jueves, 10 de agosto de 2017

Ciudad Perdida
¡Adiós, Jaime!
Justicia, su sino
Sheinbaum, en espacios laborales
Miguel Ángel Velázquez
S
in curas ni misas, sin guardias de funcionarios con ambiciones, pero con aquello que Juncia, su hija, declaró como milagro: Mi papá hizo que en medio de la sala del velatorio naciera un jardín lleno de flores, salpicado de whisky y de rock, Jaime Avilés, periodista, actor, guionista, hombre de odios profundos y amores sublimes, se fue como torero mandón, por la puerta grande.
Jaime murió a la hora que le se pegó la gana, a esa hora en la que empieza la madrugada, a esa hora en la que él abandonaba cualquiera de los antros de la Condesa o la Roma, y copa en mano se lanzaba a la caza de los amores efímeros, de mujeres jóvenes que también buscaban la luz de las sonrisas para acompañar sus soledades.
Pero más allá de la aventura, Avilés correteaba por todos lados la justicia, desde las tablas de un escenario de teatro carpero o desde las páginas de La Jornada. No le importaba que en esa búsqueda, a veces frenética, se le acusara de loco, de falaz, porque siempre acertaba en el blanco, aunque la furia de su ataque a veces desvirtuara lo complejo y lo profundo de sus escritos.
Amigo de muchos, en sus últimos tiempos se disgustó con la pasividad de todos. Como si supiera que ya no había mucha arena en su reloj, demandaba vida y justicia a 10 mil por hora, y cuando no se alcanzaba esa velocidad se enfadaba y reñía con sus amigos, y con los que no, no perdonaba el dejar pasar, el no hacer nada cuando la injusticia se tragaba al país a puños, y lanzaba sentencias y mentadas como quien quiere que el letargo acabe.
Por eso era difícil suponer que el velatorio se llenara de amigos… y de flores, pero hasta allí, a una funeraria del sur de la ciudad, llegaron los que le comprendían. Y es que la lucha por la justicia casi siempre es incomprensible, casi siempre huele a locura, pero nada los detuvo, llegaron y bebieron, y lo recordaron y le dijeron cuánto lo estimaban, cuánto lo querían. Sentimientos que no caben en el ruin, en el déspota, a los que combatía.
Jaime Avilés ha muerto. ¡Viva Jaime!
De pasadita
Dicho todo lo que se ha dicho, esto que le vamos a contar, por más jalado de los cabellos que parezca, es cierto. Ayer por la noche, más allá de las 21 horas, la delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, se reunió en la sede del Partido del Trabajo (PT) con su presidente y sus militantes, a invitación de éstos.
La funcionaria se mostró extrañada por la invitación a platicar, e incluso, nos cuentan, expresó algo así como: una reunión no tiene mayor importancia, el PT ya decidió apoyar a otro candidato.
Del otro lado la respuesta fue contundente, y se argumentó más o menos de esta manera: sí, hemos tenido reuniones, pero no hemos decidido a quién apoyar. Lo que el delegado de Cuauhtémoc declaró es cosa de él, por eso la estamos invitando.
Luego de eso, la delegada de Tlalpan decidió ir al encuentro con el Partido del Trabajo, que según esta plática, aún no tiene candidata o candidato, pero se mostró interesado en la dama de Morena. Ya les platicaremos en qué quedó la reunión.
Lo que sí es muy probable, y nadie puede descartarlo, es que luego de las próximas elecciones una mujer sea quien encabece la administración pública de la Ciudad de México, cosa de mirar el abanico de personajes que están en la línea de salida, y de observar que las más calificadas son las mujeres. La ciudad decidirá.

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