Tres precisiones sobre mi oficio
1. El periodismo no es apolítico; expresarse implica tomar posición. Escoger un tema es tomar posición. No se puede contar una historia sin tomar posición. Nada de malo en ello. Lo despreciable es que se tome partido en contra de la verdad; por ejemplo, difundiendo noticias falsas.
2. El periodismo es un oficio tan digno como cualquier otro; es un privilegio poder vivir honestamente sirviendo a la verdad y a las convicciones propias. Recibir millones a cambio de decir mentiras o atacar o alabar (da igual) por consigna no es periodismo: es corrupción.
3- Hoy es gobierno el proyecto político, social y económico en el que creo y por el que he luchado desde hace tres lustros en forma estrictamente voluntaria. ¿Y ahora resulta que debo criticarlo para obtener patente de objetividad o para evitar que un manojo de bots me diga “foca aplaudidora”?
Pues no. Están locos.
Pues no. Están locos.
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