las posibles alternativas existentes, Juan Moreno Pérez refiere que el presidente Ernesto Zedillo creó los Pidiregas en 1997 para financiar la inversión de la paraestatal con fuentes privadas, en virtud de que los ingresos de Pemex fueron destinados al gasto del gobierno federal.
Es un endeudamiento que se registra de manera “diferida”, es decir, “maquillando la contabilidad de Pemex, y con ello, la verdadera situación de desastre de las finanzas públicas”.
Mediante los Pidiregas, continúa el estudio, “se ha ido generando una creciente deuda escondida, que está llevando a Pemex a una verdadera situación de quiebra. En el gobierno de Fox, el financiamiento de la inversión de Pemex mediante los Pidiregas está llegando al límite. Por esta razón, se empezaron a crear, como alternativa, los Contratos de Servicios Múltiples, que no implican mayor endeudamiento. Sin embargo, ese esquema no ha prosperado debido a la inseguridad jurídica en que opera”.
De acuerdo con las estimaciones incluidas en los Pidiregas, la producción de crudo se agotará en 20 años y México pasará a ser un importador de crudo en 12 años.
“La proyección de la producción de crudo esperada entre 2005 y 2007, de acuerdo con los cálculos financieros incluidos en los proyectos Pidiregas, indica que alcanzará su punto más alto en 2008, para bajar casi 20 por ciento en 2012.
“Los siguientes años registran una baja sostenida, hasta desaparecer la producción en 2028.
“El nivel máximo de exportación se alcanza, al igual que la producción, en 2008. Sin embargo, ese nivel disminuye en 40 por ciento en 2012, año en que concluye el próximo sexenio.
“Este comportamiento tiene muchas implicaciones respecto al margen de maniobra que se puede esperar para este gobierno”, precisa.
En el ejercicio que presenta, las exportaciones se agotan en 2017, empezando a utilizar toda la producción para el consumo interno a partir del siguiente año. Además, a partir de 2018, se reinicia la importación de petróleo crudo, la cual crece de manera sostenida en los siguientes años, hasta representar el total del consumo interno a partir de 2028.
El estudio asegura que la situación de la industria petrolera nacional muestra una gravedad sin precedentes.
Sostiene que “el impulsar los cambios que permitan utilizar de la manera más adecuada los recursos petroleros que le quedan al país, choca con las miopes visiones de muchos políticos que sólo buscan la popularidad y el aplauso fácil”.

Año V No. 58 Noviembre 2007

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