martes, 29 de enero de 2019



COLUMNAS

En las mañaneras #ConferenciaAMLO, ¿a quién se les debe conceder los reflectores?

@maloguzmanverolun 28 ene 2019 12:14
 
  
 
Ni tanto que queme al santo...
Ni tanto que queme al santo...
Foto propiedad de: Internet

“Los autores suelen tener el defecto de tiranizar las conversaciones hablando solo de sus obras.” Molière
La respuesta: al presidente López Obrador, obviamente. 
Para los pocos que no han entendido la estrategia y la dinámica en las que se basan las conferencias de prensa diarias del ejecutivo, les aclaro que tienen tres propósitos primordiales: (1) establecer/dictar la agenda a los medios de comunicación, (2) alimentar la popularidad y notoriedad del primer mandatario y (3) “acercarlo” con la gente.
Sin embargo, y el propio Andrés Manuel así lo ha dicho, tienen también el objetivo de dar cabida y voz a los medios de información y, particularmente a los reporteros, que hacen la chamba a cuestas.
Es en ese sentido que más le valdría a @JesusRCuevas y al propio @lopezobrador_ recalibrar la logística de las mismas, porque ningún bien hacen con permitir que los “grandes” del entretenimiento periodístico, que solo irán a grillar y a armar borlote, invadan el territorio de los reporteros “de a pie”.
Ceder la palabra solo a los periodistas “de abajo”, los que hacen la chamba dura y más importante, no a las “estrellas” de la industria, debiera ser una premisa inviolable.
Inconveniente que cualquier famoso — Ciro Gómez Leyva, López Dóriga, Adela Micha, Carlos Loret de Mola, Denise Maerker, Carmen Aristegui, Nino Canún— vaya a ese foro a improvisar y a jugar al acelere de dar a conocer testimonios solo por saciar un afán protagónico. Se convertiría aquello en una Torre de Babel que ni los reporteros ni la ciudadanía merecemos.
Por otra parte, y dado que aún no se anuncia la repartición de publicidad oficial, que estará a cargo de Jesús Ramírez Cuevas, me reservo para otra contribución en este espacio discutir lo que debiera ser el criterio imperante en el siguiente paso del proceso de la relación medios-gobierno: nada de financiamiento a medios (impresos y digitales) que no tengan ni usuarios ni lectores, ya sean propiedad de figuras reconocidas que tienen blogs sin audiencia (usados solo para facturar: sí, casi como empresas fantasma), ni tampoco favorecer a sitios que nadie lee solo porque pertenezcan a militantes que no han seguido el penoso recorrido del empresario que arma un negocio como Dios manda.
Quizá sea válido darles oportunidad de preguntar en las mañaneras a portales con nulas estadísticas de lectores —sobran ejemplos cada día frente a AMLO—, pero eso no debe ser motivo (no lo es, racionalmente hablando) para después otorgarles presupuesto público para publicidad: sería por un lado injusto para el resto de los medios, como por otra parte un derroche de recursos de quienes sí pagamos impuestos. En otras palabras, si a las empresas periodísticas bien establecidas y con lectores no debe el nuevo gobierno permitirles abusar —ni a sus “estrellas” aprovechar las mañaneras para “brillar”— tampoco AMLO debe caerse “del otro lado del caballo” y privilegiar a medios que tienen nula audiencia solo porque son “sociales”, de izquierda, del movimiento o de lo que sean.
Lo de menos es la ideología de los medios: lo de más, su público, sobre todo cuantitativamente hablando, ya que lo cualitativo, ¿cómo se mide si por definición no es medible?, o ¿quién lo determina excepto el capricho o la afinidad política del funcionario?

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