domingo, 24 de diciembre de 2017

El Despertar
 Ayer y hoy en la capital: ¿cuál es mejor?
José Agustín Ortiz Pinchetti
E
l ambiente decembrino nos invita a la nostalgia. En particular a mi generación, los nacidos en los años 40, la tendencia es considerar que los tiempos de nuestras lozanías fueron mucho mejores que los actuales.
Empecemos por la capital, donde nacimos y crecimos y se ha incorporado gente de todo el país. En nuestra primera juventud, la ciudad no llegaba a 2 millones de habitantes y apenas empezaba su expansión. Los usos, costumbres e ideas de la urbe porfiriana estaban aún fuertemente arraigados en nuestras familias. El viejo núcleo formado por el Zócalo con su catedral, sus instituciones privadas y públicas y su universidad se ubicaba aún en el corazón de la capital. Podía hablarse de la Ciudad de los Palacios y de la grandeza mexicana. Las condiciones de seguridad eran mucho mejores que ahora, el aire era respirable; podíamos jugar en las calles, porque el flujo de automóviles no era abundante. Las influencias hispánicas e indígenas eran muy fuertes. La presencia de la cultura estadunidense apenas empezaba a adquirir una importancia decisiva.
Hoy vivimos en la Ciudad de México 9 millones de personas. Si uno ve más allá, hacia el circo de montañas, tan ponderado por los viajeros del pasado, verá entre la bruma amenazante otras poblaciones que crecen más allá de todo control urbano incluso, la mancha está depredando y devorando los bosques de encino y pino de la sierra; y la sierra nevada apenas se puede distinguir por la contaminación. En toda la cuenca vivimos más de 23 millones. Las arterias que comunican a este conjunto urbano se congestionan; se percibe una clara desproporción entre el tejido urbano y las zonas verdes.
Todo esto es monstruoso, y confirmamos la irracionalidad y la codicia de este fenómeno al repasar los índices básicos, porque la mitad de la población vive en la pobreza y 500 mil o más en la miseria. Los índices de delincuencia han aumentado. El color oscuro en la atmósfera se debe a sustancias tóxicas. Durante este año sólo hemos respirado aire limpio unos 20 días. Somos una de las primeras ciudades en el mundo con más congestión vial.
A pesar de este escenario grotesco, las existencias de la gente de hoy son claramente mejores, la esperanza de vida es mayor, somos más laicos y tolerantes. Hoy la ciudad tiene gran diversidad, núcleos urbanos ultramodernos, 120 museos y una variedad de espectáculos inimaginables en los 50. Las posibilidades de libertad personal han aumentado. Todavía se puede vivir muy bien en la Ciudad de México y sus problemas complejos pueden ser mejor afrontados por personas con nuevas perspectivas, más exigentes, mejor organizadas y más alertas.
Twitter: @ortizpinchetti

No hay comentarios: