domingo, 29 de marzo de 2020

Despertar en la IV República
El búmeran del coronavirus
E
l coronavirus: una enfermedad interesante. La produce un virus gordo, lleno de puntas y hasta hoy sin remedio. No es tan terrible como se ha hecho creer. En China, donde se originó, está dejando de infectar a la gente. Mató a 3 mil quinientas personas. Si se contrasta esta cifra con la de infectados, apenas representaría 4 por ciento. En México apenas despunta y ha matado como a una docena y ha infectado a 600 o 700.
Ataca sobretodo al grupo al que pertenezco: mayores de 75 años, pero, además, a los que están debilitados con una patología grave. Las enferemades respiratorias en la época de frío barren con la población más vieja. Antiguamente se decía enero y febrero el desviejadero.
La enfermedad es un fenómeno global, por eso le llaman pandemia. Se ha presentado en todos los países y es tema de conversación en todas las lenguas. En todas partes ha provocado que la gente se repliegue en sus casas, en algunos países bajo pena de cárcel.
La verdadera pandemia es el pánico que provoca. Una verdadera paranoia y, como la economía, se produce en la mente de la gente el temor a contraer el virus, aunque sea remoto, paraliza a la gente, la repliega a sus casas y la fuerza que trabaja y que produce se paraliza.
En México el miedo es muy pernicioso. Distinto de Italia o España, aquí hay millones que si no trabajan, no comen. Es posible imaginar lo que pueden provocar millones y ocasionar un desor-den y una presión colectiva sin precedentes.
En nuestro país se ha implementado una verdadera campaña del miedo para dañar al gobierno, que, por cierto, ha estado manejando muy bien las cosas. Yo me pregunto por qué en epidemias graves que hemos padecido no se orientó a la opinión pública contra el gobierno. La respuesta es sencilla: la enorme cantidad de dinero que los gobiernos pasados emplearon para ocultar los efectos de una enfermedad colectiva. Ahora el soborno no viene del gobierno, sino de sus enemigos. Es evidente como se está orquestando una ofensiva para aterrorizar a la gente que al final de cuentas va a rebotar contra las que la han provocado.
Colaboró: Mario Antonio Domínguez

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