Los dos hijos pródigos y desobedientes y la única hija aplicada de López Obrador
Los hombres de poder finalmente favorecen a quienes ven como sus hijos... o hijas
Foto propiedad de: internet“Un domingo estando herrando se encontraron dos mancebos/ metiendo mano a sus fierros como queriendo pelear/ Cuando se estaban peleando pues llegó su padre de uno/ hijo de mi corazón ya no pelies con ninguno/ Quítese de aquí mi padre que estoy mas bravo que un león/ no vaya a sacar mi espada y le traspase el corazón/ Hijo de mi corazón por lo que acabas de hablar/ antes de que raye el sol la vida le han de quitar”. El hijo desobediente
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Saquen el mejor vestido, y vístanle; y pongan un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traigan el becerro gordo y mátenlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. Parábola del hijo pródigo en el Evangelio según san Lucas
Esta mañana de mañanera me escribió por WhatsApp algo bastante interesante el reportero de SDP Noticias, Alberto Rodríguez —presente en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, donde todos los días, desde las 7:00 AM, poco más temprano, poco más tarde, Andrés Manuel dialoga con la prensa mexicana:
Alberto sobre la relación AMLO-Ebrard
“El presidente López Obrador parece tener una relación muy casual, cordial, con la mayoría de sus colaboradores. Sin embargo, llama la atención que el trato con Marcelo Ebrard es distinto: más seco, más mandón, pero al mismo tiempo da la impresión de ser una relación más cálida, que pasa más por lo tutelar, lo paternal incluso, que por lo político o laboral”.
Alberto sobre la relación AMLO-Sheinbaum
“Este trato solo parece repetirse con otra colaboradora de muchos años: Claudia Sheinbaum, quien, para muchos, es la verdadera favorita en una todavía lejana (pero ya muy acelerada) sucesión presidencial”.
Andrés Manuel y César Yáñez
En opinión de muchos así veía el presidente López Obrador a su coordinador de Comunicación de toda la vida. Imposible saber si así sigue viendo Andrés a César, ya que se han distanciado debido a que este último desobedeció la orden de ser austero en cualquier circunstancia —cometió el pecado, por lo visto aún no perdonado, de tener una boda más o menos lujosa, que él no pagó, sino su novia, por cierto con recursos privados perfectamente legales.
Ebrard, desobediente y pródigo, ya perdonado
Marcelo volvió al proyecto del López Obrador después de que las circunstancias lo alejaron. Ellos disputaron la candidatura presidencial de 2012 y, en ese proceso, Ebrard Ebrard apoyó alianzas de la izquierda con el PAN que Andrés Manuel siempre consideró inaceptables. Marcelo desobedeció, no puede haber la menor duda. El hoy canciller lo hizo, para colmo, como aliado de los impresentables chuchos —sí, los que destruyeron al PRD.
Ya como ex gobernante de la capital mexicana, Marcelo Ebrard se convirtió en un pasivo para el proyecto de Andrés Manuel a partir de que Miguel Ángel Mancera lo persiguió —la amenaza de la cárcel fue real— por el problema de la línea 12 del metro. Por esa razón, López Obrador no lo apoyó para ser diputado en las elecciones intermedias del pasado sexenio.
El hecho es que por errores suyos de desobediencia y por ataques que recibió, Ebrard, como el hijo pródigo de la parábola bíblica, derrochó su capital político. Pero, cuando con humildad aceptó su derrota, Andrés Manuel lo perdonó y le ha organizado tantas fiestas que es uno de los secretarios más influyentes del gabinete presidencial y, sin duda, López Obrador lo tiene entre sus favoritos para sucederle en 2024.
Y César, ¿por qué Andrés Manuel no lo perdona?
Yáñez también derrochó su capital político al aceptar que su esposa organizara una fiesta matrimonial que no iba a ser del agrado del austero presidente de México. Suponiendo que se equivocó, ¿por qué sigue castigado por Andrés Manuel? ¿No es ya excesiva la sanción? Enseguida, para consumo del presidente López Obrador, un video en el que el papa Francisco explica la parábola del hijo pródigo:
Claudia, la niña aplicada
“A los hombres se les enseña a pedir perdón por sus fallos; a las mujeres, por sus éxitos”, dijo la publicista y columnista estadounidense Lois Wyse. Lo único que puede descarrilar a Claudia Sheinbaum, esto es, sacarla de la vía del cariño y el respeto que le tiene Andrés Manuel será el seguir haciendo, como siempre, extraordinariamente bien las cosas. Es la hija aplicada del presidente de México y genera celos, más por ser mujer, aunque sea un hecho la muy notable presencia femenina en el gabinete presidencial. Nunca había habido tantas mujeres en cargos de primer nivel en el gobierno federal. Todas ellas brillantes, sí, pero ninguna con las calificaciones perfectas de la doctora Sheinbaum. Y conste, en el contexto de este artículo el único profesor que califica es López Obrador.
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