COLUMNAS
AMLO pega jonrón contra la corrupción. Cayó Ancira, caerá Lozoya. ¿En la mira Coldwell, Videgaray, Ildelfonso?
En el asunto complicadísimo de limpiar la casa Andrés Manuel no iba a fallar
Foto propiedad de: internet
Alonso Ancira Elizondo, propietario de Altos Hornos de México, ha sido detenido. Se le arrestó en Mallorca, España. Y hay también una orden de aprehensión contra el ex director de Pemex, Emilio Lozoya. Excelentes noticias, por supuesto.
Se trata de un éxito digno de aplaudirse del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo objetivo principal siempre ha sido acabar con la corrupción en México, pero también de sus colaboradores, a saber: del director de Pemex, Octavio Romero, que está haciendo, la verdad sea dicha, un trabajo más que sobresaliente; del fiscal general, Alejandro Gertz Manero, a quien no le tiembla la mano, y del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, investigador muy competente, y de su jefe, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el pilar más importante de la 4T en este y en muchos otros temas.
Ancira está detenido por la recompra que hizo Pemex, a un elevadísimo sobreprecio, de una inservible planta de producción de fertilizantes que estaba en poder de Altos Hornos en los tiempos en que Lozoya era el principal ejecutivo de la petrolera.
¿Qué sigue? Fuentes de la fiscalía aseguran que se tendrá que investigar, ¡que ya se investiga! —y, en caso de que proceda, se deberá sancionar— a quienes integraban en 2013 el consejo de Pemex, en el que participaban los entonces secretarios de Hacienda, Luis Videgaray; de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y de Economía, Ildefonso Guajardo, además de los subsecretarios Enrique Ochoa, de Hidrocarburos; Leonardo Beltrán, de Planeación y Transición Energética, y Miguel Messmacher, de Ingresos.
No estoy diciendo que todos ellos sean culpables. No me corresponde juzgarlos. Simplemente, informo que desde hace tiempo se les investiga y, si tienen alguna responsabilidad, serán procesados. Es que, ni hablar, lo que se hizo con la recompra de la planta de fertilizantes fue simple y sencillamente uno de los mayores actos de corrupción de la historia, un crimen contra espantoso la nación mexicana que no puede ni debe quedar sin castigo.
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