Trabajo y apoyos para erradicar ese delito
AMLO pone en marcha planes de bienestar para poner fin al huachicoleo
Se destinarán $189.3 millones para los pobladores de Acambay, estado de México
▲ Este martes, en Acambay, estado de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó la entrega de apoyos de programas sociales para evitar el huachicol.Foto Pablo Ramos
Alonso Urrutia
Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de enero de 2019, p. 3
Miércoles 23 de enero de 2019, p. 3
Acambay, Edomex., En su primera incursión en tierras con fuerte presencia de huachicoleros, el presidente Andrés Manuel López Obrador cuestionó:
¿Cuál es ese mal que más afecta a los mexicanos? ¿Cuál es ese cáncer? La corrupción, sentenció.
Fue el preámbulo para decretar el principio del fin de una de las ramificaciones de la corrupción que más ha crecido: “Se acaba el huachicol –arengó ante la multitud–, esa práctica ilegal y perversa”.
El robo de combustible, popularmente conocido como huachicol, “es una actividad que ocupa –detalló el Presidente– válvulas hechizas y ordeña de ductos para robarse la gasolina. Los que más se beneficiaban del mercado negro de la gasolina eran unos cuantos de los de arriba, pero indujeron a muchos a que hicieran lo mismo para tener el apoyo de la gente”.
Acambay –una comunidad que fue señalada tras la reciente difusión de un video en el que se observa a decenas de pobladores que robaban combustible de una toma clandestina– fue elegida por el jefe del Ejecutivo federal para realizar la primera asamblea comunitaria con la finalidad de explicar los males del huachicol y lanzar los Programas Integrales de Bienestar, un paquete de apoyos dirigidos a las comunidades para desalentarlo.
No quiero estigmatizar al municipio porque no es una práctica que tenga que ver con la mayoría de la gente y quien lo hizo fue por necesidad, justificó. Ya no se quiere que eso continúe porque, como se vio en Hidalgo, es un gran riesgo para la gente.
“No va a haber huachicol ni arriba ni abajo. Lo justificaban diciendo que si roban los de arriba, por qué no vamos a robar los de abajo”, dijo entre gritos de respaldo de la comunidad, dividida en sus filias políticas entre priístas y morenistas.
¿Y cómo le vamos a hacer si no hay apoyos, no hay oportunidades, si no hay empleos, con un campo cada vez más abandonado, si cada vez hay más pobreza?, decían.
El vaticinio del fin del huachicol lo sustentó López Obrador en la política social y el anuncio de que se destinarán 189.3 millones de pesos a esta región del norte del estado de México –
donde hay mucha necesidad, mucha pobreza–, divididos en ocho programas sociales para que la gente no se vea orillada a adherirse a estas prácticas ilegales.
Los Programas Integrales de Bienestar que incluirán a 91 municipios por donde cruzan los ductos de Petróleos Mexicanos, incluyen:
Respaldo a los jóvenes para insertarlos en el mercado laboral; becas en sus diversas vertientes; tandas del bienestar para apoyar a pequeños comerciantes o productores mediante créditos a la palabra; el incremento y universalización del programa de adultos mayores, y los recursos que se canalizarán a los productores del campo.
Todos serán apoyos directos y sin intermediarios, subrayó Andrés Manuel López Obrador antes de volver al tema medular de la gira: el robo de combustible.
“Cuando llego a la Presidencia y me dan el reporte de lo que se robaban, el equivalente –en algunos días– ¡a mil 200 pipas!, dije: eso se acabó.”
Por eso estamos pobres, se escuchó una voz del auditorio.
El Presidente agregó:
¿Saben a cuánto ascendía ese robo? A ¡65 mil millones de pesos. Ya era un asunto desmedido!
Tras proclamar que no es cómplice de corruptos, consideró que ahora ya
no habrá necesidad de que la gente tenga que dedicarse a esas actividades ilícitas. Ese es el nuevo gobierno de la República.
López Obrador concluyó su intervención involucrando a la comunidad y pidiendo su colaboración en este esfuerzo.
“¿Cuento con ustedes? ¿Se acaba el huachicol?”, preguntó.
Y en respuesta obtuvo una masiva adhesión.
Entre la población de las diversas comunidades de Acambay no tienen muy claro cómo ni cuándo llegarán los apoyos, aunque el Presidente haya anunciado que ya están llegando.
Por ahora tienen más certezas de dónde se encuentran las tomas clandestinas, que son muchas.
Ahí nomás, tras ese cerro hay una, sostiene la señora Juana Mondragón, quien además murmura:
Hace 15 días, ahí hubo una balacera. Es gente mala que quiere dinero fácil, pero muchos no son de aquí, agrega para exculpar parcialmente a sus paisanos.
De inmediato invierte la pregunta:
¿Dónde hay que registrarse para que le den a uno los apoyos para adultos mayores?
Su hermana, Cleotilde, le informa –con tono de cierta recriminación– que la semana pasada varios funcionarios pasaron a las casas para censarlos.
Rumbo a la salida de la Unidad Deportiva Juan del Mazo López, Patrocinio Olvera, un ejidatario ya entrado en años, salió sonriente de la reunión con el Presidente. Hace cuentas: lo que le darían para su parcela, ubicada en la zona de heladas, que padece para cultivarla; su hijo, propietario de una papelería, y lo que le darían por ser adulto mayor. Tiene motivos para celebrar.
López Obrador hizo una pausa para comer con el gobernador del estado, Alfredo del Mazo –quien durante el acto fue vitoreado y abucheado a la vez– antes de dirigirse a Ixtlahuaca, otro municipio bajo asedio del huachicol.
En este lugar, de importante presencia indígena, se realizó otra asamblea informativa. Empecinado en erradicar el huachicol, el Presidente repitió la fórmula ante las comunidades de Ixtlahuaca: apoyos sociales para contrarrestar prácticas ilegales.
Así es como vamos a enfrentar este flagelo, concluyó.
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