lunes, 20 de abril de 2020

En las crisis del petróleo y del Covid-19, por México ¡es un honor estar con Obrador!

  
DESAFUERO
Como siempre, en el Zócalo con Andrés Manuel; esta vez virtualmenteInternet

Es la guerra. Hay que seguir peleando contra el coronavirus fuera de las trincheras del aislamiento que relativamente nos habían estado protegiendo.

Ha caído el precio del petróleo a niveles históricos, nunca vistos por lo bajos.
La mezcla mexicana, que es la que nos importa, se cotiza en valores negativos.
Se había pronosticado: la pandemia, en sí misma terrible, iba a dar paso a la catástrofe económica.
Como en todo, en el combate estrictamente sanitario al Covd-19 se han hecho algunas cosas correctamente y otras en forma indebida. Pero ese frente, sin descuidarlo, ya no debemos verlo como el más preocupante.
Ya no hay opción: en esta guerra, mundial desde luego, tendremos que seguir peleando contra la espantosa enfermedad fuera de las trincheras del aislamiento que relativamente nos habían estado protegiendo.
Si nos quedamos en el encierro, que era necesario para defendernos del sorpresivo ataque inicial del coronavirus, no vamos a ganar.
Es verdad, llegó la hora de dejar las barricadas porque no solo nos está agrediendo, por aire, el odiado virus, al que más o menos habíamos logrado neutralizar quedándonos en casa.
Ahora también nos ataca, por tierra, lo peor que tiene el sistema económico global que no entiende de sacrificios familiares y personales: la inestabilidad que lleva a la recesión y al desempleo.

Con precauciones, debemos salir ya a trabajar, no hay de otra

Ni hablar, lo que se impone es salir a dar la pelea al único enemigo, el económico, al que sí podemos verle la cara y al que hemos derrotado en otras ocasiones.
Teniendo a la mano todas las protecciones sanitarias que logremos conseguir, debemos:
√ volver a los restaurantes, si se quiere con la mitad de las mesas disponibles para evitar el contacto excesivo;
√ regresar a los hoteles, si la prudencia lo aconseja con una habitación abierta y uno o hasta dos cerradas, todavía con los spa y las piscinas sin operar;
√ permanecer trabajando en casa quienes puedan hacerlo, bastantes y cada día más personas, gracias a la tecnología;
√ consumir mucha más cerveza, maravillosa bebida, algo que desde luego exigirá que las cervecerías la produzcan de nuevo, con sana distancia entre sus trabajadores, pero productivos todos ellos;
√ volar de nuevo, con la mitad de los asientos sin venderse en los aviones;
√ adquirir por teléfono o en persona lo que venden Liverpool y el Palacio de Hierro, cuyos gerentes deben controlar la entrada, de 50 en 50 clientes por turno, por decir algo.
Desde hace tiempo, todos, todas en México estamos perfectamente conscientes de que no debemos acercarnos a los otros, entonces ¡no nos acerquemos de más!, pero en la mayor distancia posible que la productividad permita —lo que desde luego representa riesgos— nuestro país debe volver a la actividad; el mundo también, necesariamente.
El campo de batalla es ahora la industria, la agricultura, el comercio, los servicios.
Ya urge volver a trabajar, con el debido cuidado por supuesto. Prohibiendo unas pocas, pero no la mayoría, de las actividades económicas obligadas a esperar el descubrimiento de una vacuna, es decir,
√ no debe haber —es lo primero que debió cancelarse, y no se hizo— espectáculos masivos como el Vive Latino;
√ los estadios deberán seguir vacíos; los empresarios del negocio deportivo se equivocan al insistir en que pronto habrá condiciones para que vuelva la Fórmula 1 o bien para que se reinicien las ligas de futbol;
√ tendrá que posponerse para otro año el Tour de Francia, algo que en lo personal particularmente lamento;
√ los niños y las niñas, porque pueden hacerlo, tendrán que seguir en casa, con clases a distancia, por internet los conectados y por TV los menos favorecidos.

Todos con AMLO

En México, además de lo anterior debemos apoyar, solo en lo que dura la crisis, incondicionalmente al capitán de nuestro ejército, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
AMLO es un hombre genial, con grandes intuiciones. Sabrá hacer lo correcto, que creo consistirá en hacer lo mismo que en el combate a la pandemia: dejar que la estrategia la decidan los que más saben.
Tendrá Andrés Manuel que permitir que la lucha por reactivar la economía la encabecen los economistas del gobierno, que los hay muy buenos, pero también aquellos que en su equipo —pienso en Poncho Romo— conocen de sobra lo que necesitan los empresarios para no morir.
Andrés Manuel no fallará. Es un ser humano con un muy desarrollado sentido de la ética y del compromiso, que sabrá estar a la altura de las circunstancias.
Ojalá los demás no estorbemos. Invito especialmente a la prensa a actuar con responsabilidad. Porque no habíamos salido del enojo por el exabrupto de Javier Alatorre en TV Azteca, cuando amanecimos con las columnas —en Reforma y en El Financiero— de dos analistas francamente miserables, carroñeros y hasta promotores de ambientes golpistas, como Denise Dresse y Pablo Hirart. Carajo, si no van a ayudar no estorben.
Por lo que a mí respecta, repito lo que oí tantas veces en los numerosos mitines en que acompañé a Andrés Manuel: “¡Es un honor estar con Obrador!”.

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