Anoche, en las divagaciones de fin de año, la locura me rondaba como un mensajero desconocido.
Entresueños supe que me gusta ser orate; es más, que me fascina serlo y habitar en la casa de los dementes.
Recordé a Erasmo de Rotterdam y su «Elogio de la locura» (1511), de donde he tomado esta ancestral dicotomía:
Entresueños supe que me gusta ser orate; es más, que me fascina serlo y habitar en la casa de los dementes.
Recordé a Erasmo de Rotterdam y su «Elogio de la locura» (1511), de donde he tomado esta ancestral dicotomía:
«No debe olvidarse que todo lo que en la tierra se hace es obra de locos y para locos, y el que desee apartarse de la universal corriente, debe seguir el ejemplo de Timón: retirarse a un yermo para gozar libremente su sabiduría y de la paz de la naturaleza».
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