sábado, 28 de marzo de 2020

México SA
Tres tristes primitivos // Covid-19 da para todo
E
n estos tiempos pandémicos la feligresía neoliberal muestra el cobre por doquier y en su enfermedad promueve el falso debate que busca convencer a los gobiernos del mundo de que en estos momentos aciagos la prioridad es el salvamento económico y no la protección de vidas. Ahí están los patéticos ejemplos de Donald Trump, Boris Johnson y Jair Bolsonaro (representantes de la más pútrida ultraderecha), quienes son mensajeros, a la vez que destinatarios, de esa primitiva forma de arreglar las cosas.
Tarde que temprano la economía es recuperable, pero las vidas no. Pero esa tercia de cavernarios insiste en que el Covid-19 no pasa de ser una gripita. En su feroz lucha por decir la mayor cantidad de idioteces por segundo, Trump, Johnson y Bolsonaro cotidianamentereiteran ese dicho, a pesar del contundente avance de la pandemia. En los hechos, rápidamente, ese resfriado ha llevado a Estados Unidos a ser el centro mundial de la pandemia (más de 100 mil casos) y a Brasil (más de 3 mil) para el caso latinoamericano, mientras el mechudo primer ministro de Reino Unido (él mismo infectado) parece feliz con el crecimiento exponencial (cerca de 15 mil) en su propia tierra.
Paradójicamente, esos tres cavernarios salvadores, quienes priorizan el asunto económico, representan –por decirlo así– a sus respectivas naciones en el Grupo de los 20 (G20), el mismo que apenas el jueves pasado se comprometió a hacer lo que sea necesario para superar la pandemia y a no escatimar esfuerzos para proteger la vida de las personas, en el entendido de que para combatirla se requiere de una respuesta global transparente, robusta, coordinada, de gran escala y basada en la ciencia, con espíritu de solidaridad. Estamos fuertemente comprometidos a presentar un frente unido ante esta amenaza común, es decir, lo contrario a lo dicho por Trump, Johnson y Bolsonaro. Sin duda, la salud económica es importante, pero no hay discusión: primero la vida.
Pero la pandemia también ha sido útil para que de ella se cuelguen los organismos promotores del modelo neoliberal para encontrar culpables del desplome económico, como en el caso del Fondo Monetario Internacional, el mismo que desde abril del año pasado –cuando menos– advertía sobre el debilitamiento económico global, que apuntaba a otra recesión.
Ahora, con el Conavid-19 arrasando naciones, el responsable de la caída ya no es el depredador modelo neoliberal ni las mafias financieras y empresariales, sino el bicho. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ya encontró a quién echarle la culpa.
La pandemia, dice, deja en claro que hemos entrado en recesión; la caída de la economía será igual o peor que en 2009 (cuando la pandemia de la influenza, que se presentó después de la crisis inmobiliaria y financiera en Estados Unidos que afectó a todo el mundo).
Tal vez de manera inconsciente, la señora Georgieva aportó un dato que pone en entredicho la efectividad de las políticas promovidas por el FMI y adaptadas por los gobiernos neoliberales, es decir, el libre flujo de capitales. Pues bien, según sus palabras, los mercados emergentes han sufrido un éxodo de capitales (léase fuga de) mayor a 83 mil millones de dólares en las últimas semanas y para cubrir ese agujero no les alcanzarán sus propios recursos, ya que muchos (de los países saqueados) ya tienen una elevada carga de deuda.
Y como la pandemia sirve para todo tipo de pretextos, la directora gerente del FMI asegura que la sacudida económica fue repentina, es decir, la misma recesión que el propio organismo veía venir desde mucho antes de la emergencia sanitaria
Lo cierto es que el modelo neoliberal reventó y ya no aguanta más parches, más ajustes, más reformas estructurales, porque hace agua por todas partes.
Las rebanadas del pastel
De López Obrador, con cariño, para Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex: México requiere de empresarios de verdad, no traficantes de influencias, no politiqueros disfrazados de empresarios, que utilizan una representación empresarial para dar el brinco político-electoral.

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