martes, 29 de marzo de 2016

COLUMNAS

La verdadera batalla: Sanders vs Clinton y Trump

@NietzscheAristolun 28 mar 2016 22:36
  
 
Hillary Clinton y Donald Trump
Hillary Clinton y Donald Trump
Foto propiedad de: Internet
El viejo socialista no se rinde ni se cae, por el contrario, toma impulsos que parecen reanimarlo y colocarlo, a pesar de ir aún abajo y de acuerdo a su perspectiva optimista, en la ruta de vencer a Hillary Clinton en la nominación del partido demócrata.
Este fin de semana pasado ha superado con amplitud a Clinton en Washington, Alaska y Hawái. La competencia se ha puesto así: 1004 delegados para Sanders, 1712 para su adversaria. Y los propios gringos de Nueva York, aun los republicanos, perciben con una sonrisa aguda los nervios que el autoproclamado socialista ha puesto sobre la conservadora. El hombre necesitaría un total 2382 delegados para imponerse. Para ello, tiene que aprovechar el impulso de la victoria del fin de semana -el “momentum”, como ellos le llaman; a pesar de la poca atención que las grandes corporaciones de los medios masivos le han puesto al triunfo- y hacer valer el ánimo expresado en el discurso después del excelente logro: que es el mejor candidato demócrata.
En su discurso habló sobre la ridiculez de la campaña republicana si se le encara con la crisis del país. Y persistió en la temática que le interesa a los estadounidenses razonables, críticos: el corrupto sistema de financiación de campañas que permite a los multimillonarios comprar elecciones; la cruda desaparición de la clase media; la grotesca inequidad en el ingreso de la riqueza; la alarma frente al cambio climático; la agobiante deuda de los jóvenes egresados de las universidades.
Y lo impensable e interesante es que, para apuntalar su discurso, hace uso de tres conceptos que causan “horror” a la mentalidad gringa tradicional: socialismo, revolución (política) y educación gratuita. Pero el éxito de su campaña indica que aires frescos recorren a ése país recalcitrantemente ultraconservador. Y Sanders hace bien a Estados Unidos y al mundo, en la medida que su presencia parte de la razón y la solidaridad, no del fanatismo imperialista y protestante.
Como planteé en el segundo de esta serie de textos sobre Sanders y la campaña gringa: “Bernie pudiera ser el gobernante ideal para Estados Unidos y la política internacional. La demagogia y el patente neo-nazismo de Trump serían dañinos al fin para ese país, México y el mundo. El conservadurismo y el poder de Clinton mantendrían el terrible estado de cosas hoy: la crisis entre la sociedad gringa, el sometimiento de México y Latinoamérica, la simulación y la hipocresía hacia el resto del mundo” (“México y Latinoamérica: Entre Sanders y Trump; Hillary”;SDPNoticias.com, 04-03-16).
Es decir, la batalla no es entre Bernie y Hillary. No es entre republicanos y demócratas. Es entre un personaje progresista –real, no demagógico-, Sanders, y sus antagonistas y aun antípodas, los ultraconservadores del establishment, Clinton y Trump. Los suspicaces plantean incluso que el grotesco payaso neonazi actúa en beneficio de la mujer de Bill; son del mismo partido: el poder establecido reacio al cambio que la sociedad necesita y merece

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