La autocrítica en Morena
Gabriela Rodríguez
N
o al PES, lucía el mensaje en letras negras sobre una cartulina blanca sostenida por dos conocidas simpatizantes de Morena: Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez; esto ocurrió al término del evento donde Andrés Manuel López Obrador presentó a su gabinete para 2018. Se trata de dos mujeres de esas que no se quedan en su casa, dos mujeres que corren tras de sí mismas desde que aprendieron a dar un paso hacia adelante, dos mujeres de izquierda. Al día siguiente, en la sede de la autoridad electoral, una activista trans de Morena, María Clemente García Moreno, sacó una bandera de la comunidad gay y cuestionó públicamente la alianza a la presidenta de su partido:
es tu culpa que nuestra bandera se llenará de sangre.
Hay vehemencia en la crítica, porque las posiciones que el PES ha apoyado en el Congreso niegan la universalidad de los derechos humanos y agreden la dignidad de quienes no comulgan con sus valores. Se trata de posiciones que violentan el Estado laico y la libertad de decidir sobre asuntos cruciales para la vida y para la felicidad: ¿qué educación y valores inculcar en los hijos?, ¿cómo mover el cuerpo y expresar el deseo sexual?, ¿cómo definir la propia identidad y elegir con quién vivir?, ¿en qué momento ser madre o padre? ¿cómo garantizar el acceso a una vida libre de discriminación y de violencia?
La reacción de protesta es el vivo ejercicio de la autocrítica. Porque sin autocrítica no hay izquierda. La autocrítica hace la diferencia. La autocrítica no es una actitud individual, sino un abordaje que se propone cambiar la sociedad en forma permanente. No hay manera de avanzar sin el empoderamiento permanente de los ciudadanos, del pueblo y eso se pone a prueba en particular en los momentos críticos.
Dando escucha a ese rechazo, al día siguiente Andrés Manuel López Obrador explicó: “Tenemos que buscar alianzas, por eso se aprobó la alianza con el PT y con Encuentro Social… nunca hemos hecho un acuerdo político a cambio de nuestros principios e ideales”.
Soy partidario del Estado laico, sé muy bien qué debe hacerse para lograr la reconciliación nacional. Aseguró que Morena no es antirreligioso y recurrió a el pensamiento del liberal Ignacio Ramírez, El Nigromante. A la comunidad gay envió un mensaje,
en Morena no somos oportunistas, no luchamos sólo por los votos, luchamos por principios, ideales. No tienen nada que temer. Vamos a respetar la diversidad sexual.
Lo mejor es la referencia a El Nigromante, a quien identificamos con las más liberales ideas del movimiento de Reforma en tiempos de Juárez. Un luchador austero tal como López Obrador, y quien tampoco conoció el reposo. Ignacio Ramírez consideraba que la pobreza personal y nacional sería eliminada por la educación y la conciencia crítica del pueblo. Afirmaba que:
Para suprimir la interdicción de millones de personas que viven precariamente en este país, la educación laica y gratuita es la solución más racional, con mayor futuro y permanencia, mucho más fructífera que una revolución social, que sólo genera muerte y destrucción, o que las soluciones efímeras de corto plazo.
La autocrítica tuvo un efecto muy positivo, obligó a precisar un posicionamiento hacia la comunidad de la diversidad sexual por parte del líder y fundador de Morena; un partido que obliga a sus millones de militantes a respetar los estatutos, los cuales establecen en su artículo 9
la lucha por la igualdad en la diversidad, por hacer valer los derechos de todos y todas frente a la discriminación social, laboral y política. Contra la violencia homofóbica, de género y étnica. Único partido que ha expulsado a una diputada de Campeche por votar contra la iniciativa de matrimonio de personas del mismo sexo, y que ha sancionado con el retiro de derechos partidarios a militantes que incurrieron en acoso sexual, y que en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México brilló por impulsar una agenda en favor de los derechos sexuales y reproductivos.
Otras duras críticas fueron generadas tras el anuncio de que Víctor Villalobos, uno de los promotores de la Ley Monsanto para el uso de transgénicos, ocuparía la Secretaría de Agricultura. Pidió a quienes tengan dudas sobre la autorización del cultivo de semillas transgénicas en su futuro gobierno, que hará
lo que le convenga al pueblo y a la nación, no lo que le convenga a intereses creados. En Twitter expresó:
Si no me creen, ni modo, respetaré siempre el derecho de disentir.
El efecto más positivo de la autocrítica es que se abrió el debate. Porque la tolerancia y el respeto a las diferencias es clave para la convivencia pacífica. El pasado viernes en mi barrio de Coyoacán, al término de un mitin del López Obrador, un grupo de militantes del PRD agredieron a patadas a un periodista de Efecto TV y a militantes de Morena cuando filmaban a los empleados de la delegación quemando las banderas y lonas de Morena.
Para confirmar la vía electoral y evitar una competencia sangrienta, AMLO hoy está apostando por los pactos. Y está moviendo todas las piezas del ajedrez, intenta nuevamente recuperar un poder que los adversarios no quieren soltar a ningún precio. Acaso superó la ingenuidad y comprendió que para ganar hay que pactar, tomando riesgos que a todos nos espantan. Esperemos que esta vez sea Morena quien mueva la pieza del jaque mate.
Twitter: @Gabrielarodr108
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