Por qué Areli no va a la marcha contra la inseguridad
Por qué yo no voy a la marcha contra la inseguridad
Me preocupa que este clima de terror sea el caldo de cultivo ideal, para que los poderes establecidos logren poderes extraordinarios, para 'combatir la delincuencia', y que esos poderes sean usados para cometer más crímenes, en 'nombre de la sociedad'.
Mientras se cometen ilícitos a plena luz del día por quienes por su poder económico pueden hacer su voluntad con total impunidad, quienes defienden sus derechos reciben toda la fuerza de la ley, como Ignacio del Valle, quien defendió a su pueblo del despojo de tierra para construir un aeropuerto, que acaba de recibir otros 45 años de prisión, por 'secuestro equiparado'.
En Cuernavaca, el ayudante municipal de San Antón fue secuestrado por uniformados de la AFI, que encañonaron a un acompañante que quiso evitar que se lo llevaran y lo desaparecieron de forma ilegal durante varios días y apareció tirado en una carretera del Estado de México. Este señor, denunció que lo dejaron tirado pues lo dieron por muerto pero él pudo arrastrarse y pedir ayuda médica. Durante su recuperación presentó una denuncia, pues los uniformados le dijeron 'Sabes muy bien por qué te levantamos' y es que este señor ha estado participando activamente en el campamento ciudadano que busca evitar la construcción de un tiradero de basura en una barranca de San Antón, a la que se oponen diversas organizaciones, ciudadanos, vecinos, científicos y ambientalistas de Cuernavaca.
Esto es escandaloso, y sin embargo, no ha recibido la atención debida por los medios de comunicación.
Si esto sigue, empeorará la impunidad para los poderosos y la represión para los ciudadanos comunes y corrientes.
Les recomiendo el libro 'El miedo a la libertad' de Eric Fromm, que analiza el clima de inseguridad, miedo e incertidumbre de la sociedad alemana que permitió el ascenso y encumbramiento de los nazis y su mano dura, que llevó al peor genocidio del que se tenga memoria, no sólo de alemanes judíos, sino judíos, gitanos, enfermos mentales, discapacitados, homosexuales y 'raros' de todas las nacionalidades.
Ojo con quienes claman por la mano dura y la pena de muerte! Cría cuervos y te sacaran los ojos...
El problema fundamental es que siendo un país rico, la mayor parte de la población es pobre.
Somos un país rico en recursos naturales, petróleo, biodiversidad, cultura... pero toda esa riqueza se encuentra en las manos de un señor que se llama Carlos Slim y otras catorce familias de acaudalados, rodeados de un séquito de políticos que trabajan para ellos.
Si existe un desgraciado que secuestra a los hijos de esos acaudalados, es porque como sociedad hemos permitido que la ley sirva solo a quien puede pagarla, torcerla a la fuerza o manipularla. A quien roba, abusa, explota no le decimos por su nombre, sino que le decimos 'es muy vivo'. En la cultura está la frase 'el que no transa, no avanza' y a quienes hacemos un esfuerzo porque las cosas sean distintas (por ejemplo, los que nos bajamos del coche por no contaminar) somos los 'tontos' de esta historia.
Todo mundo roba y abusa, empezando por las elecciones, los contratos de la familia Mouriño y el guardaespalda que iba a 'proteger' los celulares de los gringos en la gira de Calderón. ¿Por qué les sorprende que un jijo perjudicial use sus uniformes y mando para hacerse de una lana fácilisima?
Nadie quiere ser el 'tonto' que no aprovecha, cuando ve que unos poquitos se sirven con la cuchara grande. Todo mundo cree que le corresponde 'aprovechar' aunque sea tantito. No es raro que los guaruras que conocen los excesos de los ricos sean los primeros que creen que pueden abusar.
Parece que las muertes de los jodidos aunque sean muchos, no es tan importante como la de un joven acaudalado. Los doce fallecidos en el News Divine no convocaron a una marcha multitudinaria para respetar a la juventud en la ciudad. Los cientos de jóvenes que mueren cada año en accidentes de tráfico, no son suficientes. Los miles que no fueron aceptados en la escuela, y tampoco tienen trabajo no son un problema. Los millones de jóvenes que viven deprimidos y con ganas de suicidarse tampoco preocupan o indignan.
Pero la muerte de Fernando Martí, hijo de un gran empresario, esa sí duele, porque pone de manifiesto que este país ya no es un lugar seguro ni para quienes lo tienen todo. Porque confirma que los ricos también lloran. Porque esa muerte confirma la sociedad canibal que hemos dejado que se instale como nuestra sociedad.
Esta reflexión no es una crítica a la marcha y a quien decida ir. No es una invitación a no hacer nada y a esconder la cabeza en la tierra porque las cosas están muy feas. No estoy invalidando la marcha solo porque la encabezan empresarios y la ultraderecha del país.
Es una reflexión sobre la magnitud de los problemas, sus causas, sus relaciones sistémicas y una crítica de cómo se contruye la opinión pública: cuando algo molesta a la élite mexicana, eso molesta a todos los mexicanos que mayoritariamente sólo ven la televisión y son manipulados emocionalmente por ella, sin darse cuenta.
Si esta eite quiere hacer una diferencia, puede hacerlo sin marchar. Pero lo que quieren no es que haya menos pobres o que se detenga la descomposición generalizada de la sociedad: lo que quieren es aumentar las penas para los que se atreven a delinquir en su contra, mientras ellos pueden impunemente seguir saqueando al país.
Ellos, los triunfadores, necesitan que los ciudadanos hagamos grande su marcha, porque ellos son muy poquitos. La marcha se verá enorme y en todo el país, no porque realmente lo sea (como han sido las marchas por el rescate del campo, contra el TLC, por el respeto a los migrantes en Estados Unidos o por la reforma a los medios de comunicación), sino porque los dueños del dinero son dueños de los medios de comunicación que se encargan de ignorar los clamores públicos de los temas que no les convienen y de hacer gigantes, los temas que sí son de su interés.
Yo no asistiré a la marcha porque no creo en la pena de muerte, ni que ésta se ponga en manos de corruptos comprobados. Mi pena por el inocente de Fernando Martí la expreso en esta lista y los invito a hacer una diferencia en contra de la descomposición de una sociedad excluyente e inmoral, con pequeños actos cotidianos, como jugar con los niños, escuchar a los jóvenes, apagar la tele, separar la basura, hacer composta, pensar antes de comprar y andar en bici.
Lo pequeño es hermoso y puede cambiar al mundo.
saludos
Areli
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