La cultura de los candidatos presidenciales
No. Desafortunadamente no hablaré de la cultura personal de los candidatos a la presidencia, sus gustos, sus aficiones; que es un tema de verdad interesante. En cambio, hablaré de la política cultural que pretenden impulsar en caso de llegar al poder.
Y es que el pasado 29 de mayo, TV UNAM realizó una suerte de charla-debate, “Encuentro por la Cultura” entre los encargados de esas políticas culturales de las tres principales coaliciones en la contienda. Alejandra Frausto, de Morena. Raúl Padilla, del PAN. César Moheno, del PRI.
Natural que los tres estuvieron de acuerdo en la importancia de la cultura para el desarrollo del país, la diferencia está en los detalles.
1. Moheno, quien planteó a la política cultural como “núcleo para el desarrollo del país” defendió más bien lo que ha hecho el gobierno actual –una especie de representante de Peña en vez de Meade, aunque sea lo mismo- olvidando los graves retrocesos debidos a la reducción drástica del presupuesto para el sector.
2. Padilla, que planteó la cultura como “algo esencial para el futuro de México” e hizo propuestas interesantes y articuladas olvidó que representa a un partido, el PAN, que ha tenido en general un desapego, un desinterés, un desdén por la cultura.
3. Frausto, que sería la secretaria de Cultura del gobierno de López Obrador, considerando la tendencia al parecer irreversible de las encuestas y que es el único candidato que ha dado a conocer con mucha anticipación su posible gabinete, planteó variantes interesantes teniendo a la cultura como un derecho humano y como plataforma de transformación: 1. Construcción del programa cultural a partir de “la escucha y de la tierra”, lo que interpreto como el oído y el diálogo, escuchar y dialogar con las comunidades que hacen la cultura en todo el país. 2. Inclusión de los excluidos. 3. El arte como parte de la calidad de vida. 4. Las misiones culturales. Algo que me interesa destacar, pues me parece que pretende rescatar un programa histórico de grandes beneficios para el país.
Con misiones culturales quiero suponer que se refiere al programa creado y desarrollado por José Vasconcelos a partir de la Secretaría de Educación Pública que había fundado en 1921 durante el gobierno de Álvaro Obregón. El llamado “Ulises Criollo Mexicano” había convocado a artistas e intelectuales, poetas, pintores, músicos a participar en el fenómeno que sería conocido como cruzada educativa y cultural vasconceliana o vasconcelista.
Las misiones culturales jugaron un papel muy importante en ese proceso histórico, en la incorporación, la integración y el desarrollo del país. Creo que es una buena idea rescatar el nombre y la idea, pues un cambio en verdad democrático como el que pretendería el nuevo gobierno requiere también, como hace casi 100 años, un movimiento prácticamente revolucionario en la educación y la cultura que establezca condiciones para un México con justicia, equidad y oportunidad.
Y hablando de oportunidad y de excluidos, tengo una pregunta para quien llegue a ocupar la Secretaría de Cultura, que bien podría ser Frausto: ¿Qué van a hacer con las mafias del poder enquistadas en la burocracia cultural? Porque las mafias culturales existen. Sus miembros se mueven parasitariamente de un lado a otro, se intercambian posiciones, de un gobierno a otro, de un partido a otro, de una oficina a otra, de una dependencia a otra, de un jefe a otro. Nada los mueve, cierran posibilidades a nuevas alternativas.
No quisiera quedarme con la respuesta de un amigo cantante y compositor: “¡Héctor, a esos nunca los van a quitar!, ¡siempre van a estar allí!”. Un cambio verdadero significaría también la erradicación de estas mafias culturales, una apertura democrática de la cultura y de la política cultural para todos.
P.d. Aquí el video de la video-columna:
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