Entre el peñato y la CNTE había diferencias irreconciliables porque la contrarreforma educativa del sexenio pasado tenía como objetivos privatizar la educación y dislocar la organización sindical del magisterio para arrasar sus derechos laborales. Por eso el régimen oligárquico reprimió, encarceló y persiguió a los profes.
Entre el lopezobradorismo y los profes, en cambio, hay fundamentales coincidencias de fondo en sus respectivas visiones de país y de sociedad y por eso este gobierno puede hacer frente a los desacuerdos mediante el diálogo y la colaboración.
Ciertamente, entre un partido, un gobierno y un movimiento social y sindical no puede haber una identidad total porque los objetivos de esas tres instancias son distintos, y es lógico que surjan diferencias tácticas y diferencias sobre algunos asuntos. Pero la 4T necesita a todas las expresiones del magisterio (CNTE y SNTE) como actores centrales del cambio nacional y la construcción de un nuevo pacto social.
Eso hace rabiar a quienes habían venido realizando negocios tan astronómicos como inmorales al amparo del sistema educativo, a los tecnócratas perfumados que lo controlaban y a quienes se intoxicaron con la propaganda difamatoria en contra de los profes ("mugrosos, huevones, ya dejen de estorbar la circulación y pónganse a trabajar"). Pero el entripado no proviene únicamente de los negocios perdidos y de los intereses afectados sino, sobre todo, de su rechazo clasista y racista ante un gobierno de plebeyos y para plebeyos que integra de manera preferencial en la redacción de las leyes y en la definición de las políticas públicas a los oprimidos de siempre.
Mi pésame para Claudio X. González y doctores del ITAM y Harvard que lo acompañan.
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